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lunes, 25 de abril de 2016

Cinco virtudes de que la mota sea legal


Por Carlos Mota



Gran noticia fue que el presidente Peña recogiera tan rápido el sentir de la sociedad y lo plasmara en una iniciativa que analizan los senadores para despenalizar el consumo de la marihuana. Hay cinco virtudes de esta decisión:

Primera y la más básica. Los cambios a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal son en sí una reforma tan profunda, que parecen más estructurales que las reformas estructurales. El solo hecho de que se pueda usar legalmente el cannabis para tratar enfermedades abre una miríada de oportunidades; y sacar de la cárcel a quienes fueron detenidos por andar en un viaje fumando con sus cuates, es un gesto mínimo de modernidad para el país y de humanidad por quien no comete crímenes atroces, sino que sólo se droga.

Segundo. El gobierno federal madrugó a la izquierda. La realización de los foros de análisis para recoger el sentir de la sociedad en el uso de esta droga fue un acierto de Peña Nieto y del secretario Osorio Chong. Las drogas —favoritas como tema de la izquierda autodenominada 'progresista'—, fueron un tema capturado por una camarilla de comunistas trasnochados. Pero al ser el titular del Ejecutivo quien presentó la iniciativa, arrebató la tutoría de esta importante transformación a aquellos grupos políticos y la devolvió a la sociedad entera.

Tercero, y muy importante. Estamos ante la posibilidad real de que la espiral de violencia en la que estuvimos inmersos termine, o cuando menos se transforme para encapsular a grupos delincuenciales de actividad específica. Con la nueva legislación el gobierno tendrá un mejor foco sobre delitos que no tendrán que ver con el consumo de marihuana en menor escala. Así, la extorsión o el secuestro podrán ser atacados de forma aislada, separados del fenómeno de la marihuana común.

Cuarto. Nacerá una industria. El presidente habló de que incluso se autorizará la investigación clínica. Esto implica que no sólo se podrán importar medicamentos empaquetados y finales, sino que también se podrán establecer protocolos de investigación con pacientes reales que sean tratados con derivados del cannabis.

¿Qué implica esto? Investigadores, adquisición y traslado del insumo (de algún lado tiene que salir la mota), reportes, estadísticas y hasta foros académicos con los resultados. El resultado final es una industria, dinero, negocios e impuestos.

Quinto. Se fortalece el sistema de libertades. Este es quizás el mayor triunfo de la sociedad y de quienes propugnamos porque cada quien decida su futuro, se dedique a lo que mejor le convenga y haga con su cuerpo lo que le plazca.

Prohibir suele ser una mala idea y, en el caso de las drogas, muchos muertos ya nos lo comprobaron en carne propia durante décadas.

Twitter: @SOYCarlosMota

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