México, DF, (Jóvenes).- Las y los jóvenes de universidades públicas y privadas de todo el país han decidido manifestarse en las calles para expresar un severo descontento contra la calidad de nuestra democracia y los saldos sociales de una economía que crece poco y que no genera los empleos necesarios para garantizar un presente y futuro digno para las nuevas generaciones.
Este reclamo debe llevarnos a un diagnóstico muy serio, no sólo de las circunstancias que determinan los contextos en que viven los adolescentes y jóvenes en nuestro país, sino también sobre la oferta institucional y de políticas públicas con que contamos para su atención.
Una radiografía de las problemáticas que, a nivel estructural, enfrentan nuestros jóvenes para comprender que el reclamo que han llevado a las calles no sólo es legítimo, sino que es urgente atender.
¿Cuántos son?
La Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes establece que la población mayor de 12 años y hasta 17 cumplidos forma parte del grupo definido como de los “adolescentes”, una etapa en la vida que, como señala UNICE F, demanda y exige políticas y programas especiales, a fin de garantizar el conjunto de derechos propios de su grupo etario.
El segundo grupo es el que va de los 15 a los 17 años, periodo en el que se asume se asiste al bachillerato.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, en México habría un total de seis millones 504 mil 132 adolescentes entre 12 y 14 años de edad, de los cuales, tres millones 291 mil 591 son hombres y tres millones 212 mil 541, mujeres.
Por otra parte, en el grupo de 15 a 17 años habría seis millones 710 mil 948 adolescentes, de los cuales tres millones 376 mil 448 son hombres y tres millones 344 mil 500, mujeres.
Según el INEGI, Guerrero es la entidad en la que las y los adolescentes de 12 a 14 años tienen mayor peso relativo con respecto al total de su población.
En efecto, en 2010 representaban 7% de los habitantes de esa entidad. Le sigue Chiapas, con 6.9%; Oaxaca, con 6.6%; Guanajuato, con 6.3%, y Puebla, San Luis Potosí y Aguascalientes, con 6.2%.
Para el grupo de 15 a 17 años, la proporción más alta respecto del total de la población se registra también en Guerrero, con 6.9%; le siguen Chiapas y Oaxaca, con 6.8% cada una; después San Luis Potosí y Puebla, con 6.5%, así como Guanajuato y Michoacán, con 6.3%, respectivamente.
En pobreza y vulnerabilidad
La marginación en México afecta particularmente a las niñas, niños y adolescentes. En efecto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estima que 53.8% de quienes tienen menos de 18 años viven en condiciones de pobreza. Si se asume que ésta se distribuye de manera proporcional según los grupos de edad, entonces podría estimarse que habría aproximadamente siete millones cien mil adolescentes entre los 12 y los 17 años que viven en estas condiciones.
Del total de quienes se encuentran en este grupo de edad, habría un 12.8% que vive en condiciones de pobreza extrema, es decir, que no cuentan con recursos para adquirir una canasta básica alimentaria. Este porcentaje implicaría un total aproximado de 1.7 millones de adolescentes entre los 12 y los 17 años que padecen cotidianamente el hambre.
Adicionalmente, habría un 22.5% de adolescentes que viven en vulnerabilidad por carencias sociales, y 7.2% que enfrenta la vulnerabilidad por carencia de ingresos.
Estos indicadores dan cuenta de la desigualdad que separa a los jóvenes y adolescentes, pues, si se asumen los datos del Coneval, aproximadamente sólo 17 de cada cien adolescentes entre los 12 y los 17 años tendrían acceso a niveles adecuados de bienestar.
Sin derecho a la educación
En nuestro país persisten severos problemas en lo que respecta a la garantía del derecho a la educación tal y como está asentado en al Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Según el Censo de 2010, de los 6.5 millones de adolescentes que tienen entre 12 y 14 años, 538 mil 920 están privados de su derecho a la educación. Lo anterior es equivalente a 8.3% del total de quienes deberían ir a la escuela y no pueden hacerlo.
Las entidades con peores indicadores son Chiapas, con 13.9%; Michoacán, con 13.5%; Puebla y Guerrero, con 10.6%, respectivamente; Jalisco, con 9.7%; Guanajuato, con 9.6%; Oaxaca, con 9.5%, y Veracruz, con 9.4%.
Cabe mencionar que el porcentaje de quienes no han logrado permanecer o acceder a la secundaria son altos, aun en las entidades con los mejores indicadores: Hidalgo y Baja California, con 6%, respectivamente; Sonora, con 5.6%; Nuevo León, con 5.2%; y el Distrito Federal, con 4.6%.
Por otra parte, para el grupo de 15 a 17 años de edad las condiciones son todavía más adversas, pues de los seis millones 710 mil 948 jóvenes que hay en ese rango de edad, sólo cuatro millones 499 mil 305 estaban matriculados en el nivel de bachillerato en 2010, es decir, una cifra equivalente al 33%.
Las entidades con peores condiciones de acceso al bachillerato son: Michoacán, con 45.1% fuera de la escuela; Guanajuato, con 41%; Chiapas, con 39.8%; Zacatecas, con 39%; Guerrero, con 36.9%; Jalisco, con 36.7%; y Durango, con 36%.
En contraste, las entidades con mejores indicadores son: Baja California, con 27.9% de adolescentes entre 15 y 17 años fuera de la escuela; Tabasco y Baja California Sur, con 27.8%; Sonora, con 26.2%; Sinaloa, con 25.3%; y el Distrito Federal, con 22%.
Violencia y muerte los acechan
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, del total de fallecimientos registrados en 2010 para el grupo que va de los 10 a los 14 años de edad, 40% fueron provocadas por causas externas de morbilidad y mortalidad, es decir, accidentes y homicidios.
Cabe destacar que dentro de estas causas, 70% de los fallecidos corresponde a adolescentes del sexo masculino.
Por otra parte, para el grupo de los 15 a los 17 años de edad, la mortalidad por causa externa representa 60% del total de fallecimientos, y en el sector la sobremortalidad masculina es abismal, pues los decesos de hombres representan 77% del total de las muertes por accidentes, homicidios y suicidios.
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