Directorio

Directorio

martes, 2 de mayo de 2023

¿Quién mira al cielo en estos días?

Coaboracion especial para Mexiquense del Maestro Fernando Cantor

¿Quién mira al cielo en estos días? Parece tan aburrido y poco interesante, las nubes se mueven lentas, sin gracia alguna; el fondo azul, completamente quieto es todavía más aburrido. Nada interesante ocurre allá arriba. El tránsito aéreo dejó de ser entretenido, el cielo estrellado pasó a ser historia, una criatura extinta. Así es la situación hoy en día.
A lo largo de esta milenaria y vieja humanidad han aparecido un reducido número de ojos dirigidos al cielo, en oposición, a una inmensa mayoría de miradas les caracteriza la impaciencia, motivo por el cual buscarán aceleración y colorido, imágenes que completen un movimiento en el menor tiempo posible. Hoy estas miradas se incrementan profusamente a causa de la celeridad e ingentes cantidades de contenidos en redes sociales, que promueven el entretenimiento fugaz y vacío; si bien, tan pronto como se termina de reproducir un contenido, ya hay detrás miles y miles de recomendaciones, suficientes para que un ser humano dedique toda su vida a la observación de estos videos y aún tener sobrantes en exceso una vez que se haya ido de este mundo. Los contenidos de violencia y destrucción son de los que mayor atención reciben, gusta más la destrucción por la rapidez con que se manifiesta, a diferencia de lo parsimonioso, ¿Quién podrá encontrar interesante el recorrido de una nube a lo largo de tres grados de longitud en nuestra latitud regia? Pero recurramos a ejemplos, plantemos imágenes en la mente del lector. En cinco minutos de clímax dentro de una película de “acción”, podemos ver la destrucción de edificios e infraestructuras, la explosión de varios automóviles, así también la muerte de decenas de policías, gente inocente y delincuentes. La sucesión rápida de imágenes embelese la vista a costa de nuestra imaginación y del pensamiento, el espectador ya no tiene que imaginar sucesos, posibles escenarios, únicamente aguarda impaciente un desenlace bastante obvio. En contraparte, tenemos una maceta que alberga a una planta, si le damos cinco minutos de nuestra vida para observarla es seguro que nos aburriremos con ella en menos de un minuto, sin embargo, aquí existe la posibilidad de imaginar y pensar, de crear e inventar escenarios y no sólo eso, más importante aún, podemos conocer a esa planta que se halla frente a nuestros ojos. Si llegamos a superar nuestra dependencia por lo espectacular y lo precipitado, el mundo mostrará un lado oculto, un lado que propicia lo poético.
Existió una corriente mítico-filosófica en la antigua Grecia, de una trascendencia y belleza incomparable, la cual consideraba que este mundo era un Poiematheon, excelsa palabra griega que no tiene una traducción directa a nuestra lengua, pero podemos acercarnos a ella interpretándola como: Poema divino, es decir, este mundo es un poema creado por lo divino (Theos). Si bien, para los griegos el poema o lo poético no es lo que entendemos hoy día por poema, una composición literaria relacionada con la poesía, mantiene algo de ello, pero al mismo tiempo resalta el carácter creativo e inventivo. Para los griegos la creatividad era un rasgo digno de admiración, porque implica la capacidad de hacer cosas nuevas o hacerlas aparecer de entre lo que existe, como de un montón de madera se puede hacer una silla o de un montón de tierra y una cantidad de agua se puede hacer barro para crear una olla. De un montón de palabras se puede crear un poema y también de un conjunto de letras existentes se pueden crear palabras antes inexistentes. Con la unión de las notas musicales podemos crear una alegre o trágica melodía. Para los griegos la creación o poética, implica la capacidad de hacer aparecer algo nuevo, bueno, ordenado y bello; así pues, dentro de esta antigua corriente mítico-filosófica griega, este mundo es un poema divino, un producto de lo desordenado, amontonado y mezclado que un dios tomó entre sus manos para comenzar a crear, apoyándose de su imaginación y pensamiento. Todo lo que vemos, el cielo azul con nubes pinceladas, el mundo y sus atardeceres, las playas de perfume salino, las aves multicolores y sus cantos, la mujer, la sonrisa de un bebé y su fulgente mirada, son producto de aquello desordenado que un dios ordenó y embelleció. Esa capacidad creativa es también propia de los seres humanos, los humanos también podemos recrear a partir de lo que existe, con sólo echar a andar nuestra imaginación y pensamiento podemos hacer maravillas. Una maceta con una planta es suficiente para crear un jardín, una melodía o una pintura. Por supuesto, para ello se necesita restituir nuestra atención, aprender a contemplar lo tardo y escuchar lo silente. Este mundo fue creado antes de nuestra llegada, pero aguarda nuevos poemas divinos y humanos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario