Expertos en educación afirman que tener docentes sin perfiles académicos mínimos exhibe la falta de rectoría del Estado, así como de programas de actualización por parte de la SEP
Del millón 453 mil maestros de educación básica en el país,
155 mil 880 no cuentan con licenciatura, según la Comisión Nacional para la
Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
En su reporte Maestras, maestros y cambio educativo, la
institución señala que el mayor número de profesores que carecen de un título
universitario se concentra en primaria, con 71 mil 559, seguido por preescolar,
con 32 mil 30, mientras que en secundaria la cifra es de 52 mil 291.
En 2017, el entonces subsecretario de Educación Media
Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Salvador Jara, mencionó
que en ese tiempo existían 30 mil maestros que carecían de estudios
universitarios, cifra que ascendió a 104 mil en 2022, según datos de la
organización civil Educación con Rumbo, que dirige Paulina Amozurrutia.
Patricia Ganem, investigadora de esa ONG, refiere que, en
México, 8.5% de los docentes de educación básica contaban con estudios máximos
de bachillerato, lo que consideró inadmisible.
“Peor aún, que las autoridades educativas sigan
permitiéndolo. Si estos docentes salieran por su bajo nivel de estudios, habría
104 mil 153 plazas disponibles para docentes bien preparados”, dice la
especialista.
Para Érik Avilés Martínez, académico del Instituto
Michoacano de Ciencias de la Educación José María Morelos, “esta situación
exhibe la ausencia de rectoría educativa por parte del Estado mexicano, del
ayer y del presente, y es consecuencia de mecanismos de corrupción que trafican
con plazas docentes. Esta monetización posibilita que personas sin perfil
académico ni vocación magisterial lleguen a las aulas de este país”.
Agrega que “la alta incidencia de personas contratadas como
maestras y maestros sin tener el perfil académico mínimo indispensable de
acuerdo con el profesiograma de la SEP, exhibe también la falta de programas de
actualización del magisterio en servicio, que incluya formación inicial docente
para quienes ya están en la nómina”.
Afirma que la prometida transformación de la educación
nacional, “sólo podrá suceder a través del magisterio como principal garante y
promotor del aprendizaje”.
De acuerdo con el investigador de la Escuela de Gobierno y
Transformación Pública del Tec de Monterrey, Daniel Hernández, la evidencia en
educación muestra que es muy importante no sólo la formación inicial, sino la
formación continua docente y, en especial, el acompañamiento colegiado de pares
en la trayectoria profesional.
“Y estas dos áreas están totalmente olvidadas. De hecho, es
especialmente crítico el acompañamiento que tengan en los primeros tres años de
su experiencia profesional. Y desafortunadamente, en estos últimos años no se
han desplegado procesos sólidos de formación continua ni mecanismos de acompañamiento
a nuevos docentes”, explica.
—Doctor, ¿qué se puede esperar de una niña o de un niño cuyo
maestro no cuenta con un título universitario?, se le pregunta.
“Si es un maestro que se ha actualizado, que está motivado
para el aprendizaje de sus alumnos, que se centra en que la enseñanza es para
los aprendizajes, pues van a aprender. Por supuesto los estudios superiores
ofrecen competencias, pero es muy importante la oportunidad de la formación y
actualización continua docente. Si tienes a una maestra o maestro con
licenciatura, pero no se actualiza, no se enfoca en los aprendizajes, pues no
se maximiza mucho el impacto de su título universitario”, considera.
Sostiene que, si un maestro sin licenciatura no se
actualiza, “ofrece menores oportunidades de aprendizaje a sus estudiantes.
Además, al ser personas quizá de mayor edad, pueden tener mucha experiencia,
pero no necesariamente buena, ya que sin actualización es más probable que no
incorporen las más modernas y probadas prácticas que favorecen los aprendizajes”.
Doctor en Educación por la Universidad de Stanford y
académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Xochimilco, Carlos
Ornelas menciona que un docente con licenciatura se resiste a laborar en los
lugares más apartados del país, por lo que se recurre a egresados de
bachillerato para tal encomienda.
“A estos egresados se les habilita como docentes y se les da
un interinato para que en la mayoría de los casos se hagan cargo de aulas en
escuelas multigrado”, comenta Ornelas.
El especialista recuerda que él concluyó con sus estudios de
primaria en 1957, y que ninguna de las docentes que tuvo contaba con una
licenciatura, “y todas eran muy buenas maestras, muy profesionales. El número
de años de estudios no garantiza que seas buen profesor. Yo conozco a gente con
maestría y doctorado egresada de las escuelas normales o de la Universidad
Pedagógica Nacional que no saben escribir, tienen errores de ortografía”.
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