La otra cara y rara Navidad en México
Por Fabián Jiménez N.
*Columna publicada en www.indicadorpolitico.mx
Durante las fiestas navideñas se hace aún
más visible la situación de pobreza en la que vive una gran parte de la
sociedad.
Sentir tristeza en Navidad es cada vez más
habitual en tiempos de pandemia, y más con los tiempos de crisis que nos toca
vivir en la actualidad. Al leer estas líneas, quisiera preguntarte si sientes
tristeza en Navidad, o es al contrario. ¿Vives esas fiestas con gran alegría o
crees que has perdido el espíritu navideño?
Este 2020 consagrado a lo improbable
llegará a su fin con las fiestas navideñas más insólitas que se recuerdan. ni
reencuentros numerosos, ni cenas de empresa, ni desfiles. eso sí, la
recomendación general es que mejor celebrarla que dejarla pasar.
En el futuro, cuando recordemos el cruel
2020 y contemos cómo fue su Navidad, lo haremos con un sabor agridulce.
Habremos puesto fin al año más terrible del que guardamos memoria y las copas
brindarán por dejar atrás lo vivido y que llegue pronto la anunciada vacuna a
cada hogar en México.
Religiosos y no creyentes, fanáticos del
espíritu navideño e incrédulos de este culto, todos nos veremos contagiados,
inevitablemente, por el clima emocional y alegre que flotará esos días en el
ambiente, que siempre acaba suavizando al más reacio. Sin embargo, las insólitas
condiciones en que las celebraremos, unidas por el sufrimiento que arrastramos
desde marzo, harán que recordemos unas Navidades extrañas, las más raras de
nuestras vidas.
A menos de escasos cuatro días para la
Nochebuena, el esperado encuentro, la anhelada cena este año no serán como cada
año y se deberá tomar las precauciones para cuidar a los seres queridos a
quienes se extrañó todo este tiempo de restricciones y confinamiento y con los
que se decidió pasar estas fiestas.
Nadie se atreve a pronosticar al detalle
cómo van a ser las Pascuas del 2020. Imposible saber a estas horas si los viajeros
podrán volver a sus localidades de origen para reunirse con sus familiares,
cuántos podrán sentarse alrededor de una misma mesa o hasta qué hora estarán
abiertas las tiendas para comprar regalos (Ciudad de México y el Edomex),
cerraron sus establecimientos. Por no saber, nadie se atreve a descartar que el
final del año coincida con un pico de contagios de covid-19 y tengamos que
pasarlo confinados como la última Semana Santa.
En el mejor de los escenarios posibles,
pocas tradiciones navideñas quedarán inmunes a la pandemia. No habrá fiestas de
Nochevieja, ni comidas de empresa, ni fiestas multitudinarias. Los aficionados
a cantar villancicos en coros tendrán que dejarlo para otra ocasión y en la
mayoría de ciudades han quedado descartadas los desfiles de Reyes Magos.
Desde hace días, muchas de sus calles ven
salir el sol cada mañana cubiertas de luces navideñas, pero a escasas jornadas
del encendido oficial solo parecen ser el triste presagio de la Pascua que nos
espera: la más desangelada de nuestras vidas.
Por difícil que nos resulte, tenemos que
aceptar que la dichosa COVID-19 no va a desaparecer de nuestra vida de la noche
a la mañana. Es momento de ser responsables y seguir las recomendaciones de la
OMS y las Autoridades Sanitarias (mascarilla, higiene de manos y distancia
social) para doblegar la curva e intentar recuperar la antigua normalidad
cuanto antes.
Así es como estaré compartiendo con todos
ustedes #MiColumnaDeHoy ¿Rozón…y?, y me pongo a sus órdenes en el sitio web:
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