La pandemia de COVID-19 cambió las políticas y el futuro de las discusiones políticas y técnicas en torno a la formación de los recursos humanos para la salud y ha reforzado la necesidad universal de proteger e invertir en todas las ocupaciones que participan en la capacidad de preparación y respuesta, en las funciones de salud pública.
En 2021 la OMS aprobó el documento Orientaciones estratégicas mundiales sobre la enfermería y partería 2021-2025, que comprenden cuatro áreas de interés político: educación, empleos, liderazgo y prestación de servicios. Sus recomendaciones incluyen; 1) formar a suficientes profesionales de partería y enfermería con competencias para satisfacer las necesidades de salud de la población; 2) crear puestos de trabajo, gestionar la migración y contratar y retener a este personal allí donde más se necesita; 3) reforzar el liderazgo de la enfermería y la partería en los sistemas sanitarios y académicos; y 4) garantizar que este personal esté apoyado, respetado, protegido, motivado y equipados para contribuir de forma segura y óptima en sus entornos de prestación de servicios.
En la Región de las Américas, las enfermeras y parteras juegan un papel esencial en el logro de los resultados de salud debido a su experiencia, tamaño de la fuerza laboral y su alcance en áreas remotas, poblaciones en situación de vulnerabilidad y grupos minoritarios. Sin embargo, retos como la escasez principalmente en zonas remotas, la migración continua y creciente, las condiciones de trabajo no seguras y no dignas, los salarios no competitivos y la falta del cumplimiento o de la regulación profesional persisten.
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