Si crece la percepción de inestabilidad en el entorno político estadounidense no sería raro que hubiera mayor aversión al riesgo, que usualmente implica volatilidad en los mercados.
¿Existirá alguna implicación en el mundo económico y
financiero del atentado en contra de Donald Trump ocurrido el sábado
pasado?
La reacción inicial de los mercados, en las limitadas
operaciones del fin de semana, fue descontar una mayor probabilidad del
triunfo del candidato republicano, que será nominado formalmente en la
Convención que comienza el día de hoy en Milwaukee, Wisconsin.
Si algo le faltaba a Trump para consolidar su imagen era
precisamente un atentado.
Las evidencias obtenidas en la investigación inicial, sin
embargo, dejan muy claro que hay que olvidarse de cualquier montaje. La persona
que disparó tenía la intención de matar a Trump y no estuvo lejos de
lograrlo.
Falta aún un entendimiento de las motivaciones del presunto
tirador, que fue abatido por un agente del FBI.
A pesar de las confusiones de Biden en el marco de la
reunión por el 75 aniversario de la OTAN, las encuestas recientes no
marcan un desplome del presidente.
El sábado, Fox News dio a conocer su más reciente
levantamiento, que marca solamente un punto de diferencia a favor de Trump
respecto a Biden, con un 49 contra 48.
NBC News, en la misma fecha dio a conocer su más reciente
sondeo y estableció un 45-43 a favor de Trump.
Sin embargo, de los siete llamados ‘estados columpio’,
claves para el resultado en el Colegio Electoral, Trump sigue adelante
claramente en 5 de ellos, y solamente en Wisconsin y Michigan, hay una
mayor competencia.
Habrá que esperar algunos días más para ver cuál es el
impacto real que el atentado fallido tiene en las intenciones de voto.
Este hecho no quita de la mesa la discusión respecto a si el
presidente Biden es el más calificado para hacerle frente a Trump.
¿Es posible que haya más turbulencia financiera derivada
del ambiente político que se ha configurado después del atentado?
Eso es algo que no puede descartarse. Si crece la percepción
de riesgo en el entorno político estadounidense no sería raro que hubiera mayor
aversión al riesgo, que usualmente implica volatilidad de los mercados, y
tradicionalmente le pega a la cotización del peso frente al dólar.
Habrá que esperar a los siguientes días y semanas, para
evaluar el impacto de manera más precisa, en un proceso electoral en EU que
tendrá todo… menos normalidad.
La narrativa perdida
En el debate sobre la reforma judicial, la narrativa
del gobierno parece tomar la delantera.
El argumento de AMLO y Morena es que el pueblo no tiene
acceso a la justicia, y que los responsables de ello son los mandos del
Poder Judicial, es decir, ministros, magistrados y jueces.
La opción que se ha ofrecido es que sea “el pueblo”, el que
elija a estos mandos del Poder Judicial, para que respondan a los electores.
Obviamente el argumento es cuestionable, pero es simple y
claro, y mucha gente lo respalda.
La experiencia del ciudadano de a pie con el sistema de
justicia en México es deplorable.
Lo dicho por López Obrador es consistente con lo que muchos
ciudadanos han vivido.
Claro, pocos se toman la molestia de analizar si la relación
con la justicia correspondió a un Ministerio Público o a un juzgado del
fuero común, no a juzgados federales.
Para el ciudadano, sin embargo, es lo mismo.
Un argumento esgrimido por los opositores es que, con la
fórmula propuesta, se perderá la autonomía y capacidad del Poder Judicial.
Otro tipo de respuesta es la que ensalza los procedimientos
de nombramientos, la carrera judicial, y todas las virtudes que tienen los
mandos del Poder Judicial.
Al ciudadano de a pie, le tiene sin cuidado todo el
esfuerzo que hacen los aspirantes a jueces para llegar al cargo. Lo
que le interesa son los resultados.
El ciudadano promedio no defenderá la independencia y
autonomía del Poder Judicial, si su percepción es que no hay beneficios que él
obtenga de ella.
Lo que debió hacerse desde hace muchos meses es que el
propio Poder Judicial, los expertos y los opositores, le arrebataran al
gobierno su bandera y propusieran una profunda reforma del sistema de
justicia en México, teniendo como eje a los ciudadanos.
Quizás, calcularon que esa reforma nunca pasaría porque no
habría mayorías calificadas.
Y ahora, los tomó desprevenidos y sin capacidad para
responder con eficacia.
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