La nostalgia se le nota en la mirada. Su voz se quiebra al recordar. No le gusta estar aquí, parado sobre las ruinas de lo que fue su hogar, su sueño y el sueño de su padre. Esa mañana, Sergio Peralta despertó -como todos en la Ciudad de México- sin saber que en tan solo unos minutos su vida jamás volvería a ser igual.
Si existía un lugar que fuera emblema de glamour, fama, poder y cultura en la Ciudad de México, ése era el hotel Regis. Ubicado sobre avenida Juárez, a un costado de la Alameda Central, fue testigo silencioso de acuerdos políticos del más alto nivel, de las primeras noches que Frank Sinatra y Ava Garner pasaron como marido y mujer. Los pasos de Edith Piaf, quien corría para ver el segundo show de Agustín Lara, quedaban marcados en el eco del lobby.
Para adentrarnos en la historia del Regis, a su época de esplendor, debemos transportarnos a finales de los 40’s, principios de los 50’s, era la era de la posguerra, Europa estaba destruida, Las Vegas aún no se convertía en un centro de espectáculos de alto nivel y México estaba de moda.Desde un Pedro Armendáriz, un Jorge Negrete, una María Félix, Lupe Veles, Mario Moreno Cantinflas, hasta Frank Sinatra y Ava Garner que pasaron aquí su luna de miel en la suite presidencial“Gary Cooper, el rey Carol II de Rumania, Richard Nixon como senador y Fidel Castro cuando llegó a México después del fallido asalto ala Moncada, todos ellos se reunían y se hospedaban en el Regis”, relata Peralta, entonces administrador del hotel.El Hotel Regis contaba, entre muchas otras cosas, con El Capri, considerado uno de los mejores cabarets de la época. Ahí, se presentaron por años Pedro Vargas, Lola Beltrán, José Alfredo Jiménez y Agustín Lara, quien tenía una admiradora y amiga muy especial.
“A principios de los 50’s se inaugura el hotel Del Prado y los principales cabarets de ese momento era El Capri y el Patio, el Del Prado tenía un gran salón, el salón Versalles que también funciona como cabaret y ahí se presentaba el icono de Francia, Edith Piaf, quien después de que terminaba su show, se cruzaba la avenida Juárez para venir a saludar y a ver el segundo show de su amigo Agustín Lara, después se iban juntos e grupo a seguir la velada a casa de Agustín Lara”, señala Peralta.Entre las miles de anécdotas que el entonces administrador del Hotel Regis atesora, destaca el haber visto a un icono del cine internacional, mucho antes de que el mundo la conociera.
“El Capri tenía un anexo, en donde se llevaban a cabo cócteles y algunas reuniones de empresas; hubo un desfile de trajes de baño patrocinado por la marca Catalina, dentro de las concursantes había una que fue conocida algunos años después con el alias de Marylin Monroe”.
Directorio
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario