La Revolución Mexicana se prolongó desde 1910 hasta 1917 y dejó más de un millón de muertos.
La Revolución Mexicana redibujó México hace poco más de un
siglo.
El conflicto armado que se dio entre 1910-1917 se inició
como una lucha en contra de la perpetuación en el poder del general Porfirio
Díaz, pero derivó en una guerra civil entre facciones que luchaban por la
"auténtica revolución".
Diferentes grupos que tenían como bandera derechos políticos
y sociales se unieron por ese objetivo, pero luego llevaron a cabo una guerra
de guerrillas a lo largo de una de las épocas más convulsas para México,
que dejó más de un millón de muertos.
Pese a ser una cruenta lucha por el poder, también tuvo
frutos positivos.
La Constitución de 1917 fue uno de ellos, pues fue
pionera en el reconocimiento de los derechos sociales y laborales emanados del
liberalismo francés a nivel mundial.
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"Las demandas obreras y campesinas se recogieron por
vez primera en el constitucionalismo mundial, en la Constitución de 1917",
afirma Patricia Galeana en "La Revolución y los Revolucionarios", del
Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México
(INEHRM).
El general Porfirio Díaz pretendía perpetuarse como
presidente tras estar 35 años en el cargo.
En aquella época la mayoría de los mexicanos vivía en
condiciones muy precarias.
Las actividades como la agricultura, la ganadería o la
minería, se basaban todavía en sistemas feudales, mientras que en las ciudades
los obreros eran explotados sin que tuvieran derechos laborales básicos.
¿Qué tuvo que pasar para que se concretaran los logros de la
Constitución?
Luego de que el presidente Porfirio Díaz resultara electo
para un nuevo período presidencial (1910-1914), el excandidato y líder
liberal Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis -fechado el 5
de octubre de 1910- para derrocarlo.
Su lema principal fue "Sufragio efectivo, no
reelección", y reivindicaba derechos laborales y la repartición de tierras
que buscaban grupos sociales contrarios a Díaz, según la "Cronología de la
Revolución", del INEHRM.
En su plan de acción estaba una convocatoria a la lucha
armada: "El 20 de noviembre, desde las 6 de la tarde en
adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar
del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan".
El movimiento de Madero sentó las bases de la no reelección
presidencial en México hasta la actualidad.
Algunos grupos, como el de los hermanos Aquiles, Máximo
y Carmen Serdán, al ser descubiertos en posesión de armas se alzaron antes de
la fecha pactada en Puebla.
La muerte de los hermanos al enfrentarse con las fuerzas del
gobierno los llevó a ser considerados los primeros "mártires"
del movimiento contra Díaz, además de que motivó a otros a la insurrección.
En los hechos no se dio un levantamiento coordinado el 20 de
noviembre de 1910 a las 6 de la tarde para derrocar a Díaz, pues para ese
momento ya había "13 hechos de armas en diferentes estados", según el
INEHRM.
Pero esa fecha ha sido considerada hasta hoy como el
inicio de la Revolución Mexicana.
Los líderes revolucionarios lucharon en varios bandos,
algunas veces juntos, otras entre sí.
Francisco I. Madero, ascenso y caída
La lucha armada hizo surgir a otros líderes revolucionarios
que acompañaron la causa de Francisco I. Madero, entre otros Emiliano
Zapata en el sur del país, así como Francisco "Pancho" Villa (su
nombre real era Doroteo Arango),Álvaro Obregón y Pascual Orozco en
el norte.
La presión revolucionaria tuvo éxito y Porfirio Díaz firmó
su renuncia a la presidencia el 25 de mayo de 1911, dando fin a 35 años de
gobierno y abriendo paso a nuevas elecciones.
Francisco I. Madero ganó la votación y asumió la presidencia
de México el 6 de noviembre de 1911 en la que es considerada "la
primera elección democrática en 30 años", afirma el INEHRM.
Aunque el movimiento logró la remoción de Díaz, el nuevo
gobierno no dio pronta respuesta a las demandas revolucionarias populares.
