Por Enrique Quintana
El 18 de mayo pasado escribía en este espacio un texto denominado: ¿Por qué va el PRI adelante en las encuestas?
El argumento que entonces esgrimí y lo reiteré en otras ocasiones, fue que el desempeño económico en el primer semestre era el mejor de todo el sexenio y uno de los mejores en varios años.
Escribía entonces:
“En las conversaciones de café, con frecuencia aparece el tema de que la economía está mal.
“Hay cifras que muestran que, al revés, quizá precisamente la situación económica sea uno de los factores que explica esa –para algunos– sorpresiva intención de voto”.
A casi dos semanas de las elecciones, podemos concluir que el resultado validó las previsiones. A nivel federal no hubo sorpresas respecto a las posiciones de las tres primeras fuerzas políticas.
Y, para algunos, la explicación fundamental fue la que adelantábamos hace un mes.
Hace un par de días, ante la Comunidad Libanesa, el presidente Enrique Peña dijo lo siguiente:
“…déjenme referirles, cuando me preguntan: 'oiga a su partido le fue muy bien en la elección que tuvo lugar el pasado 7 de junio. A su partido y partidos aliados… lograron lo que no ocurría desde 1991, mantener una mayoría en la Cámara de Diputados'. Creo que mucho lo explica el que la sociedad está advirtiendo y entendiendo los avances que está habiendo en el desarrollo de nuestra economía”.
Durante los dos primeros años del sexenio crecimos a una tasa de1.8 por ciento en promedio y el consenso de expertos indica en este momento que durante los tres primeros años la tasa media será de2.1 por ciento, la más alta desde los tiempos de Zedillo.
No refiero más cifras. Son públicas.
Agregó más adelante el presidente Peña: “El hecho de que tenga este gobierno el respaldo mayoritario de la Cámara baja, de ninguna manera nos llevará a asumir actitudes autocomplacientes”.
Es de esperarse que así sea porque la otra cara de la moneda es que la votación absoluta obtenida por el PRI y el PVEM es inferior en casi 2.5 millones de votos a la de hace tres años y alrededor de medio millón menos de los recibidos hace seis años, en las elecciones de 2009.
El PRI y aliados obtuvieron la mayoría absoluta en la Cámara, además, porque la oposición se fragmentó y fuerzas como el PAN o el PRD también perdieron electores.
Si el PRI aspira a ganar la mayoría de las gubernaturas el próximo año y a tener la expectativa de volver a obtener la mayoría en las elecciones de 2018, tendrá que hacer lo necesario para aterrizar adecuadamente las reformas y garantizar el crecimiento del país en los próximos años, pero al mismo tiempo avanzar de verdad y no sólo en la retórica en temas esenciales para la vida del país: el combate a la corrupción, la ampliación del Estado de derecho, y la reducción de las desigualdades y la pobreza.
Si lo hace, su perspectiva será el seguir al frente en las preferencias electorales los próximos años. Si no, los vientos podrían soplar en otras direcciones ante un electorado cuyo voto duro es cada vez menor y es más proclive a cambiar sus preferencias electorales.
Por cierto, el lunes seguimos con el análisis de las elecciones que vienen para 2016.
Twitter: @E_Q_
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