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martes, 14 de agosto de 2012

Identificar muertes violentas es un reto pericial

Si un cuerpo no se logra identificar
termina en la fosa común.
Obtener la identidad de un cadáver sólo es posible a través de fotos, huellas o estudios antropométricos

En México sólo 4 documentos sirven para reconocer a una persona que ha muerto de manera violenta: credencial de elector, acta de matrimonio, cartilla del servicio militar y, de manera muy esporádica, bien tomada, el tarjetón de circulación de los taxistas, explican expertos en el DF.

La muerte de un ser humano es quizá uno de los momentos más difíciles para familiares y seres queridos de esa persona fallecida, y más si esa pérdida ocurre de manera trágica: un atropellamiento o por arma de fuego lejos de casa, de las más comunes en la Ciudad de México. Si la persona en cuestión, por motivos diversos, tarda en ser identificada, el sufrimiento y la angustia se multiplican.

Decenas de notas periodísticas relacionadas con una muerte violenta callejera concluyen así: “El cadáver no pudo ser identificado por las autoridades”. En los casos más desafortunados, el cuerpo termina en la fosa común.

En los últimos quince días han fallecido en hechos delictivos más de una veintena de personas en la Ciudad de México. El presunto asaltante colombiano Héctor Javier Hernández Ovalle fue alcanzado por una bala del arma de un policía capitalino cuando huía a bordo de una motocicleta BMW tras perpetrar, junto con algunos cómplices, un asalto a una joyería del Centro Histórico.

La identificación del sudamericano fue complicada, no porque su cuerpo presentara un avanzado estado de descomposición, sino porque no había registros oficiales con los qué comparar sus datos. Sin embargo, fueron sus rasgos físicos los que motivaron un cruce de información entre la Secretaría de Relaciones Exteriores, la embajada de Colombia y la Procuraduría del DF. Así se conoció que el hombre ingresó a México en 2009 con visa de turista.

El director del área de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Rodolfo Rojo Urquieta, dice en entrevista que la identificación de una persona sólo es posible si existen datos para hacer una comparación.

“Si no se tiene con qué comparar –como huellas, fotografías o para hacer un estudio antropométrico–, pues no hay forma de identificar a alguien”, advierte.

Los papeles clave

En septiembre de 1992 el Instituto Federal Electoral (IFE) emitió las primeras credenciales para votar con fotografía y en la que se estampa la huella dactilar. Antes de esa fecha, en México se utilizaba como identificación la licencia de conducir o el pasaporte de una persona o, en el caso de hombres, la cartilla militar.

Blanca Briseño Patlanis, perito en odontología forense del Departamento de Identificación del Servicio Médico Forense (Semefo), explica que, en el mejor de los escenarios, en nuestro país sólo cuatro documentos pueden servir para identificar a un ciudadano.

“En nuestro país puede ser la credencial de elector, el acta de matrimonio, la cartilla del servicio militar –para los hombres– y, de manera muy esporádica, bien tomada, el tarjetón de circulación de los taxistas. Esto es a nivel civil”, detalla.

Contrario a la creencia popular, la especialista advierte que el pasaporte no sirve como documento de identidad al no tener éste la huella digital. El acta de nacimiento es inservible, explica, porque las impresiones tomadas de los niños se hacen mal.

Un ciudadano pensaría que cualquier credencial con fotografía sería suficiente para identificar a las personas, pero Briseño dice que es necesario que el documento cuente con una muestra biológica como la huella digital.

Contar con una identidad o una personalidad jurídica es un derecho asentado en la Carta Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque México está suscrito a esa carta, este derecho no siempre se cumple y miles de personas, sobre todo en comunidades marginadas, jurídicamente no existen.

El Estado tiene bases de datos dactiloscópicos de las personas con antecedentes penales. Los integrantes del Ejército Mexicano, la Marina, así como policías federales y locales también están registrados, incluso con técnicas como la voz, pero identificar a los civiles a veces es un gran reto.

Sin embargo, la identidad de un ser humano también puede ser revelada con métodos odontológicos, dactiloscópicos, antropológicos o genéticos, aunque cada uno de éstos presenta sus particularidades y complejidades.

Piden una base de datos nacional

“El proceso de la identificación humana en nuestro país representa un problema, tiene un alto grado de dificultad ya que el poder identificar a una persona, ya sea viva o su cadáver, requiere que existan datos personales en una base a escala nacional. Nuestro país no cuenta con esa base de datos”, advierte Blanca Briseño.

