POR ENRIQUE QUINTANA
Las devaluaciones del peso mexicano frente al dólar pueden dividirse en dos etapas: cuando teníamos un sistema de paridad fija o intervenida, y luego después de 1994-95, cuando se adoptó la paridad flotante. Veamos algunos episodios.
En la era moderna no puede dejar de mencionarse la de 1954. El 17 de abril de ese año, fecha que correspondía al “sábado santo”, se decretó que la paridad del peso frente al dólar se movía de 8.65 a 12.50.
La razón fue que entre 1951 y 1953 las exportaciones mexicanas cayeron diez por ciento y las reservas internacionales se deterioraron. La respuesta fue una devaluación de 44 por ciento.
Después de 1954, la paridad fija siguió hasta 1976. Tras un manejo financiero desastroso, el 31 de agosto de 1976 se anunció que la paridad frente al dólar se dejaría flotante, lo que llevó al dólar a 22 pesos al final del gobierno de Echeverría, una devaluación de 76 por ciento.
En los primeros años del gobierno de López Portillo la paridad se mantuvo más o menos estable. Pero el 18 de febrero de 1982, tras una crisis de divisas, el Banxico volvió a dejar flotar la moneda y al final de ese mes la devaluación ya era de 72 por ciento al llegar el dólar a 46 pesos.
El siguiente salto se dio en agosto de 1982, cuando trascendió que México no podía pagar su deuda externa. Al cierre de ese año, ya en el gobierno de De la Madrid y luego de la estatización de la banca, el dólar llegó a 149 pesos con lo que en 1982 la devaluación acumulada fue de 470 por ciento.
Los años siguientes fueron de locos, con crisis tras crisis. Al término de 1983 el dólar llegó a 161 pesos; a 210 en 1984; 453 en 1985; 913 en 1986; dos mil 225 en 1987 y dos mil 298 en 1988. En seis años el valor del dólar se multiplicó en 15.4 veces.
Quizás ya muchos no recuerden, pero fue un tiempo de desastres.
Con la renegociación de la deuda externa en 1989 se logró una relativa estabilidad. Entre el último día de ese año y el 30 de noviembre de 1994 (ya con un peso al que se quitaron tres ceros), la devaluación fue de 28 por ciento, un promedio de 5.0 por ciento al año.
Pero el 20 de diciembre de 1994, ya en el gobierno de Zedillo, se dio la última devaluación en un régimen de tipo de cambio relativamente controlado. El dólar pasó de 3.46 a 4.99 al final de ese año, un alza de 44 por ciento.
Ya en el sistema de libre flotación, empezamos a tener altibajos. Así como se encarecía, el dólar se abarataba. En marzo de 1995 el dólar se fue a 7.28, luego retrocedió en mayo a 5.92 y volvió a subir hasta 8.13 en noviembre.
El siguiente brinco importante ocurrió tras la crisis financiera rusa de 1998. Allí la paridad se fue hasta 10.35 en octubre y regresó a 9.25 en abril de 1999.
Durante el sexenio de Fox hubo poco movimiento y la depreciación del dólar fue de apenas 2.5 por ciento al año.
El siguiente salto vino con la crisis de 2008. Entre el último día de septiembre de ese año y el fin de diciembre, el dólar se encareció 26 por ciento y llegó a 13.83. El 9 de marzo de 2009 el dólar llegó 15.35. Vino luego una apreciación, que lo llevó hasta 11.56 en mayo de 2011, una ganancia de 25 por ciento.
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