Los mandatarios haitianos han dependido cada vez más de las pandillas callejeras. Hace décadas que Haití no tiene un ejército permanente o una fuerza de policía nacional fuerte
El primer ministro de Haití fue
visto por última vez en Puerto
Rico, donde negociaba su regreso a un país marcado por la violencia y
controlado por pandilleros fuertemente armados. Con su destino en el aire y la
situación en Haití más deteriorada cada día, el mundo se pregunta si el país
caerá por completo en la anarquía o se restablecerá alguna apariencia de orden.
¿Qué ocurre en Haití?
Es sencillo atribuir el último brote de violencia en la
primera república negra libre de Occidente a la arraigada pobreza, el legado
del colonialismo, la deforestación generalizada y la interferencia europea y
estadounidense.
Sin embargo, una serie de expertos dijo a The Associated
Press que la causa inmediata más importante es algo más reciente: los
mandatarios haitianos han dependido cada vez más de las pandillas callejeras.
Hace décadas que Haití no tiene un ejército permanente o una
fuerza de policía nacional fuerte y bien financiada.
Las intervenciones de Naciones Unidas y Estados Unidos han
ido y venido. Sin una tradición de instituciones políticas limpias, los líderes
haitianos han utilizado a civiles armados como herramientas para ejercer el
poder.
¿Cómo perjudicó a Haití la débil intervención internacional?
Muchas de las pandillas se retiraron ante la MINUSTAH,
una fuerza de Naciones Unidas establecida en 2004.
René Préval, el único presidente elegido de forma
democrática que completó dos mandatos en un país conocido por su agitación política
trató a las pandillas con mano dura y les dio a elegir entre “desarmarse o
morir”, dijo Robert Fatton, profesor de asuntos exteriores y de gobierno en la
Universidad de Virginia.
Después de su presidencia, los líderes posteriores fueron
suaves con las pandillas en el mejor de los casos y tenían lazos con ellas en
el peor.
Todas las figuras relevantes de la sociedad haitiana tenían
sus pandillas, señaló Fatton, y aunque la situación actual no es única, se ha
deteriorado a un ritmo más rápido.
“En los últimos tres años, las pandillas empezaron a ganar
autonomía. Y ahora son un poder en sí mismo”, dijo, comparándolo con un “estado
de minimafia”.
“La autonomía de las pandillas ha alcanzado un punto
crítico. Por eso ahora son capaces de imponer algunas condiciones al propio
gobierno”, dijo Fatton.
“Los que crearon las pandillas crearon un monstruo. Y ahora
puede que el monstruo no tenga el control por completo, pero tiene la capacidad
de bloquear cualquier clase de solución”, dijo.
¿Cómo perjudica a Haití el dinero de las pandillas?
Las pandillas, al igual que muchos políticos y empresarios,
ganan dinero de una combinación ilícita de “impuestos” reunidos a través de la extorsión,
secuestros y contrabando de drogas y armas, dijo Fatton.
“Hay toda clase de redes criminales en la zona”, indicó.
Después de Préval, pandillas, políticos y empresarios
exprimieron cada dólar que pudieron, dijo François Pierre-Louis, profesor de
ciencias políticas en el Queens College en The City University de Nueva York.
“Era una jornada de puertas abiertas para pandillas, drogas,
el país básicamente (...) se convirtió en un narcoestado”, afirmó. “Las
pandillas ganaron poder y no sólo tenían poder, tenían protección del estado,
políticos que las protegían”.
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