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domingo, 24 de abril de 2022

Inflación, por las nubes; economía, por los suelos

 



El INEGI informó este viernes que en la primera quincena de abril, la inflación general en México se situó en 7.7 por ciento anual, la más elevada desde la segunda mitad de enero de 2001.

Mientras en México el debate público está centrado en la campaña de linchamiento que mantienen el presidente López Obrador y su movimiento ‘transformador’ contra los diputados ‘vendepatrias’ que votaron en contra de la reforma constitucional en materia eléctrica, se pierde de vista o se ignora lo importante.

Esta semana se confirmó no sólo que las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana son cada vez más sombrías, sino que la inflación en el país sigue muy presionada en su nivel más alto en 21 años.

El INEGI informó este viernes que en la primera quincena de abril, la inflación general en México se situó en 7.7 por ciento anual, la más elevada desde la segunda mitad de enero de 2001.

La inflación sigue enfrentando los choques asociados con la pandemia de covid-19, a lo que se han venido a sumar las fuertes presiones en los energéticos y los precios agropecuarios por el conflicto bélico.

La guerra de Rusia contra Ucrania está complicando la lucha contra la inflación y afectando el ritmo de la recuperación económica mundial.

La inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles, como los agropecuarios y los energéticos, alcanzó 7.2 por ciento anual en las primeras dos semanas de abril y ligó 15 quincenas consecutivas al alza.

Al interior del componente subyacente, que es un referente de la tendencia inflacionaria, continúan manifestándose las presiones tanto en los precios de mercancías como en los de servicios.

El rubro de mercancías registró una inflación anual de 9.1 por ciento, pero destacó que las mercancías alimenticias mostraron una tasa anualizada de 10.7 por ciento.

La inflación no subyacente se mantiene en niveles elevados al situarse en 9.4 por ciento anual en la primera quincena de abril.

El componente no subyacente sigue presionado por los precios de los productos agropecuarios, cuya inflación anual se ubicó en 15.2 por ciento.

Ante el tamaño del choque inflacionario, el Banco de México seguirá incrementando la tasa de referencia en sus próximas reuniones de política monetaria.

La gran mayoría de los analistas encuestados por Citibanamex esta semana anticipa que la tasa de referencia se incrementará medio punto porcentual, a 7 por ciento, en la decisión de mayo.

Para finales de 2022 anticipan ya una tasa de 8.25 por ciento, aunque algunas instituciones no descartan que pueda ubicarse hasta en 9 por ciento al cierre del año.

No hay que perder de vista que el ciclo de alzas de la tasa de referencia inició en junio de 2021 desde el nivel de 4 por ciento, pero su duración será larga.

Más aún porque en Estados Unidos la Reserva Federal no sólo inició en marzo su propio ciclo de alzas, sino que ahora se anticipa más rápido y mucho más agresivo.

En la semana el Fondo Monetario Internacional advirtió que el elevado nivel de la inflación complica la disyuntiva que enfrentan los bancos centrales entre contener las presiones en los precios y proteger el crecimiento.

El dilema no es ajeno para México, donde la actividad económica aún no logra recuperar su nivel previo a la pandemia, que se alcanzaría hasta 2023.

El Indicador Oportuno de Actividad Económica del INEGI anticipa que en marzo la actividad económica del país podría haber registrado un crecimiento de 0.8 por ciento mensual, después de que en febrero habría avanzado un tímido 0.2 por ciento.

Aunque en una semana sabremos cuánto creció el PIB en el primer trimestre del año, después del estancamiento que presentó tres meses antes, la recuperación sigue siendo débil y desigual entre sectores.

A ese cuadro se suma el deterioro en las perspectivas de crecimiento económico en un entorno de persistentes perturbaciones en las cadenas de suministro.

Los analistas encuestados por Citibanamex revisaron a la baja sus expectativas de crecimiento del PIB para 2022 de 1.9 a 1.8 por ciento.

Obvio, un crecimiento menor a 2 por ciento anual no es consistente con la percepción oficial de una recuperación consolidada ni es suficiente para regresar al nivel previo a la pandemia.

El mayor riesgo en este momento es caer en una nueva recesión antes de recuperar el nivel de actividad económica prepandemia.

 

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