Ernestina Godoy, titular de la FGJCDMX, no se manda sola, así que no pudo decidir de manera unilateral culpar a un inocente del plagio cometido por la ministra Yasmín Esquivel.
Al tercer día de que se diera a conocer el documento de la
Fiscalía de la Ciudad de México para culpar a un inocente del plagio cometido
por la ministra Yasmín Esquivel Mossa, la dependencia salió a decir que no era
suyo.
Fue la nota principal en medios de comunicación el lunes.
La ministra candidata del gobierno a presidir la Corte lo
usó en su defensa el día de la elección.
Y un día después de la votación, ya derrotada la candidata
del grupo en el poder, la fiscalía informó que “desconoce el documento, de tipo
comunicado, que circula por diferentes medios y redes sociales, donde se hace
referencia, a nombre de esta institución, de supuestas conclusiones sobre la
referida denuncia”.
Que se los crea Caperucita Roja.
Ay de todos nosotros si Claudia Sheinbaum llega a la
presidencia de la República el próximo año.
Yasmín Esquivel culpó a los medios y a columnistas de
acusarla en falso, y para demostrarlo citó el documento de la FGJCDMX que la
exoneraba.
Ayer la procuraduría del gobierno de Sheinbaum se refirió al
comunicado que circulaba “en los medios”.
Cuánta bajeza al culpar a los medios de comunicación de sus
propias fechorías para asaltar la presidencia de la Corte.
Fueron descubiertos por un reportero, Juan Carlos Rodríguez,
de Eje Central, que entrevistó dos veces al acusado en falso por la ministra y
por el gobierno capitalino.
¡Ah!, pero la culpa es de los periodistas que están “contra
nuestro proyecto, al servicio de los conservadores”, dicen.
Y luego se hacen los sorprendidos porque matan y atentan a
balazos contra la vida de periodistas.
O dicen, como en el caso de Ciro Gómez Leyva, que fue un
autoatentado para subir el rating.
Con la ostentosa y onerosa campaña anticipada para su
hipotética candidatura presidencial, Claudia Sheinbaum nos enseñó que para ella
la ley no está hecha para cumplirse.
Y con el uso de la fiscalía capitalina para culpar a un
inocente en el caso de la tesis de la ministra Esquivel, nos muestra que no
tiene escrúpulos a la hora de fabricar delitos.
Avisados estamos.
Una plagia la tesis profesional para titularse.
Otra fábrica culpables para encubrir un delito y cargárselo
a un desvalido.
Una vez descubiertos en la mentira, callan.
Y ya que perdió la candidata oficial, sostenida sólo en un
boletín de la fiscalía del gobierno de la CDMX, dicen que ellos fueron.
Ese es el equipo que aspira a gobernarnos.
Tomaron a un hombre pobre y de historial vulnerable, el
abogado Édgar Ulises Báez, para acusarlo de un delito que no cometió, y con
ello elevar a Yasmín Esquivel a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia.
Perdieron. Fracasó la maquinación.
Pero el gobierno de Claudia Sheinbaum está metido hasta la
cintura en el fango para que Yasmín Esquivel siga siendo ministra de la Corte.
Ernestina Godoy, titular de la FGJCDMX, no se manda sola. O
en el caso de que así fuera, debió ser cesada al instante.
No ha sido así. Claudia Sheinbaum está montada en la
fabricación de delitos con fines políticos.
Su actuación y la de su fiscal, Ernestina Godoy, nos
remontan a las épocas de Pablo Chapa Bezanilla.
En la investigación del asesinato de Luis Donaldo Colosio,
Chapa Bezanilla detuvo y acusó a un ‘milusos’ del PRI de Mexicali, Othón
Cortés, para señalarlo como “el segundo tirador” en el crimen. Lo torturaron un
año.
Se les cayó la fabricación porque un juez valiente desmontó
la farsa y lo puso en libertad. Recibió calumnias y presiones, pero el juzgador
no se dobló. Su nombre es Jorge Mario Pardo Rebolledo, actual ministro de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La historia de las fabricaciones de delitos con fines
políticos está de regreso casi 30 años después.
Pareció un caso aislado la fabricación de la licencia de
conducir de Rosario Robles para meterla injustamente a la cárcel. No fue así.
En el gobierno de Claudia Sheinbaum marcan que es una norma de conducta.
Y desentraña la perversidad y los alcances del desprecio a
la ley:
La abogada Yasmín Esquivel se tituló con una tesis plagiada
en más de 90 por ciento, según informó el rector de la UNAM.
Esa abogada llegó a ser ministra de la Corte a propuesta de
la actual administración.
¿Cuál fue el argumento académico o profesional para
sostenerla como candidata a presidir la Corte? No lo hubo. Fue un argumento
político, o de clan: “está con el proyecto”.
La ley no importa. Importa “el proyecto”.
El reportero Juan Carlos Rodríguez encontró la casa del
acusado de plagio por la procuraduría de Sheinbaum, en el sector bravo de
Xochimilco, y pudo hablar con él:
Nadie lo había visitado.
Ni pedido su testimonio en la investigación.
Nunca fue un notario a su casa.
Tampoco lo fue a ver la asesora de tesis.
Su argumento es incuestionable. Como lo explicó el reportero
Rodríguez: Édgar Ulises Báez presentó su tesis en julio de 1986, y 14 meses
después, en diciembre de 1987, Yasmín Esquivel presentó la suya con más de 90
por ciento de coincidencias con el documento de Báez.
¿Cuál es la duda?
La única duda es qué va a ocurrir con la justicia si México
queda en manos de la posible candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo.
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