Autoridades estatales y federales ‘hicieron muy poco o casi nada’ para evitar el saqueo a los negocios, denuncian gasolineras.
Empresarios gasolineros víctimas de huachicoleo en Acapulco, luego de que el huracán Otis
devastó el puerto, pidieron incentivos proporcionales a la omisión de la
autoridad para evitar el robo de sus negocios.
Acusaron que tanto autoridades estatales como
federales (Ejército, Guardia Nacional y Marina) “hicieron muy poco o
casi nada” para evitar que la gente saqueara los negocios en Acapulco.
De hecho, hicieron públicos (a través de El Financiero) una
serie de videos en los que se observa a grupos de personas robando las
gasolineras, entre ellos una estación en la colonia Progreso.
En la imagen se ve cómo las personas, organizadas por
algunos líderes, se arremolinan en la estación ES 07519, en la esquina de las
calles Baja California y Niños Héroes, para obtener gasolina de los
tanques.
Al fondo se ve un camión antimotines de la Guardia
Nacional que circula a baja velocidad frente a la gasolinera. Tiene las
torretas prendidas y mediante un altoparlante uno de los agentes federales que
tripulan una unidad dice:
“Desalojen la gasolinera, con estas acciones se ponen en
riesgo ustedes y a las personas que viven alrededor, entiéndalo”. La frase
la repiten varias veces, pero no hay elementos que impidan el huachicoleo.
Los directivos de la estación grabaron la imagen y dijeron
que, durante los primeros días, hubo casos y se generalizaron este tipo de
robos, y agregaron que la autoridad en ningún momento tuvo intención de
inhibir la acción; por el contrario, fueron ahuyentados por los ladrones.
“Los policías no hicieron una acción contundente para
inhibir el robo”, dijeron directivos a este diario.
Mucha de esa gasolina fue revendida por los huachicoleros a
precios superiores a los establecidos por la autoridad. Reportes de los propios
habitantes señalan que se llegó a ofertar hasta en 40 pesos por litro.
Los empresarios reportaron pérdidas millonarias, no sólo por
los daños causados por Otis, sino también por el huachicoleo, que, casi de
manera impune, se dio durante los cuatro días posteriores a la devastación.
Fue hasta días después que el Ejército y la Guardia Nacional
tomaron el control de las estaciones de gasolina, y vigilaron que los
empleados pudieran vender el combustible.
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