por Pablo Hiriart
Aurelio Nuño. (ilustración)
Los secretarios de Educación suelen acabar derrotados por imperativos de orden político y de una “estabilidad” muy parecida a la claudicación del Estado. Ojalá no se repita la historia.
Al fin desde la secretaría de Educación Pública les ponen un alto a los integrantes de la CNTE que han lucrado con el chantaje al gobierno usando a los niños como rehenes.
Su prepotencia ha rebasado los límites de la sensatez y merecen ser despedidos de sus puestos, como adelantó la SEP, los que han faltado tres veces a sus clases sin justificación.
Ayer se fueron a paro con el pretexto de que quieren diálogo sobre la reforma educativa. Se disfrazan de demócratas y se victimizan desde antes: están abiertos al diálogo y el malvado gobierno se los niega.
Son demasiados años los que llevan extorsionando a los sucesivos gobiernos, estatales y federales, para sacarles prebendas y jugar fuera de la ley.
Aurelio Nuño les dijo que no habrá diálogo mientras estén en huelga.
Y que no habrá diálogo para sacarle la vuelta a la reforma educativa.
Tampoco habrá mesas de diálogo con el objetivo de hacer excepciones a la ley.
Este es el momento: o se someten a la legalidad constitucional, aprobada por amplia mayoría en el Congreso y respaldada por casi toda la población, o se les entrega Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán para que formen una suerte de república autónoma.
Hay que apoyar a Aurelio Nuño en su negativa a negociar la ley, y en descontar a los profesores faltistas. Nunca se les ha aplicado un castigo.
Esta será la primera vez. Adelante.
Lo que se juega no es únicamente el futuro político del secretario Nuño, sino fundamentalmente el futuro de generaciones de niños que no pueden estudiar porque sus maestros hacen paros cada vez que quieren.
Con su rechazo a aceptar la reforma educativa se ponen fuera de la ley, por tanto hay que aplicárselas: suspensión de salarios o despido.
Los miembros de la CNTE no quieren ser evaluados (lo que no implica despido si no pasan el examen, sino capacitación), no quieren que las plazas se concursen, y demandan volver a tener el control del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) para administrar a su antojo los ascensos, nombramientos y el sistema de pagos en la entidad.
Van a venir reacciones violentas después de que se hagan los descuentos a los maestros faltistas, y no pueden repetirse escenas como las de ayer en que piquetes de vándalos bloqueaban carreteras federales con llantas en llamas.
Todo el gobierno debe apoyar a la SEP en esta posición de no negociar la ley, y menos cuando tienen a millones de niños sin clases porque los líderes no quieren perder sus nocivas prebendas.
Tampoco la sociedad civil y los que opinan en los medios deben fingir que no tienen incumbencia en este asunto. Se trata del país, de millones de niños que no merecen ser condenados a la servidumbre por falta de educación.
Ahora es cuando.
Twitter: @PabloHiriart
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