En el centenario de la Independencia de México, Porfirio Díaz armó un festejo en la capital que incluyó espectáculos, desfiles, pirotecnia y la inauguración del Ángel de la Independencia.
Un día como hoy, pero hace 100 años, el 15 de
septiembre de 1910, México se preparaba para celebrar el centenario del inicio
del movimiento de Independencia.
Así como en 2010 el gobierno mexicano, encabezado por el
presidente Felipe Calderón, preparaba una magna celebración del
Bicentenario, en esa época el entonces presidente Porfirio Díaz también
quería celebrar en grande.
Por decreto presidencial, cada estado, municipio y localidad
debían participar de este gran concierto con la conclusión y entrega de una
extensa red de obra pública.
El general no quiso dejar nada a la improvisación. Su
intención era mostrar al mundo un México moderno y cosmopolita
Desde 1903 arquitectos, ingenieros, constructores y
escultores, en su mayoría extranjeros, se encargaron de visualizar la República
porfirista para la celebración. Y en 1907 fue conformada la Comisión Nacional
del Centenario.
La Ciudad de México fue el corazón de la fiesta y la
vorágine constructiva de la época le dio el cariz y traza que hasta el día de
hoy conservan la mayoría de sus edificios, avenidas, monumentos y espacios
públicos.
La Comisión ofreció un programa diario de los eventos que se
realizarían, además, los actos cívicos, desfiles y eventos públicos fueron
anunciados en periódicos y en carteles en las calles.
Se invitó a adornar las fachadas de las casas, edificios
gubernamentales y establecimientos mercantiles con motivos patriotas, como
listones, medallones, banderas, pendones con las efigies de los héroes de
la patria, etc.
El presidente Díaz ajustó la fecha independista para que el
núcleo de la fiesta fuera el 15 de septiembre de 1910, que coincidía con
su cumpleaños 80.
Según las crónicas de la época, ese día los eventos
empezaron temprano: espectáculos públicos, funciones populares de teatro,
corridas de toros, entrega de juguetes y despensas en el primer cuadro de la
Ciudad de México.
A las 9 de la mañana se continuó con el Gran Desfile
Histórico que representaba, a decir de los organizadores, las tres épocas de la
historia de México: la Conquista, la dominación española y la guerra y
consumación de la Independencia.
Por la tarde, espectáculos de juegos pirotécnicos iluminaron
las principales plazas del país. A las 23:00 horas se inició la ceremonia
oficial en la Plaza de la Constitución, se entonó el Himno Nacional, el
presidente dio el Grito e hizo repicar la campana de Dolores.
La prensa dio cuenta de un gran éxito en la ceremonia
oficial, aunque Porfirio Díaz y los miembros del gabinete vivieron actos de
repudio de grupos antirreleccionistas que portaban retratos de Francisco I.
Madero.
El 16 de septiembre, la Ciudad se engalanó con la
inauguración de su monumento oficial, el Ángel de la Independencia, obra
del arquitecto mexicano Antonio Rivas .
Sin embargo, al margen del entorno festivo que vivía la
nación, subyacía una larga presión popular que estaba a punto de estallar.
No hay comentarios :
Publicar un comentario