Para que una huella dactilar sea funcional, y pueda utilizarse, debe cumplir con estándares internacionales. Rodolfo Rojo, director de Servicios Periciales de la PGJDF, detalla que la impronta debe ser de calidad para poder compararla: “12 puntos característicos para que la persona determine eso, que efectivamente esa huella es de la persona, si tenemos registro, si no tenemos registro queda con la huella latente, tenemos ahorita un millón aproximadamente de fichas dactilares de personas que han delinquido”, precisó.

No obstante que existen documentos que deberían servir para identificar a una persona por su huella dactilar, la mayor parte de éstos no sirven. Los expertos advierten que las huellas dactilares recopiladas en documentos como la credencial de elector, entre otros, no son confiables para el proceso de identificación.

Briseño explica que mientras el IFE no contrate técnicos especializados para tomar las huellas dactilares éstas serán de baja calidad e inservibles.

“Nosotros haríamos un llamado al IFE a que tuviera técnicos en dactiloscopia encargados de hacer la toma de esa huella correcta, como debe ser, porque realmente muchas personas piensan que lo importante de la credencial para votar es la fotografía, y lo que realmente importa es la huella dactilar”, dice.

Los peritos señalan que otro documento que debería contar con huellas digitales claras es la credencial del Instituto Nacional para los Adultos Mayores (Inapam), que en ocasiones ni siquiera trae la impronta.

Sin identidad por marginación

Problema aparte es el de quienes viven en zonas rurales del país. En México 22 por ciento de las personas que habitan en poblaciones rurales, algunas muy alejadas, no cuentan con documentos de identificación. Especialistas advierten en la necesidad de regularizar esa situación.

“¿Qué pasa si mueren en una obra, aquí, en el DF? Quedan como desconocidos. La familia no puede venir a buscarlos. Son gente que lamentablemente se va a la fosa común”, explica Blanca Briseño.

Los expertos consideran que el IMSS y el ISSSTE deberían contar con huellas dactilares de todos sus pacientes. También recomiendan que los ciudadanos exijan a su dentista que tome placas dentales y elabore una ficha odontológica completa.

Técnicas básicas

A escala mundial existen cuatro técnicas básicas de identificación humana: la dactiloscopia, la odontología, la antropología y la genética. En el Servicio Médico Forense del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal se tienen todas esas áreas, y a cada cuerpo que ingresa al Semefo se le toman muestras biológicas para elaborar una base de datos.

Además se cuenta con un departamento de identificación que utiliza detalles como tatuajes, perforaciones, lunares, señas particulares o incluso el corte de pelo para coadyuvar en la identificación de seres humanos.

“Nosotros tenemos un área especializada para la entrevista de los familiares, que es muy independiente, muy personalizado el trato que le damos a cada familiar y únicamente le pedimos información de datos dentales, huellas dactilares, si tienen algún documento, algún dato personal, como son las cicatrices, y con los datos que nos proporcionan hacemos la comparación, se confronta con los datos que tenemos de cada cadáver a partir de la fecha que esa persona haya desaparecido”, explica.

Hace algunos años las personas se resistían a acudir al Semefo ante el temor de tener que observar varios cuerpos hasta identificar a su familiar, situación que ya no ocurre, advierte el doctor Rodolfo Rojo.

No obstante, al igual que se requiere claridad en una huella dactilar para que pueda servir, en el caso del ADN, se necesita también una muestra biológica sin contaminar.

“La muestra biológica, la que nosotros tomamos del cuerpo, debe tener cierta calidad para poder servir en confronta. Hay que quitar la idea de que cualquier parte del cuerpo humano nos va a servir para una confronta genética. No. Definitivamente necesitamos que sea un buen fragmento de hueso o un buen fragmento de músculo”, advierte la doctora.

Rehidratación de cadáveres

Actualmente en México se desarrolla una técnica conocida como rehidratación de cadáveres. La descubrió el médico Alejandro Hernández Cárdenas, quien la ha utilizado para la identificación de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Consiste en que el cuerpo de la persona fallecida se vuelva a llenar de líquidos especiales, y así la persona es reconocible. Se cree que en los próximos años este procedimiento revolucionará el trabajo de identificación con cuerpos momificados.

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