PATRICIA ARMENDÁRIZ
Las elecciones de consejeros de Morena celebradas el fin de
semana pasado estaban diseñadas para ser la continuidad de la semilla
democrática sembrada por sus fundadores: registraron a sus militantes, sin
importar filiaciones anteriores; pero al mismo tiempo ellos elegirían a sus
consejeros nacionales, en el mismo acto. Así, desfilaron los morenistas
llevando a sus respectivas bases con las que han venido trabajando. Desfilamos
también morenistas que aún no podemos legítimamente aspirar al voto de bases aún
incipientes por ser apenas adherentes recientes genuinos al movimiento.
Desafortunadamente, el diseño del ejercicio también atrajo a
dizque morenistas que usaron su poder económico del erario para sustituir
su nulo trabajo de bases con el típico y aberrante acarreo y compra de voto.
Fue así como presenciamos en varios lugares del país enfrentamientos entre los
verdaderos morenistas pugnando por que las elecciones fueran limpias, que
estaban siendo desplazados por ejercicios de voto simulado.
En mi casilla desfilaban los acarreados, no había listas de
candidatos a consejeros en ningún lado. Los votantes eran guiados por los
acarreadores, quienes les enseñaban cínicamente en la mesa de voto un papelito
para que fielmente copiaran el nombre del candidato y candidata a consejero, a
la salida les daban sus tamales y atole y su dinerito.
No hubo desafortunadamente control de nada, a los
observadores no los dejaban entrar. Los resultados de mi casilla fueron tan
confeccionados a modo que ni siquiera mi propio voto donde voté por mí apareció
en los resultados, ni el de ninguno de mis simpatizantes. Una mano negra anuló
mis esfuerzos incipientes.
Como resultado de este proceso quedaron fuera una gran
cantidad de morenistas fundadores verdaderos, dominados por prácticas por las
que justamente luchan por abolir.
Morena tiene, pues, como resultado de estas
elecciones un tumor conformado por todos estos pseudomorenistas que pueden
ser el caballo de Troya de su destrucción, que fue el mismo que destruyó
partidos que inventaron estas abominables prácticas de compra de conciencias y
uso de la pobreza.
De los morenistas depende extirparlo para siempre antes de
que se vuelva maligno.
No hay comentarios :
Publicar un comentario