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martes, 5 de septiembre de 2023

Se dispara la inversión productiva en México

El nivel de inversión que se realizó en junio fue 17 por ciento superior al de diciembre del año pasado y está creciendo mes con mes.



Enrique Quintana

 

Si no es el nearshoring, pues entonces será un milagro del Santo Niño de Atocha, pero la inversión productiva en México está creciendo como nunca lo habíamos visto.

El INEGI dio a conocer el día de ayer que la inversión fija bruta creció en México a una tasa anual de 28.6 por ciento en junio.

Además, resulta completamente inédito que la llamada inversión en ‘construcción no residencial’, es decir, la construcción de infraestructura, plantas, bodegas, centros comerciales y demás, tuvo un crecimiento de 70.3 por ciento a tasa anual.

El nivel de inversión que se realizó en junio fue 17 por ciento superior al que se realizó en diciembre del año pasado y está creciendo mes con mes.

El nivel alcanzado es un máximo histórico y tiene ya un monto superior en 13.9 por ciento con relación al nivel más elevado que se había registrado antes de este año, que fue en junio de 2018.

Tal vez algunos pudieran pensar que la razón de este fuerte crecimiento es que el gobierno está invirtiendo fuertemente en obras de infraestructura como el Tren Maya, la refinería Dos Bocas o el Corredor Interoceánico.

En algo contribuye esa inversión, sí. Pero no es suficiente para explicar el comportamiento global de esta variable.

De acuerdo con los datos de la Secretaría de Hacienda, en el mes de julio, la inversión física del sector público creció a una tasa de 29 por ciento.

Pero, hay que recordar que el sector público solo representa el 15 por ciento de la inversión total, así que ese incremento representó alrededor de 4 puntos porcentuales del 28 por ciento del crecimiento de la inversión.

La realidad ya es ineludible, aunque no se exprese aún en los datos de la inversión extranjera, y refleja que México está viviendo una etapa completamente diferente a la que vivimos en años anteriores, con un disparo de la construcción industrial y la compra de equipos.

Incluso empresas mexicanas están efectuando inversiones en previsión de la demanda que se presentará en el futuro por el proceso de relocalización industrial.

Es ABC de la economía que el dinamismo económico se basa fundamentalmente en el desempeño de la inversión, ya que el consumo, el otro gran componente de la demanda, tiende a moverse con más suavidad.

Eso se aprecia también en la cifra de consumo privado para junio que reveló ayer el INEGI, la cual, si bien es muy positiva y fue de 4.1 por ciento a tasa anual, está lejos del ritmo que mantiene la inversión productiva.

Este proceso tardará todavía algunos meses en reflejarse en los volúmenes de inversión extranjera directa. Y quizás también se vaya a reflejar poco a poco en las exportaciones manufactureras, aunque en el caso de la industria automotriz, en la cual el crecimiento de sus ventas al extranjero en julio fue de 35 por ciento, ya es una realidad.

Y México se consolida claramente como el principal proveedor automotriz de nuestro vecino del norte.

Los analistas que ven con cuidado este proceso no tendrán otra que seguir revisando al alza las expectativas de crecimiento del PIB, tanto para este año como para el 2024.

Recientemente, la calificadora Moody’s ya modificó su estimado a 3.3 por ciento para el cierre de este año.

El promedio de los expertos, en la medición mensual del Banxico, ya define una cifra de 3.0 por ciento, y tenga la certeza de que va a continuar subiendo.

Lo que hasta hace algunos meses eran evidencias anecdóticas de que estaban llegando más y más inversiones, se están convirtiendo en realidades claras.

La fuerza con la que está llegando esta inversión es impresionante. Pero si no logramos superar los cuellos de botella que existen, eventualmente podría frenarse.

Reitero lo que le he comentado en otras ocasiones cuando el tema se ha abordado en este espacio: si no hacemos nada o hacemos poco, a México le va a ir bien con el nearshoring; pero si removemos los obstáculos para que las inversiones lleguen y se instalen, este proceso le puede cambiar completamente el rostro a la economía mexicana en el próximo lustro.



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