Yasmín Hernández Romero
Para nadie resulta extraño el sombrío escenario laboral que se le presenta a la inmensa mayoría de los trabajadores, calificados o no: desempleo, por un lado, precariedad laboral, por otro. Esta última se ha constituido en una condición estructural, en tanto que predomina el trabajo inestable, sin protección social, temporal o a tiempo parcial.
En ese contexto debemos situar la emergencia de nuevas realidades laborales, tales como la entrada de Empresas de Redes de Transporte Basadas en Aplicaciones Móviles, como Uber y Cabify, en algunas de las principales ciudades de México y del mundo. Lo anterior constituye una oportunidad de indagación y análisis para los estudiosos de las ciencias sociales. La vasta presencia de esta nueva modalidad de trabajo ha conducido a la llamada ubertization, con la posibilidad de flexibilizar más la vida laboral, adaptándose este tipo de trabajo a los horarios del potencial trabajador.
Algunas aristas de discusión van desde la legalidad o no del servicio que prestan dichas empresas; la configuración de nuevas modalidades de trabajo precario; la aplicación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) en el transporte privado y concesionado y su normatividad, así como el corporativismo que priva en el manejo del sector transporte.
Otro ámbito de discusión tiene que ver con los antagonismos entre nuevos y viejos actores intervinientes en la prestación del servicio de transporte de personas, en la disputa por el espacio, lo cual, seguramente tendrá incidencia en la conformación de nuevas identidades laborales, de los taxistas tradicionales y los conductores de Uber. Habría que explorar si la identificación de los conductores de Uber con la empresa, influye en la productividad y calidad del servicio. Vinculando lo anterior a los procesos de flexibilidad con consenso, de la que hablan las teorías gerenc
No hay comentarios :
Publicar un comentario