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domingo, 6 de noviembre de 2016

Papa Francisco admite que Lutero “llevó Biblia a la gente”



La reforma iniciada por Lutero, que se extendió por toda Europa con la fundación de las iglesias protestantes, tenía como principio la condenación del comercio de privilegios e indulgencias ofrecidas por los líderes católicos.


SUECIA. – En la fecha en que se conmemora la Reforma Protestante – 31 octubre – el Papa Francisco estuvo en Suecia, donde participó en un evento que marcará la cuenta regresiva para el 500° aniversario del movimiento que dividió a la Iglesia católica y dio lugar al movimiento evangélico.
Francisco estuvo dos días en la ciudad de Lund, al sur de Suecia, donde se reunió con representantes de la Federación Luterana Mundial, y miembros de la familia real y el primer ministro de Suecia.
El portavoz del Vaticano, Greg Burke, hizo hincapié en la importancia histórica de la visita: “No es todos los días que un Papa celebra a Lutero”. El viaje papal utiliza el lema “Juntos en la esperanza” y marca también un paso importante en la campaña ecuménica mundial. El pontífice argentino, tiene como marca la defensa constante de la unión entre las religiones, buscando a menudo buenas relaciones con los líderes judíos, protestantes y musulmanes.
Respondiendo a la pregunta acerca de lo que la Iglesia Católica podría aprender de la tradición evangélica, el papa fue asertivo: “Dos palabras vienen a la mente: la reforma y la Escritura.
Trataré de explicar. La primera palabra es “reforma”. En un primer momento, el gesto de Lutero fue un gesto de reforma en un momento difícil que vivía la Iglesia. Lutero quería llegar a una solución a una situación compleja. Por lo tanto, este gesto se convirtió en un “estado” de separación y no un “proceso” de reforma de la Iglesia en su conjunto. La segunda palabra es ‘Escritura’, la Palabra de Dios. Lutero dio un gran paso para poner la Palabra de Dios en las manos de la gente”.
“La participación del papa es un hecho sensacional”, dice el pastor Theodor Dieter, director del Instituto de Investigación Ecuménica y experto en teología luterana. Asimismo, recuerda que “Lutero describe al Papa como el Anticristo y criticó severamente a la Iglesia Católica Romana”.
Debido a esta división histórica, la postura de Francisco ha generado críticas entre los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, que lo consideran inapropiado. Entre las razones del Vaticano para la visita, además del diálogo interreligioso, era la ceremonia en el estadio Malmö, donde los católicos y luteranos hicieron una nueva solicitud de solidaridad con los refugiados y un llamado a la paz.
Entre los invitados que se pronunciaron en el estadio estuvo el obispo de Alepo, ciudad de Siria que sufre bombardeos constantes.
“Creo que el mundo necesita un gesto de unidad de los cristianos. Un gesto que dice que los cristianos están comprometidos con la paz. No hay más guerras entre nosotros. El mundo necesita un gesto que dice que la paz es posible”, dijo el pastor luterano Jens-Martin Kruse.


Reducen al mínimo las diferencias teológicas
La reforma iniciada por Lutero, que se extendió por toda Europa con la fundación de las iglesias protestantes, tenía como principio la condenación del comercio de privilegios e indulgencias ofrecidas por los líderes católicos.
Considerado por el Vaticano un hereje desde 1518, cuando negó la autoridad del Papa, Martín Lutero fue excomulgado en 1520. La división en la Iglesia provocada por la actitud de Lutero y aceptada por la población dio lugar a matanzas y una guerra religiosa que se prolongó durante siglos en suelo europeo.
Sólo a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965), que aboga por el respeto de las demás religiones, la relación con los evangélicos fue cambiando. Con la llegada de Francisco al papado, las controversias doctrinales fueron dejados a un lado, todo en nombre del ecumenismo y la paz.
“Lutero no quería dividir a la Iglesia. No quería crear dos iglesias. Él quería reformar la Iglesia Católica, pero en aquel tiempo no era posible, y (eso) llevó a la división de los cristianos y las terribles guerras de religión”, minimizó el cardenal Kurt Koch a la prensa. “No vamos a celebrar tanto el 500 aniversario de la Reforma Protestante, sino principalmente los 50 años del inicio del diálogo entre luteranos y católicos”, resaltó.

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