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jueves, 17 de septiembre de 2020

Con silencio, rifa y consulta, el festejo de Independencia en la era COVID-19

El tradicional desfile cívico-militar y la noche del Grito para rememorar a los próceres mexicanos no tuvieron público.
Las plazas públicas se vaciaron, no hubo militantes o aplaudidores, tampoco turistas ni comerciantes, los curiosos fueron contados y se quedaron confinados en las vallas de seguridad. La pandemia de COVID-19 obligó a millones de mexicanos a gritar “viva México” desde su casa en las celebraciones por el 210 Aniversario del Inicio de la Independencia. En una jornada inédita, el tradicional desfile cívico militar y la noche del Grito para rememorar a los próceres mexicanos no tuvieron público, la mayoría de los mandatarios del país llevaron a cabo el ritual en silencio para ser vistos en redes y televisión, mientras que en otras entidades prefirieron no celebrar. Ayer, el Zócalo de la capital no recibió a los 12 mil 492 uniformados que sí acudieron el año pasado al pase de lista Presidencial. Apenas 666 integrantes de las Fuerzas Armadas y Guardia Nacional; 15 civiles, 82 vehículos, 54 aeronaves y 66 caballos hicieron las salutaciones al jefe del Ejecutivo con cubrebocas del color de su uniforme, y sin menores o familiares que les aplaudieran a su paso por las calles de la ciudad, se retiraron a sus cuarteles en una ceremonia que alcanzó apenas los 100 minutos de duración. El acto solemne comenzó con el izamiento de la monumental bandera. Le acompañaron al presidente Andrés Manuel López Obrador, los presidentes de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri, y del Senado, Eduardo Ramírez, así como el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar. Ninguno pidió la palabra. La temática se centró en la atención médica durante la pandemia y se realizó un breve homenaje para las más de 71 mil personas que han muerto por coronavirus. La única oradora, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, encargada de dar el mensaje de agradecimiento a los 58 trabajadores de salud condecorados con la presea Miguel Hidalgo en Grado Collar, a quienes les llamó “héroes y heroínas del siglo XXI”. El Presidente, su esposa, los secretarios de Defensa, de Marina y los encargados de Salud fueron los únicos en toda la plaza que no usaron cubrebocas en una ceremonia que brilló por la ausencia del pueblo. Lo mismo sucedió la noche del 15. La plancha de concreto fue ocupada por símbolos y no por personas, un monumental mapa de la República hecho de luces verdes, blancas y rojas, un inmenso pebetero, fuegos artificiales y 20 vivas, destacando el de “la esperanza en el porvenir”. El Presidente salió al balcón envuelto en la banda tricolor para presenciar el espectáculo de luz y sonido. Con fuerza, el Ejecutivo arengó para una plaza que por primera vez lució vacía. Horas antes, el fervor patrio ya había quedado registrado en las calles, con dos elementos que fueron petición presidencial: el sorteo más grande en la historia de México y de la Lotería Nacional, en el que se otorgaron 100 premios de 20 millones de pesos con motivo del avión presidencial, así como una entrega de firmas y una propuesta para someter a consulta si se debe llevar ante la justicia a los expresidentes. Elementos de las Fuerzas Armadas

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