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jueves, 29 de octubre de 2015

Demanda masiva Vs. Grupo Bafar por cáncer y jamones Parma, Sabori…

Carlos MotaYa lo escuché. Me lo dijo un abogado dedicado a que el inicio de las demandas masivas (“acciones colectivas”) en México sea aleccionador contra empresas cuyas actividades afectan el bienestar público o de un número cuantioso de afectados. ¿De qué se trata? De una posible acción colectiva contra Grupo Bafar por posibles efectos dañinos conducentes al padecimiento del cáncer colorrectal en mexicanos que durante años han comido sus jamones Sabori, Parma, Campofrío…

¿Será pequeña la probabilidad de éxito? Quizá. Pero no nos subestimen, mencionó el abogado, confiado en que algo grande puede lograr. La figura jurídica es relativamente nueva en México; en Estados Unidos tiene siglos funcionando. Una de sus grandes ventajas es que permite defender los intereses de grupos de consumidores. Países como Francia, España, Argentina han incorporado la figura de acción colectiva también.

Hay dos tipos de acciones colectivas: una es de carácter genérico y difuso, en donde aquellos afectados por la actividad empresarial de una corporación no están identificados con nombre y apellido, pero donde se puede documentar y probar el daño. El segundo tipo sí requiere individuos específicos para llevarse a cabo, pero basta con reunir a 30 consumidores afectados para entablar la demanda.

En el primer tipo de demandas, las difusas, puede haber castigos muy severos. La contaminación de un río; un derrame de petróleo; el escape de un gas, etc… serían casos típicos. A su vez, en el segundo tipo cabrían los afectados por un recall automotriz masivo, por ejemplo.

En el caso del cáncer colorrectal el Estado mismo podría ser interesado en que se lleve a cabo un class action contra empresas como Grupo Bafar por la alta prevalencia del padecimiento y los costos de salud pública asociados a ello.

La argumentación para llevar a cabo una acción colectiva contra empresas como Bafar tiene un pilar sumamente sólido: la ciencia y el reporte de la Organización Mundial de la Salud. ¿Cómo refutarlo?

Difícil: basta que 30 pacientes de cáncer de colon se reúnan y declaren que llevan años comiendo jamón y salchichas. De su lado está la ciencia. Reunirlos será sencillo: acuden a los mismos hospitales.

El reporte de la OMS destapó un monstruo de mil cabezas. Los doctores están minimizando el hecho, aduciendo que ya se sabía hace tiempo que las carnes rojas y procesadas era dañinas. Pero omiten recordar que aquel que fuma un cigarro al mes ahora encuentra en su empaque de Marlboro una leyenda: “fumar mata”, y la foto de un tipo decrépito y verdoso en su lecho de muerte. No importa que sea un cigarro ocasional. El impacto sobre la industria fue implacable.

Le podría esperar lo mismo a la industria de cárnicos.

Twitter:@SOYCarlosMota

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