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domingo, 16 de julio de 2017

Los 60, años de hippies, moda y subversión en la sociedad








Los años sesenta no pueden reducirse a pesar de lo que muchos piensan, a unos cuantos hippies rebelándose en contra de la guerra de Vietnam. Es obvio que fue una época de controversia, pero lo que sucedió y sobre todo, lo que cambió entonces, sigue teniendo repercusiones políticas y culturales aún hoy en día.

En el periodo de posguerra, se habían concebido un gran número de niños, lo que explica que en este periodo la proporción de jóvenes en la sociedad fuese especialmente elevada. Esto da respuesta a muchas de las variaciones que fueron produciéndose, ya que la subversión provenía de unos hijos que sentían la necesidad de rebelarse contra sus padres, la Iglesia y el Estado, como símbolo de proclamación de libertad, desarrollando así una contracultura paralela. Contemplaban a la sociedad burguesa como una cosecha de normas absurdas y anticuadas, contra las que había que oponerse para formar parte del camino hacia el futuro y un mundo mejor.

De este modo, toda la espontaneidad y relajación se plasmaba en la ropa, que tenía que ser distinta y acorde con la ideología, no representando por tanto ningún símbolo de estatus o similar. Uschi Obermaier, top model de la época, resumía de este modo el espíritu de su tiempo: "todo era nuevo: la moda, la música, la filosofía, y, evidentemente, la forma de vida. No queríamos las mismas relaciones que nuestros padres, y en la comuna estábamos con la familia que habíamos elegido. Vivíamos según el principio de placer, lo probábamos todo".

A todo esto, contribuía de forma simultánea el crecimiento económico que otorgaba independencia a muchos jóvenes que podían emanciparse y montar sus propios negocios; la revolución sexual, que tal vez fuese alentada por la aparición de la píldora anticonceptiva que facilitaba a las mujeres su relaciones, y los movimientos feministas, probablemente alentados por la anterior aparición, que hacía sentir a las mujeres encadenadas siempre a preocupaciones en contraste con los hombres que se liberaban de toda responsabilidad.


The Who

La música se convirtió también en un motivo de unión entre los colectivos revolucionarios, con independencia de fronteras, culturas, razas y clases, logrando expresar todo aquello que con palabras no bastaba. Los precursores fueron Bill Haley y Elvis Presley, y destacaron especialmente los Beatles, aunque también lo hicieron con posterioridad los Rolling Stones, The Who, The Kinks, Jimi Hendrix y Eric Burdo.

También surgieron los mods, caracterizados físicamente y de forma significativa por un corte de pelo a lo "champiñón" y por supuesto los hippies y su "flower power", una manera de utilizar las flores como símbolo para la protesta contra las diferencias entre clases sociales, la intolerancia, el racismo y la guerra.

En lo que a la moda se refiere, por primera vez la de la calle entró en la alta costura, y como no podía ser de otro, lo hizo de la mano de Yves Saint Laurent. La alta sociedad sin embargo, consideraba esta moda casi como algo vergonzoso y carente de elegancia, sin entender que era precisamente eso, lo que la juventud quería, ya que la otra moda representaba una de las muchas imposiciones de antaño.

Dada esta situación, no es de extrañar que Mary Quant y su minifalda encajaran a la perfección entre las numerosas y variopintas tiendas de King’s Road y Carnaby Street en Londres, ciudad donde comenzó a surgir todo este movimiento juvenil.

El nuevo prototipo de mujer ideal lo representaba Twiggy, que con tan solo 16 años y 45 kilos de peso, se convirtió en una de las primeras modelos en ser un ídolo de masas. De hecho, con 19 años había reunido tanto dinero, que podría haberse retirado para el resto de su vida.

En París, la alta costura seguía su curso con un ídolo distinto, Jacqueline Kennedy, que tampoco pudo resistirse a la minifalda que lució por primera vez en 1966. Es entonces cuando el New York Times comentaría que el futuro de esta prenda estaba asegurado.


La minifalda

André Courrèges también contribuyó de forma significativa a la moda, creando en 1964 el estilo Space Age, que se caracterizaba por botas blancas sin tacón, pantalones y vestidos de corte geométrico y todo de un color blanco reluciente o plateado.

Pierre Cardin tampoco pudo resistirse y acabó sintiéndose imbuido por todo este universo de formas geométricas, creando vestidos cuyos escotes, estaban incluso diseñados con regla y compás.

Paco Rabanne cierra el triángulo de los tres diseñadores más característicos de la época, con una moda utópica de plástico y metal, no siempre realista para las necesidades del día a día, aunque no por ello carente de arte.

El prêt-à-porter y la moda de boutique, era lo más innovador de los años 60, lo que se vio reflejado en las colecciones de muchos profesionales que lanzaron segundas y terceras líneas de precio más asequible, tratando de abastecer así a unos jóvenes que rechazaban todo, pero no el consumismo.

Gradualmente, las diferencias entre clases fueron desapareciendo, y finalmente se conformó una dimensión en la que todo convivía: mini y maxi, pantalones y

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