El año pasado fallecieron en nuestro país un millón 117 mil personas, mientras que nacieron un millón 172 mil.
Por primera vez desde hace muchas décadas, quizás desde los
años de la Revolución Mexicana y la gripe española a principios del siglo
pasado, en 2021 casi se igualaron el número de nacimientos y de
muertes en México.
El año pasado fallecieron en nuestro país 1 millón 117 mil
personas, mientras que nacieron 1 millón 172 mil.
Si no hubiera fenómenos migratorios que pueden modificar el
dato, habríamos tenido en 2021 un crecimiento poblacional de apenas 55 mil
habitantes.
Sobre la base de los 126 millones de personas que reportó el
censo de 2020, implica un crecimiento anual de solo 0.04 por ciento. El
más bajo desde la segunda década del siglo XX.
Se conjugaron dos fenómenos en el país. Por un lado, la
pandemia produjo una notable cantidad de fallecidos en exceso a los
años previos.
En 2019, de acuerdo con el INEGI murieron en México 747 mil
784 personas. En 2020, fueron 1 millón 87 mil y en 2021 el millón 117 mil que
ya le referí.
Además, el año pasado hubo una singular reducción del
número de nacimientos. La cifra que le citamos más arriba, 1 millón 172
mil, es inferior en 828 mil a la que se presentó en 2019.
Esta caída también puede ser atribuida al comportamiento
social y familiar que derivó de la pandemia.
Por cierto, las cifras que dio a conocer el INEGI generaron
confusión y en muchos casos fueron reportadas incorrectamente, ya que el
número de nacimientos registrados el año pasado alcanzó el millón 912
mil, lo que dio la apariencia de un fuerte incremento.
Cuando se observa el año de ocurrencia del nacimiento,
resulta que 741 mil registros correspondieron a nacimientos de
años anteriores a 2021.
El cierre de las oficinas de Registro Civil y las
precauciones tomadas por muchos padres para no exponer a los niños en este
proceso explican este atraso.
Algunos preocupados por el crecimiento poblacional quizás
estarán satisfechos de que el año pasado virtualmente ya no haya crecido la
población mexicana. Pero la realidad es que las razones por las que ocurrió no
son para festejar.
Aunque el número de defunciones en 2021, como era de
esperarse, resultó mayor en la población de más de 65 años (el 56 por
ciento del total), el hecho de que 44 por ciento de los fallecidos hayan
sido menores de esa edad revela un cambio en el perfil de los
fallecimientos, asociado a la pandemia.
Hay una pérdida mayor que en otros años de población en edad
productiva, lo que tiene repercusiones para la situación económica de las
familias y también para el potencial de la economía.
No se ha hecho un estudio suficientemente profundo al
respecto, pero me parece que el retroceso económico que vivimos en 2020 y el
hecho de que el nivel del PIB todavía esté por debajo de las cifras
prepandemia, se explica en una parte por la pérdida de población en edad
productiva, que fue de alrededor de 400 mil personas, considerando el rango de
edades de los 16 a los 64 años.
Los datos del INEGI también dan cuenta del profundo
cambio en la estructura familiar que se vive en México.
Solo uno de cada cuatro niños que se registró en
México el año pasado tuvo como madre a una mujer casada.
Poco más de la mitad fueron registrados por madres que viven
en unión libre. Y el otro 25 por ciento por personas solteras, separadas,
viudas y divorciadas.
Hace unas décadas resultaba escandaloso que hubiera hijos de
mujeres no casadas, hoy son la abrumadora mayoría.
En términos de tendencias demográficas, el que haya
cada vez menos niños en México ofrece retos formidables para el futuro. A
algunos de ellos ya nos hemos referido al hablar del tema de las pensiones.
No hay comentarios :
Publicar un comentario