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viernes, 19 de octubre de 2018

La salud de los mexicanos, negocio de tres familias


Por:Lourdes Mendoza


Hace unos días, AMLO declaró que las empresas farmacéuticas tendrán que bajar los precios de sus productos. Dios lo escuche, sin embargo, esto pareciera ser sólo una buena intención. ¿La razón? No hay competencia ni en el sector privado ni en el público; y peor aún, su propuesta de centralizar aún más la compra de medicamentos NO es la solución, sino parte del problema.

Me explico: hoy en día existe un oligopolio conformado por las distribuidoras de medicamentos como Fármacos Especializados, Nadro y Marzam; de laboratorios nacionales y comercializadoras ligados al gobierno, como son CPI, Ralca, Laboratorios Pisa, Dimesa y Maypo, entre otros.

Ahora bien, la solución tampoco es decir que van a negociar y comprar directamente de los laboratorios fabricantes, como se ha comentado en distintos foros y como lo promueve la doctora Asa Cristina Laurell, pues eso ya se hace desde hace varios años por parte del gobierno y del IMSS, a través de la Comisión Negociadora de Precios y de la compra consolidada.

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Ambas estrategias han terminado en una gran simulación, pues estas empresas gozan de la protección de un modelo de negocio echado a andar hace más de 30 años con la industria transnacional, consistente en la representación exclusiva o bien en un famoso candado a la competencia llamado Carta de Apoyo, que los fabricantes tienen que dar al distribuidor o vendedor y sin el cual es imposible siquiera participar en las licitaciones y asignaciones gubernamentales de medicamentos.

Por cierto, en este sexenio de EPN se favoreció a laboratorios de genéricos como Pisa y se usaron trampas difíciles de comprobar en la manipulación de las famosas subastas en reversa (será otra historia que les contaré).

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En lo privado, la historia es aún peor...
Aunque en México el 70% de los medicamentos se paga en forma privada, es decir, directamente del bolsillo de los mexicanos, ya sea que usted compre en farmacias de genéricos o en farmacias tradicionales, productos de patente o genéricos, NO existe competencia. Así como lo está leyendo. Baste decir que Fármacos Nacionales, Marzam y Nadro firmaron contratos con los laboratorios, estableciendo a qué farmacias surtiría cada uno y los precios de los distintos listados de productos.

¿El resultado? Los medicamentos han incrementado su precio en más del 40 por ciento en los últimos años, mientras la inflación conjunta de estos tres años no supera el 18 por ciento. Las utilidades de estas empresas pasaron del 2 por ciento neto al 8 por ciento.

Así las cosas, presidente electo, la solución no está en exigirle a los laboratorios que bajen los precios, sino en lo que usted hizo tema central de su campaña: la corrupción.

Por cierto, y como les adelanté hace unos meses, en una decisión insólita y a pesar de que se mueve como pato, camina como pato y hace cuac, cuac, la Cofece optó y encontró la salida política y decidió darle sólo una llamadita de atención a Pablo Escandón. Dejando la compra oscura de Marzam en una simple llamada de atención. ¿Quién le habrá hecho manita de puerco a la administración de EPN o a alguien de la que está por llegar de AMLO? Informarles que todavía se tiene que resolver la denuncia por prácticas monopólicas absolutas, ni caso tiene tras ver este fallo.

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