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domingo, 18 de julio de 2021

México un país de jóvenes con falta de oportunidades

 



 


En México concluir una carrera profesional no es una garantía para obtener un empleo. Según datos del INEGI del primer trimestre del 2015, existen en nuestro país 884,237 personas que tienen un grado superior de estudios, pero se encuentran desempleados y sin una oportunidad inmediata de conseguir un empleo.

Ser titulado de una Universidad, al menos para la cuestión laboral y de ingresos, no tiene mucha importancia, y es que uno de los retos que enfrentan los recién egresados de las universidades mexicanas es encontrar un empleo dentro del mercado laboral tan competido.

La realidad en México es muy clara, la tasa de desempleo es más altas para los egresados universitarios que para los jóvenes que cuentan sólo con nivel de bachillerato.

El Instituto Mexicano de la Juventud señala que la proporción de jóvenes que logran ubicarse en un trabajo es del 30.7%. De ese porcentaje, uno de cada tres consigue desempeñarse en actividades vinculadas con su perfil profesional.

Desafortunadamente existe un desequilibrio en cuanto a las habilidades que pueden ofrecer los profesionales recién egresados, ello en relación a las exigencias que pide el sector laboral, y es que los empleadores dicen que los jóvenes recién egresados de las universidades no son capaces de resolver un problema, de pensar y actuar de forma crítica.

Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las principales causas del desempleo en los jóvenes profesionistas son la falta de experiencia, la búsqueda de un sueldo digno que muchos empleadores no quieren pagar, la falta de dominio en su área o disciplina, y la ineficiencia en la capacitación. La pregunta de reflexión es: ¿cómo los empleadores pretenden que las condiciones antes señaladas se cumplan, si los empleadores al contratar jóvenes preparados, pero sin experiencia, los convierten en un “…y veme a traer esto y veme a traer esto otro” de tu jefe inmediato. Las empresas no brindan la oportunidad de acceso a la tan afamada “experiencia” que solicitan cuando desean reclutar nuevo personal.

La OCDE estima que con base en las tendencias actuales, los jóvenes mayores de 22 años tardarán aproximadamente un año y medio en colocarse en algún puesto y, cuando lo logran, su salario será incluso menor al que obtiene un trabajador con estudios de secundaria.

En promedio 65 de cada 100 egresados, por la desesperación y frustración de no encontrar un empleo, deciden trabajar en un área diferente a la que estudiaron, se subemplean en trabajos como choferes de transportes públicos, empleados en taquerías o se dedican al comercio ambulante.

El panorama que brinda nuestro país para los que están próximos a egresar es desalentador; porque los universitarios cargados de ilusiones y sueños sabrán que eso no basta, que los conocimientos adquiridos no son razón suficiente para emplearse.

Consideramos que las universidades deben basar su oferta educativa en los perfiles requeridos por el mercado laboral, redefiniendo la permanencia de ciertas carreras que ya resultan obsoletas y, adecuarlas para brindarles a los egresados mayores posibilidades de encontrar un empleo bien pagado, que no los haga sentirse decepcionados con su presente y arrepentidos por haber dedicado cuatro o cinco años de su vida a estudiar. Al gobierno y a los empresarios les corresponde crear buenas fuentes de empleo y, por supuesto a los jóvenes, les corresponde crear con ideas creativas sus pequeños negocios que los hagan superarse y salir adelante en este mundo tan voraz y competido. No es momento de que los egresados universitarios se queden a la espera de una oportunidad, si la oportunidad no llega se debe tener el talento para crearla, sólo así México será un país de jóvenes con iniciativa, los cuales logren sacar lo mejor de sí, no deben esperar una oportunidad, sino arrebatarla de esta economía capitalista.

 

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