En medio del dolor y el desconcierto, amigos y familiares despidieron a Gabriela Gómez Cervantes, una de las víctimas colaterales del atentado contra el secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, en Paseo de la Reforma y Prado Norte.
La comunidad de Potrero, donde sus casas sobresalen por el uso de madera, lució sombría y sin sonidos de vida.
Una de las suyas había muerto en medio de un fuego cruzado. Una mujer, madre de dos niños y que de acuerdo con su padre era una mujer trabajadora y cariñosa. Dedicada con su familia y una gran hija.
Tras los hechos registrados en la Ciudad de México, la familia de Gabriela tuvo que esperar más de 12 horas para que les dieran su cuerpo. Eso hizo que sus amigos y familiares la esperarán para el anhelado reencuentro con los suyos.
Al momento de llegar, dos patrullas de la Policía municipal resguardaron la carroza de color blanco hasta la puerta de su casa. En dónde ya la esperaba su familia con lágrimas.
El día del atentado Gabriela viajaba junto con su esposo y tres mujeres más a bordo de un automóvil Chevrolet Aveo.
Iban camino a vender en las inmediaciones del Auditorio Nacional, cuando fueron alcanzados por los disparos de arma de fuego registrados en la colonia Lomas de Chapultepec.
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