De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en nuestro país 33% de la población vive en entidades que registran un bajo nivel de desarrollo humano
México.- El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha generado, desde inicios de la década de los 90, una serie anual de informes sobre el estado del desarrollo humano en el mundo, la cual se basa fundamentalmente en el Índice del Desarrollo Humano, una medida estandarizada cuyo principal elemento innovador fue precisamente el diseñar un instrumento para comparar el grado de progreso y avance en indicadores clave del desarrollo.
Estas mediciones comenzaron a generarse también a escala nacional, y en el caso de nuestro país, con niveles de desagregación tanto para las entidades y el Distrito Federal, como para los municipios y delegaciones que los integran.
Debe decirse que el Índice del Desarrollo Humano (IDH) se agrupa a través detres “subíndices”:
a) salud
b) educación
c) ingresos
Al tener los tres valores, se obtiene un promedio de ellos, con lo que se obtiene el valor general del Índice de Desarrollo Humano, el cual a su vez se clasifica en cuatro categorías: muy alto, alto, medio y bajo.
Los municipios: una historia de contrastes
De acuerdo con el informe sobre la nueva metodología de cálculo del Índice Desarrollo Humano para los municipios del país, lo que se tiene es un panorama de contrastes en todo el territorio nacional. En efecto, si algo documenta esta medición es precisamente que no existe ninguna entidad del país en la que no haya profundas desigualdades entre sus municipios.
Por ejemplo, en Chihuahua se encuentra el municipio de Batopilas, el cual presenta un Índice de Desarrollo con un valor de .387, en una escala del 0 al 10, cuando el promedio estatal del valor del índice es 2.14 veces por arriba de lo registrado en ese municipio.
En contraste, hay otras demarcaciones como Delicias o Aquiles Serdán, en donde se presentan los valores máximos y en los cuales el nivel de vida, medido a través de este indicador, sería aproximadamente similar al que existe en países de Europa central.
De acuerdo con el documento citado, los contrastes encontrados se evidencian en el hecho de que los municipios “catalogados con nivel de desarrollo humano muy alto se encuentran en un intervalo de IDH que va de 0.917 a 0.696, es decir, el valor más alto representa 1.3 veces el valor más bajo. El intervalo que define a los municipios de desarrollo alto va de 0.696 a 0.645, y en el caso del desarrollo medio va de 0.645 a 0.591. En ambos casos, el valor más alto equivale a 1.1 veces el valor del mínimo. La distribución del grupo de IDH bajo oscila entre 0.590 y 0.362. Lo anterior representa una diferencia de 63.1%, es decir, el valor más alto del rango es equivalente a 1.6 veces el valor del mínimo”.
Al respecto debe decirse que esta clasificación debe ser tomada en un sentido relativo; es decir, el análisis estadístico arroja una clasificación en cuatro categorías, a las que se les da una clasificación; sin embargo, si se toma como referencia el Índice de Desarrollo Humano que se genera a nivel internacional, los países clasificados como de “muy alto desarrollo humano” presentan valores en sus índices por arriba del .900.
Por lo anterior, debe tenerse suma cautela al momento de leer e interpretar los resultados, pues de ninguna manera un municipio con un IDH con un valor de .700, como es el caso de Comala, en el estado de Colima, jamás sería comparable en sus niveles de bienestar a países como Finlandia o Noruega.
En los estados: la desigualdad de siempre
La señalada pertinente precaución en la lectura de los resultados del Índice de Desarrollo Humano Municipal se corrobora mediante el Índice de Desarrollo Humano para las Entidades Federativas 2015, elaborado por el propio PNUD en México.
En este documento se afirma que el 22.2% de la población nacional vive en entidades con muy alto desarrollo humano.
En contraste, en el análisis por municipios, se afirma que el 70.4% de la población nacional habita en municipios con muy alto desarrollo humano.
Lo anterior se explica bajo el hecho de la composición demográfica de los municipios del país, pues los más densamente poblados son, al mismo tiempo los que mayores niveles de desarrollo humano alcanzan.
Así, se puede vivir en un municipio con alto o muy alto desarrollo humano en un estado con un grado medio o incluso bajo de desarrollo humano.
En esta complejidad es importante destacar, por citar sólo un ejemplo, el caso de San Sebastián del Tule, en Oaxaca, en el cual se tiene un muy alto grado de desarrollo humano, en la entidad con mayor número y porcentaje de municipios rurales e indígenas, los cuales presentan, como característica general, un bajo nivel de desarrollo humano.
Otra cuestión a destacarse en este informe es la abismal y persistente desigualdad que existe entre los estados de la República mexicana, lo cual ratifica nuevamente el asunto de las desigualdades ya mencionadas entre los municipios.
En efecto, según los datos del PNUD, sólo 22.2% de la población habitaba en el año 2010 en entidades con un muy alto desarrollo humano (26.08 millones de personas); 30.3% del total de habitantes del país radicaba en entidades con alto desarrollo humano (35.58 millones de personas).
En tanto, 14.9% de la población nacional radicaba en entidades con un grado de desarrollo humano medio (17.52 millones de personas); mientras que 32.5% de las y los mexicanos vivía en 2010, en entidades con “bajo nivel de desarrollo humano” (38.11 millones de personas).
El retraso es de siglos
La problemática de la desigualdad identificada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo consiste en estas inmensas brechas, que de acuerdo con el análisis pueden darse en cualquiera de las dimensiones o componentes del índice; es decir, hay entidades en donde las desigualdades se expresan mucho más en el tema de la salud que en el del ingreso, por citar sólo un ejemplo.
La otra cuestión mayor es el lento avance que se ha logrado como país en el incremento de las oportunidades, capacidades y condiciones para el adecuado ejercicio de los derechos humanos en el país, lo cual implica desde luego, el cumplimiento del conjunto de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de la población.
Así las cosas, a una entidad como Chihuahua le tomaría la terrorífica cifra de 200 años, al ritmo actual, para alcanzar el nivel de desarrollo humano que se tiene en el Distrito Federal.
Para una entidad como Chiapas, el ritmo de avance que ha mostrado en las últimas décadas, implicaría que tardaría al menos 44 años alcanzar el nivel de desarrollo humano que tenía en el año 2010 el DF. Es decir, manteniéndose la tendencia, esto ocurría alrededor del año 2054.
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miércoles, 8 de abril de 2015
México social: ¿qué pasa con el desarrollo humano?
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abril 08, 2015
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