Por I. León Montesinos
Primero de julio, la decisión ciudadana
Violencia poselectoral, indeseado escenario
Las rémoras y sus inmerecidos cargos
Ecatepec, Méx. (Elecciones 2012).- A seis días de la elección presidencial está bien claro que el ganador de la contienda no encontrará un camino terso y alfombrado para afianzar su triunfo. Sobre el proceso no deja de rondar la sombra de un conflicto poselectoral de incalculables consecuencias sociales. Escenario que sin duda ningún mexicano desea pero que desgraciadamente ya se ha cocinado como parte de la estrategia de los partidos y las organizaciones afines a Andrés Manuel López Obrador. Para ellos no hay más que de dos aguas: si ganan, el país estará en paz, pero si pierden…
Usted, yo o cualquier ciudadano de este país, debemos entonces preguntarnos cuál es la fuerza real de nuestro voto y el respeto de los demás al mismo. En la romántica teoría de la democracia, es válido que se gane o se pierda por un solo voto. Y así sucedió hace seis años cuando la diferencia con que ganó Calderón fue de apenas 250 mil sufragios , una cifra apretada que dio la pauta a que Obrador lanzará arengas por todos el país y mantuviera secuestrada a la avenida Paseo de la Reforma en demanda, de lo que dijo, era el robo a su triunfo electoral.
En el fondo de las cosas, si bien el triunfo de Felipe Calderón fue por “una nariz”, hubo otros factores que el tabasqueño dejó a la deriva y que le costaron no asumirse como el vencedor y que ahora, quiérase o no, nuevamente le van a pesar a la hora de que muchos miles de electores crucen su boleta electoral.
Una recapitulación previa a la decisión de millones de ciudadanos el próximo domingo debe remitirnos a los intereses en juego de los diversos grupos sociales que estarán presentes a la hora de sufragar. Hace seis años, la operación política de una mujer como Elba Esther Gordillo, permitió a Calderón conseguir incluso el apoyo de gobernadores priístas como el del tamaulipeco Eugenio Hernández a favor de Felipe Calderón. Esos acuerdos terminaron por marcar la mínima diferencia.
Hoy, erróneamente se conjugan dos elementos para que el voto de más de un millón de maestros se enfile mayoritariamente al PRI; uno, el deslinde público de la candidata del PAN y de López Obrador del liderazgo del SNTE; y dos, la insistencia, en pleno proceso electoral, de aplicar pruebas de evaluación a los mentores, cuya pobreza académica, ha estado siempre a dos factores, tanto por parte de los liderazgos clientelares y corporativos de su sindicato como de los pésimos programas educativos y de capacitación de la SEP.
Nadie pueda pasar por alto la capacidad de movilización y operación política de Gordillo Morales en tiempos electorales, cuenta para tal fin con abundantes recursos y miles de profesores, situación que incluso le permite jugar a dos bandas en la presente elección, buscando conservar el registro de su partido, el PANAL, y contribuyendo a apuntalar el triunfo de Enrique Peña Nieto.
Los maestros, con sus vicios y virtudes profesionales, han intuido que sus intereses personales y de sus familias no pueden estar protegidos del todo con Andrés Manuel López Obrador, y menos aún con Josefina Vázquez Mota. Y así como los mentores, hay otros sectores sociales para quienes las ofertas electorales del tabasqueño y la panista, no les resultan acordes a sus intereses.
Los jóvenes serán una fuerza importante en la correlación de fuerzas a jugarse el próximo domingo, eso es indudable, pero también hay otros sectores, el de las iglesias evangélicas, por mencionar un caso, que aglutinan a millones de personas, mismas que desde hace varias elecciones han contribuido a triunfos del PRI en estados como Veracruz.
Para lograr una interpretación más objetiva de lo que pueda ocurrir el próximo domingo debemos comentar además que el mismo Obrador ha aceptado que en 2006, les faltaron representantes de casilla en buena parte del territorio nacional, a consecuencia de que muchos de sus operadores enviados por el gobierno del Distrito Federal a diversas entidades, se adjudicaron para su peculio los fondos asignados a los gastos de dichos representantes, quienes al no recibir el apoyo prometido, sencillamente dejaron miles de casillas en manos del PRI y del PAN.
COMENTARIOS A UN “FRAUDE ANUNCIADO”.- Ahora las cosas son diametralmente opuestas; Obrador tendrá representantes en el 95 por ciento de las casillas, y además contará a su favor con la presencia de miles de observadores electorales y el manejo de las redes sociales a través de movimientos como el “#Yo Soy 132”. La reflexión, en consecuencia, es obvia: ¿Podrá hablar de fraude en caso de perder?