Pronto comenzaron las luchas entre los que fueran aliados al
comienzo del levantamiento armado, pues cada bando se asumía como auténtico
defensor de los ideales revolucionarios.
Zapata lanzó el Plan de Ayala bajo la bandera de
la lucha agraria, mientras que Orozco publicó el Plan de la Empacadora sobre
demandas sociales. Ambos desconocieron la presidencia de Madero.
Emiliano Zapata fue uno de los líderes más carismáticos de
la Revolución Mexicana.
El gobierno maderista logró defenderse durante dos años
frente a los insurgentes zapatistas, orozquistas, y otros grupos más pequeños,
con apoyo de las tropas de Villa.
Las mujeres, en todos los bandos, tuvieron un papel de
fuerza de apoyo a los revolucionarios e incluso tuvieron participación
armada. Eran conocidas como "Las Adelitas".
Pero en febrero de 1913 se da la "decena
trágica": 10 días de enfrentamientos en un golpe militar que llevó a la
renuncia de Madero el 19 de febrero y su asesinato tres días después.
Victoriano Huerta, conspirador del golpe con el grupo
llamado "los contrarrevolucionarios", asumió la presidencia ese mismo
día.
Las mujeres acompañaban a los hombres en la lucha armada
como fuerzas de apoyo e incluso en ataques armados.
El Pacto de la Embajada -conocido así porque se
firmó en la sede de Estados Unidos en México- tuvo éxito, aunque originalmente
no tenía a Huerta como el elegido para la presidencia, según el INEHRM.
La lucha por el poder
Para combatir a Huerta, llamado "el usurpador",
una reorganización de fuerzas revolucionarias del norte llevó a la creación
del Ejército Constitucionalista, al mando de Venustiano Carranza.
Con el Plan de Guadalupe, enfocó la lucha
revolucionaria contra Huerta hasta lograr que el presidente golpista deje el
poder en julio de 1914 y Carranza asuma el gobierno.
Victoriano Huerta se fue al exilio a Estados Unidos luego de
presentar su renuncia.
La Convención de Aguascalientes entre líderes
revolucionarios llevó al desconocimiento de Carranza como presidente, por lo
que nuevamente se abren dos grandes bandos: los convencionistas y los
constitucionalistas.
Carranza, quien se hace llamar "líder máximo de la
revolución", traslada su gobierno a Veracruz, mientras que los
convencionistas nombran a Eulalio Gómez como presidente.
A partir de entonces vino una guerra de guerrillas.
Las luchas armadas entre los bandos, en las que se da el
grueso de las muertes -calculadas en más de un millón-, se prologaron
desde octubre de 1914 hasta noviembre de 1916.
La Revolución Mexicana fue la última guerra civil que ha
tenido México.
En ese mes, el gobierno y ejército de los
convencionistas declaran su fin, aunque fuerzas zapatistas y villistas
disminuidas siguieron sus luchas durante meses.
La Constitución de 1917
La balanza finalmente se inclina hacia las fuerzas de
Carranza, quien desde septiembre de 1916 convocó un Congreso
Constituyente para redactar una nueva Carta Magna del país.
Los constituyentes, electos por votación popular a finales
de ese año, trabajaron en un plan de reunificación de las causas
revolucionarias hasta comienzos de 1917.
Venustiano Carranza resulta ser el líder revolucionario
triunfador, con el gobierno bajo su mando hasta 1920.
Luego de ser votada el 31 de enero, la nueva
Constitución es promulgada el 5 de febrero de 1917, marcando lo que se
considera el fin de la Revolución Mexicana.
Pero la lucha violenta por el poder no terminó ahí, pues las
fricciones entre bandos desembocó en el asesinato de los líderes
revolucionarios: Zapata (1919), Carranza (1920), Villa (1923) y Obregón (1928),
entre otros.
Sin embargo, las bases del Estado moderno mexicano se
establecen con la nueva Carta Magna.
El documento consagra causas revolucionarias como el
derecho agrario, los derechos laborales, la educación y la salud garantizadas
por el Estado, la libertad de prensa y los derechos políticos vigentes más
de un siglo después.
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