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miércoles, 26 de enero de 2022

El gran fracaso

El desempeño de la economía mexicana entre 2020 y 2022 será uno de los peores entre las principales naciones del mundo, de acuerdo con el FMI.



Enrique Quintana

 

El mundo terminará este año con una economía 7 por ciento superior al nivel previo a la pandemia… pero México seguirá por debajo de 2019.

El desempeño de la economía mexicana entre 2020 y 2022 será uno de los peores entre las principales economías del mundo, de acuerdo con las proyecciones que dio a conocer ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El FMI estableció un pronóstico de 2.8 por ciento para el crecimiento de México en este año. Apenas en octubre pasado había calculado una tasa de 4 por ciento.

Considerando los tres años desde el arranque de la pandemia, México sería, junto con España, el único país de tamaño importante en el cual el nivel del PIB terminaría este año por abajo del que tenía en 2019.

La economía mundial en su conjunto habrá crecido 7.1 por ciento respecto al nivel de 2019 y en particular en los naciones emergentes lo habrá hecho a un ritmo de 9.4 por ciento en promedio para este lapso.

Entre las naciones avanzadas destaca Estados Unidos con una tasa 6 por ciento por arriba de su nivel previo a la pandemia.

Pero incluso Europa, que tuvo un muy mal 2020, se encontrará 3.4 por ciento por arriba del nivel de 2019.

En México estaremos 0.7 por ciento por abajo. Solamente España estará más atrás: –1.1 por ciento.

Incluso Brasil tendrá un mejor desempeño, pues habrá crecido 5.1 por ciento respecto al nivel de 2019.

En América Latina en su conjunto, el saldo será de un crecimiento de 1.9 por ciento.

Lo peor del caso es que el resultado hubiera sido aún más negativo si no hubiésemos tenido el impulso de la economía de Estados Unidos.

Con todo y el fuerte empuje que se ha dado a nuestras exportaciones, así como con los más de 50 mil millones de dólares de remesas que llegaron el año pasado, el resultado habrá sido negativo.

A mi parecer son dos las explicaciones de este gran fracaso.

Por un lado, el gobierno mexicano prácticamente no destinó recursos a apoyar a la economía en el año 2020, cuando el desplome fue superior a 8 por ciento.

Pero también se encuentra el hecho de que, desde el primer año de esta administración, hubo una erosión de la confianza que propició un desplome de la inversión.

De acuerdo con los últimos datos oficiales, el nivel actual de inversión está 9.3 por ciento por abajo que el del cierre de 2018.

Aun si en este 2022 hubiera un crecimiento de 6 por ciento en la inversión, nos encontraríamos 3.9 por abajo del nivel de 2018.

Sin embargo, como el gobierno no acepta este diagnóstico y piensa que sí hay muchos empresarios que están apostando a las estrategias propuestas por la autoridad, no toma ninguna medida para revivir la inversión.

Se ha dicho hasta el cansancio: los inversionistas necesitan certidumbre.

Pero, comenzando con la decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco, hasta el intento de cancelar los contratos vigentes en el sector eléctrico con la reforma propuesta, todo en aras de –supuestamente– combatir la corrupción, se ha generado un ambiente que inhibe las inversiones.

Cuando se haga un análisis histórico de este periodo, no solo veremos cómo propiciamos una fase de retroceso y estancamiento, sino que desaprovechamos una oportunidad irrepetible para atraer empresas a México, en vista de la crisis de las cadenas de suministro que la pandemia y luego la rápida recuperación trajo consigo.

Como le he comentado en diversas ocasiones, el único consuelo que resta es tratar de llegar al fin de sexenio sin una crisis financiera.

Por cierto, algunos lectores me han pedido explicar en dónde percibo el mayor riesgo de esa crisis.

Ese será tema de un próximo comentario.

 

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