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jueves, 16 de julio de 2015
Pablo y Chapo
La fuga del Chapo Guzmán en este 2015 y del capo colombiano Pablo Escobar en 1992 tiene pocas cosas en común excepto en un concepto central para la gobernabilidad del país: la pérdida de credibilidad de los gobernantes.
La capacidad y los objetivos del crimen organizado en Colombia en 1992 y en México en 2015 son muy diferentes. Pablo Escobar negoció su entrega y construyó la Cárcel de la Catedral a cambio de que no fuera extraditado a Estados Unidos, desde donde continuó traficando, amenazando y asesinando. Pero la violencia y su continuo desafío a las autoridades colombianas, además de las presiones del gobierno de Estados Unidos, dio como resultado que el expresidente César Gaviria ordenara su traslado a otra cárcel. El exjefe de sicarios del narcotraficante colombiano, John Jairo Velázquez Vázquez, alias El Popeye aseguró que él y Escobar visitaron el penal de la Catedral durante su construcción y ya se tenía trazada la ruta por la cual iban a fugarse. El resto es historia.
Por eso son interesantes las recientes declaraciones del El Popeye en una entrevista para Univisión en la que asegura que El Chapo compró a los guardias del penal de máxima seguridad del Altiplano y a mucha gente, lo que le habría costado aproximadamente unos 50 millones de dólares. El Popeye no cree en la versión oficial de que El ChapoGuzmán haya escapado por un túnel –ya que cuenta con sensores de movimiento, cámaras y sistemas de detección auditiva.
En México todo puede suceder, inclusive el escape del Chapo por el fabuloso túnel del Altiplano, que tal vez costó 50 millones de dólares según El Popeye. Pero un aspecto de los comentarios que hizo este excolaborador de Pablo, y que lo hace interesante, es la predicción de que El Chapo durará unos 18 meses prófugo y que “tarde o temprano perderá porque la DEA y la CIA son muy fuertes”. Además de que, pese a que será difícil “cazarlo”, perderá ante el hecho de que las autoridades de Estados Unidos ofrecen otros 20 millones de dólares por su cabeza.
La presión del gobierno de Estados Unidos es de esperarse, especialmente ante el hecho de que El Chapo es de nuevo uno de sus más buscados. Una de las interrogantes que queda en el aire es si hubo o no un acuerdo con El Chapo Guzmán para no extraditarlo a Estados Unidos. Pero ante su espectacular escape, el gobierno de México debería mostrar un gran despliegue para su recaptura. Y eso es exactamente lo que NO ha ofrecido el gobierno de México.
De hecho la conferencia de prensa ofrecida por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y la procuradora Arely Gómez, más allá de proporcionar información y de prometer perseguir a los responsables y de ofrecer una recompensa de 60 millones de pesos, no pusieron sobre la mesa un plan de cómo capturarían de nuevo alChapo Guzmán.
Los serios cuestionamientos que hicieron los reporteros en la conferencia de prensa probablemente no los había enfrentado así un secretario de Gobernación, pero la frustración de los compañeros se entiende. Detalles como cuántos efectivos en realidad forman parte de la búsqueda, qué organización y quiénes encabezaban el operativo de captura y qué está haciendo el gobierno mexicano para localizar alChapo distan de otras persecuciones de delincuentes que se han escapado de una prisión mexicana. Y ante esta falta de contundencia y lo que parece la carencia de un plan, las expectativas son de que no será recapturado.
Y esto obviamente impacta la credibilidad y la capacidad del gobierno para gobernar. Credibilidad que es crucial en un momento en donde se habla de que en 2015 y 2016 la economía se moverá de manera lenta, por la falta de una estrategia real para enfrentar la violencia y el crimen organizado.
¿Qué pasos tomará el gobierno federal para asegurar que no surja una ola de violencia debido a la fuga del Chapo Guzmán, por las guerras intestinas entre narcos por retomar el control de territorio perdido por elCártel de Sinaloa?
Tal vez la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, no tenga la misma contundencia en los medios, pero es un tema que seguirá en la conciencia de México y que tiene un gran impacto político. Pensar que eventualmente la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán dejará de ser nota de portada en los medios nacionales e internacionales es posible, pero no cambiará la impresión generalizada sobre la capacidad y la credibilidad del gobierno.
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