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lunes, 29 de septiembre de 2014

Racismo y genómica en México

No existen “razas puras”, todos los seres humanos sobre la faz de la tierra provienen de mezclas

Ecatepec, México.- La palabra mestizo proviene del latín, del vocablo mixticĭus que significa mixto o mezclado. El Diccionario de la Real Academia Española marca como significado en nuestra lengua “persona nacida de padre y madre de raza diferente, en especial de hombre blanco e india, o de indio y mujer blanca”, lo que traduce claramente la intención de poner en relieve un asunto racial, subrayando una mezcla de dos razas humanas.

Se utilizó durante el imperio español en México, en el siglo XVII para denominar a una de las castas o estratos poblacionales definidos por la raza y con fines estrictamente discriminatorios. Este sistema de castas colonial español, derivó de la doctrina medieval de los ordenamientos de limpieza de sangre.

Las personas clasificadas como mestizas tenían un estatus social disminuido, que les impedía o limitaba su acceso a la educación y a posiciones de mando, propiedad o prestigio; la historia posterior de nuestro país ha cimentado conceptos en el sentido contrario, marcando como uno de los valores fundamentales la igualdad ante la Ley. En sí mismo el concepto no solamente es inútil y discriminatorio, sino también absurdo en vista de que no existen “razas puras”; todos los seres humanos sobre la faz de la tierra provienen de mezclas.

Tomando como ejemplo al propio pueblo español y su historia, sus orígenes romanos, moros y africanos, nos ponen de relieve una mezcla muy compleja prácticamente imposible de disecar en cada español. México es también una mezcla, una parte importante proveniente de la península ibérica y otra de los pueblos mesoamericanos, pero quinientos años después no somos ni españoles ni indios, somos mexicanos. Por supuesto hay personas con diferentes proporciones de la mezcla, quizá cada persona tiene una mezcla particular y al momento de describirla desde el punto de vista médico o clínico, sólo podemos quizá hablar de algunos rasgos físicos, siempre y cuando tengan relevancia para su padecimiento.

Ahora estamos en la era de la genómica, tenemos las primeras descripciones científicas pormenorizadas del genoma de los mexicanos, hecho de enorme relevancia y que seguramente nos brindará herramientas a corto plazo, para la lucha contra las enfermedades que nos aquejan como país.

El sobrepeso y la obesidad con sus enormes secuelas en términos de síndrome metabólico, diabetes, hipertensión e infartos seguramente se verán modificados por estos valiosísimos hallazgos; lo que me sorprende especialmente es apreciar en los títulos de las publicaciones de estos trabajos científicos el uso de las palabras mexican mestizo, firmados por nuestros científicos (mexicanos) más brillantes.

Tristemente me recuerdan al personal mexicano que trabaja en consulados y embajadas estadunidenses que pretende no conocer el idioma español y discriminan a sus compatriotas. Por fortuna la comunicación científica es de libre acceso, brindando la ventaja del escrutinio público, y para señalar lo inadecuado y absurdo del uso de esa palabra en aquel contexto, no se requiere ser ningún excelso científico, basta saber leer.

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