Esta semana comenzaron las votaciones para elegir dirigencias locales, es decir, en algunas secciones. Y en enero de 2022 más de 89,000 personas elegirán por primera vez de manera directa a su líder nacional.
La esperada y
demorada renovación de la dirigencia nacional del sindicato petrolero no
avanzará sin antes sortear algunos obstáculos en su camino. Hombres que
reclaman ser los líderes, después de que Carlos Romero Deschamps —investigado
por lavado de dinero— renunciara al cargo tras 26 años de aferrarse a él, y
elecciones locales en las que algunas planillas no tienen oposición son algunos
de esos asuntos. Pero el principal reto para ese gremio quizá sea enfrentarse a reglas
democráticas que no había conocido.
“En la cultura del Sindicato de Trabajadores Petroleros
de la República Mexicana (STPRM) no existe la experiencia de democracia,
siempre ha sido la cúpula la que decide. ‘El gran líder’. La elección directa
no tendrá un verdadero éxito si la gente no está informada y si no hay apertura
real para las candidaturas”, dice Cirila Quintero, investigadora de El Colegio
de la Frontera Norte (El Colef).
El pasado 5 de noviembre la secretaria del Trabajo y
Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, dio a conocer el proceso de elección para la secretaría general y para
las dirigencias de las 36 secciones. La votación será electrónica, algo que
nunca se ha implementado.
Pero lo realmente trascendente es que será la primera vez
que las trabajadoras y los trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) elegirán
de manera directa a su dirigente nacional. Antes de la reforma laboral de
2019, los delegados sindicales (casi siempre, hombres) daban su voto en
representación de su sección sindical. La elección es histórica, destacó la
funcionaria en aquella conferencia matutina.
Riesgos del proceso en puerta
En lo que resta del año todas las secciones sindicales
renovarán sus dirigencias. Y el 31 de enero más de 89,000 trabajadoras y trabajadores,
de todas las secciones, elegirán de manera directa y secreta a su dirigente
nacional.
El comité ejecutivo nacional actual (2019-2024) está
vigente, pero acéfalo. En octubre de 2019 Romero Deschamps renunció a la
secretaría general y desde entonces en la página del STPRM se indica que el
puesto está “vacante”. Manuel Limón, secretario del Interior, Actas y Acuerdos,
y cercano a Romero, asumió la dirigencia interina.
“El proceso nació viciado”, sostiene Lida Ruiz Hernández,
trabajadora petrolera y activista por la democratización del sindicato.
“Que me disculpe la secretaria (Luisa María Alcalde). Entiendo que debe
respetar la autonomía sindical, pero como autoridad laboral debe verificar
que las convocatorias cumplan los estatutos. No puede lavarse las manos con que
cada organización debe decidir”.
La senadora suplente pide la presencia, durante todo el
proceso, de personas observadoras, “por ejemplo, de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), para tener mayor garantía y protección”.
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) enviará a 400 servidoras y
servidores públicos a vigilar la elección, de acuerdo con Luisa María Alcalde.
No es simplemente salir a votar y ya, dice Cirila Quintero,
investigadora de movimientos obreros y sindicales. “Los trabajadores necesitan
sentirse seguros de que no habrá represalias”. A nivel nacional, ha prevalecido
una cultura antidemocrática; también a nivel local, pero cada sección
tiene sus propias prácticas, agrega.
Ya no está Romero Deschamps al frente, “pero, ¿qué tanto los
trabajadores pueden creer que ésta será una nueva etapa?”, cuestiona. Las
condiciones laborales en las que hoy trabajan es también producto de la
corrupción sindical al no exigir y garantizar medidas de seguridad a
Pemex, señala. Decenas de trabajadores han fallecidos en siniestros
petroleros prevenibles.
“Se tiene la idea de que el trabajador está bien pagado y
protegido en diferentes sentidos. Pero son sólo son unos cuantos, muchos tienen
contratos temporales y después del 2000 otra gran parte ingresó por empresas
de subcontratación. Todo eso nos habla del atraso laboral que debemos
superar”, detalla la académica.
El papel primordial de la STPS en todo este proceso es
informar “vastamente a los trabajadores qué se va a votar y qué implica, con
una divulgación muy concreta”. Luego, tener un acercamiento con las bases:
“Tener una línea o un correo para preguntar o denunciar, darles un ambiente de
certidumbre, que no se sientan perseguidos por votar por uno u otro. Por
último: “Darle seguimiento al proceso en el conteo y luego de que se conozca al
ganador”.
En la página
de la STPS se encuentra el Buzón ciudadano, donde pueden hacer llegar sus
denuncias sobre este proceso. La dependencia se compromete a que “la
información registrada será confidencial y será utilizada única y
exclusivamente por la dependencia”.
En tanto, el Centro Federal de Conciliación y Registro
Laboral (CFCRL) habilitó un canal especial de quejas para los trabajadores
afiliados al STPRM con el fin de presentar inconformidades y denuncias durante
la elección de la nueva dirigencia sindical. El organismo está facultado para
verificar que en el proceso no se hayan vulnerado los principios de
transparencia, confiabilidad, certeza o seguridad.