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que las del próximo domingo, serán las elecciones más vigiladas en la historia, y quizá las más concurridas pues se calcula una asistencia a las urnas superior al 70 por ciento de los mexicanos inscritos en el Padrón Electoral. Es cierto y hay que admitirlo, el Movimiento Progresista y sus partidos PRD, PT y Movimiento Ciudadano, arrasarán en el entidades con un alto número de votantes como el Distrito Federal, pero el D.F no es todo el país.
Aquí lo mencionamos cuando hablamos de los efectos que sin duda tendrá en los municipios conurbados como Ecatepec o Neza, la defeña ola obradorista, pero México es un territorio muy complejo y sus grupos sociales guardan intereses con características muy especificas y disímbolas. Por ejemplo, en el conservador Guanajuato, la presencia de López Obrador y de los partidos de izquierda, ha pasado como el día y la noche en una entidad con más de un millón de potenciales votantes los que por cierto son mayoritariamente panistas.
Y aunque en los sondeos de las empresas encuestadoras, Obrador nunca logró superar al priísta Peña Nieto, y en algunos como el de Reforma, sólo llegó a reducir su ventaja al acercarse a cuatro puntos, ya ha anunciado que él tiene sus propios estudios de opinión donde lleva la ventaja; es decir, que si millones de mexicanos votan en sentido opuesto a sus intereses habrá fraude.
Por eso, debe existir una plena conciencia ciudadana de lo que puede sobrevenir el próximo lunes cuando México amanezca con un nuevo presidente. No se trata de que el camino a la transición se convierta en un nudo ciego y de que los mexicanos terminemos enfrentados, porque entonces de nada valdrá el régimen de partidos por medio del cual elegimos a nuestros gobernantes.
Sinceramente un servidor cree impensable un fraude electoral de proporciones escandalosa si consideramos, como ya lo anotamos, que serán millones los ojos ciudadanos que estarán al pendiente del desarrollo de los comicios, del conteo de los votos y de los resultados.
Es cierto, todavía no hemos logrado desterrar de nuestro sistema de proselitismo electoral la cultura de la dádiva, pues en todos los partidos sin excepción alguna, se sigue ofreciendo la camiseta, la despensa, la gorra, la torta o los souvenirs de toda índole, a los potenciales electores, así como el uso de recursos públicos, pero lamentablemente con todos sus defectos, nuestro sistema electoral es aún perfectible, y debemos respetar los resultados que arroje.
Como lo comenté en entregas anteriores, puede darse una elección cerrada, es cierto, pero una vez establecidas las cifras finales los contendientes deben hacer una lectura objetiva y puntual del por qué del comportamiento de los electores hacia sus partidos; nadie en este país puede decir que tiene el consenso mayoritario de la sociedad, motivo por el cual no es válido que una vez instalados en el poder, desoigan las voces de sus opositores, pero sobre todo de los simpatizantes del partido que sea, pues al fin y al cabo son ciudadanos de a pie, comunes y corrientes a quiénes afectan a o benefician de manera directa las políticas públicas.
COMENTARIOS A LAS INELUDIBLES “RÉMORAS”.- Por desgracia, y como siempre ocurre, del triunfo de muchos candidatos se colgarán un sinfín de “rémoras”; esos personajes advenedizos y que tras sus actitudes serviles que muestran durante las campañas, esconden intereses perversos e incontables historias de corrupción.
Situación aviesa a la que no se pueden sustraer ninguno de los aspirantes a la alcaldía de Ecatepec, lo que valdrá que en este espacio demos a conocer, una vez concluido el proceso electoral, los nombres de algunos de estos personajes de muy mala reputación que han sorprendido la buena fe de los aspirantes y que ya se frotan las manos pensando en salirse con la suya con un cargo público en la próxima administración.
Ecatepec, y lo vamos a seguir sosteniendo, se merece tener buenos gobernantes pues en la medida en que se coloquen en los cargos públicos a hombres y mujeres capaces y honestos, muchos de los problemas encontrarán soluciones reales; ya basta de que cada tres años, la nueva administración, de las siglas que sea, se convierta en una enorme y apetecible piñata. Hay problemas apremiantes que nos pueden rebasar como sociedad si no se ponen manos a la obra. Y aquí en Mexiquense, seguiremos haciendo eco a las denuncias ciudadanas y exhibiendo los casos de corrupción que por desgracia, no conocen de siglas partidistas.
Agradecemos sus comentarios, filtraciones, tips e informaciones, a nuestro correo electrónico: garrasleo6@yahoo.com.mx
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lunes, 25 de junio de 2012
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junio 25, 2012
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