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sábado, 25 de mayo de 2019

Clausuran en Ecatepec gasonera que operaba de manera irregular propiedad del ex funcionario Noé de Jesús Vázquez Pérez.


-En el lugar eran llenados cilindros de gas directamente del vehículo, lo que representaba riesgo inminente

- Gobierno municipal atiende denuncias ciudadanas que alertan sobre establecimientos de venta de combustible que operan de manera irregular y sin medidas de seguridad



Personal de la Dirección de Protección Civil y Bomberos de Ecatepec suspendió una gasonera ubicada en la colonia Xalostoc, que abastecía gas a cilindros directamente de una pipa estacionada al interior del inmueble, lo que representaba riesgo inminente para la ciudadanía.

De acuerdo con la titular de la dependencia, Victoria Arriaga Ramírez, fue a través de una denuncia ciudadana que se solicitó la supervisión del negocio con razón social Gas y Servicios S.A de C.V., donde se detectó que las licencias para su funcionamiento no están vigentes.

Además, los encargados no presentaron el dictamen emitido por Protección Civil municipal y los dueños construyeron una rampa de acceso al establecimiento sobre un cauce de aguas federal.


Noé de Jesús Vázquez Pérez, quien se ostentó como propietario de la citada gasonera y ex director de Gobierno en la administración municipal pasada, trató de persuadir al personal que realizaba la diligencia, solicitando que se le diera el beneficio de la duda respecto a la legalidad de sus documentos y la operatividad de la estación. Acción a la que el personal del ayuntamiento se negó y procedió con la suspensión del establecimiento.

Cabe destacar que en el momento en que se llevó a cabo la revisión de los documentos, una de las pipas se dio a la fuga, mientras que un segundo vehículo quedó bajo resguardo de Protección Civil por no contar con la rotulación correspondiente, por lo que se pone en duda su lícita procedencia.

El gobierno de Ecatepec ha atendido hasta el momento cinco denuncias ciudadanas sobre la operación irregular de gasoneras, las cuales no contaban con las medidas de seguridad respectivas y carecían de licencias vigentes para su operación.

Azucena Cisneros puso en jaque a los ex gobernadores con iniciativa que eliminó Decreto de 1945 que autorizaba apoyos especiales



La derogación de un decreto que data de 1945 y otro acuerdo del Ejecutivo de 1993 fueron aprobados por el pleno del Congreso del estado el pasado 5 de marzo, aunque la iniciativa para dejarlos sin efecto se presentó el 10 de diciembre del 2018, por parte de la diputada de Morena, Azucena Cisneros Coss.
La promulgación de decreto mediante el cual la legislatura estatal eliminó los privilegios con los que contaban los ex gobernadores mexiquenses quienes eran asistidos por personal de seguridad y ayudantía a cargo de la erario

De acuerdo con este decreto y el acuerdo abrogado, los ex gobernadores del estado de México podrían contar con apoyo de personal pagado por el gobierno mexiquense. Se trataba de que fueran asistidos por seis personas, entre ellas dos de seguridad, dos de ayudantía, un chofer y una secretaria, sin embargo, en la práctica, los ex gobernadores tenían más de una decena de personal de apoyo, y en algunos casos sumaban hasta 32, según indagó la legisladora.
Con la promulgación del decreto que abrogó los privilegios, ahora sí legalmente los ex gobernadores ya no podrán tener ningún tipo de apoyo o asistencia de personal que se pague con el erario de la entidad.
A partir de ahora Eruviel Ávila, Enrique Peña, César Camacho, Arturo Montiel, Alfredo Baranda e Ignacio Pichardo tendrán que pagar sus escoltas con dinero propio, lo mismo que sus secretarias y asistentes, ya no podría ser con el dinero del presupuesto estatal.
La única forma en que puedan tener personal de seguridad pagado por el estado es que justifiquen el riesgo que representa para su persona el andar sin escolta y solo así la Fiscalía General de Justicia del Estado de México podrá evaluar su situación.