El reporte que harán los trabajadores puede ser
anónimo, pero es necesario describir los hechos y aportar la mayor cantidad de
pruebas posibles, las cuales serán verificadas por el CFCRL para determinar si
la elección cumplió con las nuevas reglas de democracia sindical.
Los tres secretarios
“Me sorprendió ver esa nota de la secretaria (Alcalde), en
la que dice que se reunió con los 36 representantes de las secciones sindicales
y con el comité ejecutivo, donde acordaron las elecciones sin tomarme en
cuenta”, dice en entrevista Rubén Choreño Morales. “Soy el secretario general
electo, no he podido llegar al lugar porque no me han dado la toma de nota.
Porque la STPS no ha podido o no ha querido dármela", expresa.
Choreño Morales, exdirector jurídico del STPRM, se desmarca
enseguida de Romero Deschamps y asegura que es simpatizante de la Cuarta
Transformación. Es decir, del nuevo régimen y la nueva época que el presidente
Andrés Manuel López Obrador ha propuesto impulsar en México, en el que la corrupción es
lo más importante por erradicar.
El 11 de diciembre de 2019, tras la renuncia de Romero
Deschamps, el sindicato le notificó a la STPS la adecuación de sus estatutos
conforme a la reforma laboral, “estableciendo que sus dirigentes deberán ser
electos a través del voto personal, libre, directo y secreto. Es decir,
para ocupar el cargo de secretario general y regularizar la situación jurídica
del sindicato, la actual dirigencia sindical deberá convocar a elecciones para
cubrir dicha vacante”, informó Luisa María Alcalde el 7 de enero de 2020 en una
conferencia mañanera.
Para esa fecha de inicios del año pasado, la dependencia
había recibido tres peticiones de reconocimiento como secretarios
generales, incluida la de Choreño, la primera en presentarse. “Señala haber sido
electo en una convención el 17 de enero de 2019”. Mario Rubicel Ross dijo que
lo eligieron en una convención anterior, el 16 de diciembre de 2018. Y Enrique
del Ángel Bauza asegura que fue electo en otra convención del 23 de junio de
2019.
Los tres “afirman haber destituido a Carlos Romero
Deschamps. Sin embargo, al no haber cumplido con los requisitos legales y
estatutarios, se declararon improcedentes”, agregó la funcionaria.
“(La secretaría) pretende aplicarnos la reforma laboral,
con el voto libre, secreto y directo y ahora hasta electrónico. Pero nosotros
fuimos electos en enero de 2019, cinco meses antes” de que el Congreso
modificara la Ley Federal del Trabajo para democratizar a los sindicatos, se
defiende Choreño.
Elecciones en la mira
“El sindicato del magisterio quizá nos rebasa en número de
agremiados, pero el de petroleros tiene el mayor poder económico. Es
por eso la pugna, por eso quieren seguir enquistados”, dice Lida Ruiz. El
proceso de elección, debió haber comenzado con el de la secretaría general,
considera.
“Existía la confusión de que había una elección seccional y
que los que sean electos en las secciones iban a votar a su vez por el
secretario o secretaria general, como se hacía en el pasado, de manera
indirecta. No es el caso, se trata de dos elecciones independientes”,
aclaró la secretaria del trabajo el pasado 5 de noviembre.
Las elecciones seccionales comenzaron a realizarse
esta semana porque “el vencimiento de las directivas se vence el 31. de
diciembre". Una vez que concluya dicho proceso, “se emitirá la
convocatoria para iniciar con el proceso a la elección de secretaria o
secretario general”.
Pero en las convocatorias para los comités ejecutivos
locales del periodo 2022-2024 “no hay piso parejo”, asegura Lida Ruiz. En
la sección 47, en Ciudad del Carmen, Campeche, se intentaron registrar ocho
planillas. Pero la única que “cumplió con los requisitos”, enfatiza la
activista, fue la de la dirigencia actual, encabezada por Víctor Matías
Hernández Colunga. “No tienen oposición, son la única opción por la cual
votar”.
Los comités locales “nunca van a permitir que la base obrera
llegue siquiera a la contienda y será mucho más difícil a nivel nacional”. Es
por ello que insiste en que haya un mayor acompañamiento de las autoridades
laborales mexicanas y de observadoras internacionales.
“Queremos también que se garantice la equidad de género.
En el sindicato es prácticamente nula nuestra participación en los puestos directivos,
aunque la reforma laboral dice que debemos estar incluidas”.
El proceso que ya se ha puesto en marcha en el sindicato
de Pemex será ejemplo, dice, para el resto de las organizaciones. En
materia de género y del destierro de la corrupción, sostiene. Lo interesante de
este caso es que el patrón es el Estado, apunta la doctora Cirila Quintero. “De
lo que pase ahí dependerán otros sindicatos, como el magisterial o el de
personal de salud”.
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