Directorio

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jueves, 6 de octubre de 2016

VIVIENDA DIGNA PARA LOS MEXICANOS








Por. Ana Patricia Velásquez Velasco
Colaboradora del Mexiquense Valle de Zumpango
Y estudiante de la Carrera de Derecho
Del Centro Universitario UAEM Zumpango

Durante las últimas décadas, la construcción de unidades habitacionales ha venido tomando un auge impresionante pues, su principal fin se aseguraba, era el brindar un techo y una casa propia a quienes no cuentan con el poder adquisitivo inmediato para comprar una casa; así que a través de organismos como el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, como prestación atractiva integrada a la remuneración de los empleados por sus servicios.
La idea no es mala, en definitiva, sin embargo, hay una serie de factores que hacen la adquisición de este tipo de viviendas no viable por comentar algunos de ellos, la ubicación, lugares donde no hay transporte ni los servicios básicos del hogar como electricidad, agua potable y alcantarillados adecuados, por otra parte la sobrepoblación de niños y jóvenes en edad escolar y las pocas escuelas que ofrecen para dar educación son un motivo que los hace emigrar hasta otro municipio haciendo costoso el mantenimiento de sus estudios y por ende genera deserción escolar, sin duda otro punto en contra es el tamaño de las viviendas y la cantidad de personas que las habitan, en una casa de cien metros cuadrados que cuesta alrededor de $250,000.00 y hasta $400,000.00, donde se pretende brindar techo a familias de hasta ocho integrantes con dos recamas (a veces solo una) y una pieza de baño, donde acomodarse es casi imposible y por si fuera poco solo una persona percibe ingresos económicos asegurando una deuda hasta de veinte años. Otro factor, la oferta y la demanda están desequilibradas pues por lo menos el 30% de estas mini casas, se encuentran actualmente en desuso, siendo saqueadas e invadidas por grupos de delincuencia, utilizadas como “nidos de ratas” y hasta como “tiraderos de cadáveres”, pues no es una novedad que, estas unidades habitacionales son el principal blanco de la delincuencia, que ataca a nuestros jóvenes que son más vulnerables en estas circunstancias de vida, ofreciéndoles drogas, incluso orillándolos a ser parte de un grupo de delincuencia. La inseguridad crece día con día y es por ello que la gente que ilusionada llega a “estrenar” su nueva casa al poco tiempo se va. Pero, ¿qué se tiene en mente para darle fin al deterioro de las unidades habitacionales en ruinas?, es una incógnita que quizá tarde en resolverse y aun así seguimos con nuestras vidas en espera de alcanzar lo que reza nuestro artículo cuarto constitucional “TODA FAMILIA TIENE DERECHO A DISFRUTAR DE VIVIENDA DIGNA Y DECOROSA. LA LEY ESTABLECERA LOS INSTRUMENTOS Y APOYOS NECESARIOS A FIN DE ALCANZAR TAL OBJETIVO.”
Ana Patricia















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