Peña Nieto presentó en sociedad a su novia Tania Ruiz


La pareja asistió a la boda de María del Mar Collado Dot y Gonzalo Zavala Junco



El romance entre Enrique Peña Nieto y la modelo Tania Ruiz comenzó como un rumor, luego de que se publicaran fotografías en donde los captaron juntos en España. Pero ahora la pareja ya hizo oficial su relación al asistir juntos a una boda a la que también acudieron los hijos del ex presidente y hasta el reconocido cantante Julio Iglesias.
De acuerdo con la revista Quien, Enrique Peña Nieto y Tania Ruiz fueron invitados a la boda de la hija del abogado, Juan Collado Mocelo, María del Mar Collado Dot y Gonzalo Zavala Junco en Jajalpa, donde convivieron con Julio Iglesias y su esposa Miranda Rijnsburger.
Además, la revista informó que la pareja no asistió a la misa pero que llegaron a la fiesta con un fuerte dispositivo de seguridad.
Ver imagen en Twitter



Lourdes mendoza@lumendoz



#PorSiOcupan @EPN y Tania Ruiz en una boda!!! No, no es la suya sino de la hija de Juan Collado. Los que están de espaldas son @JulioIglesias y su esposa .

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20:22 - 18 may. 2019

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Revelan lista de periodistas que recibieron contratos en sexenio de EPN


Durante el sexenio anterior se facturaron mil millones de pesos por publicidad y gastos de comunicación.
Todo Incluido Todo Incluido May 24, 2019 808

La Presidencia de la República dio a conocer que 36 periodistas y sus empresas recibieron más de mil millones de pesos en contratos durante la administración de Enrique Peña Nieto, de acuerdo con el periódico Reforma, el listado detalla el nombre del periodista, razón social a la cual se facturó y el momento pagado entre 2013 y 2018.

La información precisa que la cantidad facturada en contratos fue de mil 81 millones 715 mil 991 pesos por publicidad y gastos de comunicación.

¿QUIENES SON LOS PERIODISTAS QUE FACTURARON CONTRATOS?
¿Quienes son los periodistas que facturaron contratos?

Entre los periodistas que están en la lista aparecen Joaquín López Dóriga, Federico Arreola, Enrique Krauze, Óscar Mario Beteta, Beatriz Pagés, Callo de Hacha, Raymundo Rivapalacio, Ricardo Alemán, Adela Micha, entre otros.

ESTE ES EL LISTADO:



Guardaos de los falsos profetas y de los falsos maestros




“Cuídense de los que hablan y escriben oponiéndose a los profetas verdaderos de Dios”.
Hacia el final del ministerio terrenal del Salvador, Sus discípulos acudieron a Él con varias preguntas referentes al futuro: “Dinos… ¿qué señal habrá de tu venida?”.
Jesús respondió: “Mirad que nadie os engañe.
“Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras… y habrá pestes y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:3–8).
El apóstol Pablo nos dijo de estos días: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias.
“Y apartarán de la verdad el oído” (2 Timoteo 4:3–4).
Pablo enseñó también que el Señor “constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas… a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.
“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios…
“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:11–14).
Hermanos y hermanas, nadie, excepto el Padre, conoce la hora exacta de la Segunda Venida (véase Mateo 24:36). Hay, sin embargo, ciertas señales que confirman las profecías de las Escrituras relativas a ese día de gran tumulto. Jesús advirtió en varias ocasiones que antes de Su Segunda Venida “muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:11). Como apóstoles del Señor Jesucristo es nuestro deber ser atalayas en la torre, avisando a los miembros de la Iglesia que se cuiden de los falsos profetas y de los falsos maestros que aguardan en secreto para destruir la fe y el testimonio. Hoy les advertimos que están surgiendo falsos profetas y falsos maestros; y si no tenemos cuidado, incluso aquellos de entre los miembros fieles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días caerán víctimas de ese engaño.
El presidente Joseph F. Smith nos dio consejos sabios y claros que se aplican en la actualidad:
“No podemos aceptar nada como autorizado sino lo que viene directamente por medio de la vía señalada, las organizaciones constituidas del sacerdocio, que es la vía que el Señor ha señalado para dar a conocer su disposición y voluntad al mundo… Y en el momento en que los individuos buscan otra fuente, en ese instante le abren la puerta a las influencias seductoras de Satanás y se exponen a convertirse en siervos del demonio; pierden de vista el orden verdadero mediante el cual pueden disfrutarse las bendiciones del sacerdocio; se salen de la protección del reino de Dios a terreno peligroso. Cuando veáis que un hombre se levanta y afirma haber recibido revelaciones directas del Señor para la Iglesia, independientemente del orden y vía del sacerdocio, podéis tacharlo de impostor” (Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, págs. 40–41).
Cuando pensamos en los falsos profetas y en los falsos maestros tendemos a pensar en aquellos que apoyan de manera clara una doctrina falsa o que presumen tener autoridad para enseñar el Evangelio verdadero de Jesucristo de acuerdo con la propia interpretación de ellos. Con frecuencia suponemos que tales individuos están relacionados con pequeños grupos radicales que viven al margen de la sociedad. Sin embargo, repito: Hay falsos profetas y falsos maestros que son, o al menos dicen ser, miembros de la Iglesia. Hay personas que, sin autoridad, mencionan el nombre de la Iglesia para respaldar sus productos y sus prácticas. Cuídense de los tales.
Los miembros de la Iglesia sostuvieron ayer a la Primera Presidencia y a los miembros del Quórum de los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores, con Gordon B. Hinckley siendo sostenido como Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Él y sólo él tiene y ejerce en su plenitud todas las llaves del reino de Dios en la tierra. Cuán agradecidos debemos estar todos por conocer y sostener al presidente Gordon B. Hinckley.
De manera sencilla y poderosa, el presidente Hinckley nos enseña el plan eterno de salvación, recrimina el pecado, llama a todas las personas a arrepentirse y a aceptar a Cristo y Su Evangelio. Las doctrinas de la salvación eterna no son confusas ni inciertas, sino que, por el contrario, son compatibles con la verdad revelada, tanto antigua como moderna.
El presidente Spencer W. Kimball nos recordó que los profetas “han estado denunciando constantemente aquello que es intolerable a la vista del Señor, [tal] como la contaminación mental, física y del medio ambiente; la vulgaridad, el robo, la mentira, el orgullo y la blasfemia; la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, [y] todos los demás abusos cometidos contra el sagrado poder de la procreación; el asesinato y todo aquello que sea similar; [así como cualquier otro] tipo de profanación”. Y prosigue: “Que tales cosas puedan ser encontradas hasta cierto grado aun entre los santos, se hace difícil de creer… [Mas] con dolor aprendemos, no obstante, que el conocer el camino no significa necesariamente que caminemos por él” (Liahona, agosto de 1977, pág. 2).
Por tanto, cuidémonos de los falsos profetas y de los falsos maestros, tanto hombres como mujeres, quienes se eligen a sí mismos para declarar las doctrinas de la Iglesia, y que buscan esparcir su falso evangelio y atraerse seguidores patrocinando simposios, libros y publicaciones cuyos contenidos desafían las doctrinas fundamentales de la Iglesia. Cuídense de los que hablan y escriben oponiéndose a los profetas verdaderos de Dios, que son activos en la conversión de otras personas pero que desatienden de manera imprudente el bienestar eterno de aquellos a quienes seducen. Al igual que Nehor y Korihor, del Libro de Mormón, ellos confían en la sofistería para engañar y atraerse a otras personas a sus criterios. “Se [constituyen] a sí mismos como una luz al mundo, con el fin de obtener lucro y alabanza del mundo; pero no buscan el bien de Sión” (2 Nefi 26:29).
El presidente Joseph F. Smith nos advirtió de estas personas cuando habló de “los soberbios y los que se engrandecen a sí mismos, que leen a la luz de la lámpara de su propia vanidad, que interpretan según reglas por ellos mismos formuladas, que han llegado a ser una ley para sí mismos y se hacen pasar por únicos jueces de sus propios hechos” (Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, pág. 367).
Permítanme darles unos pocos ejemplos de las falsas enseñanzas de aquellos que “leen a la luz de la lámpara de su propia vanidad”, y que aunque “siempre están aprendiendo… nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Timoteo 3:1–7).
Los falsos profetas y los falsos maestros son aquellos que declaran que el profeta José Smith era un impostor; son los que rebaten que la Primera Visión fuese una experiencia auténtica. Declaran que el Libro de Mormón, así como otros registros canónicos, no son Escrituras antiguas. Intentan también redefinir la naturaleza de la Trinidad, y niegan que Dios haya dado y continúe dando revelación en la actualidad a Sus profetas ordenados y sostenidos.
Los falsos profetas y los falsos maestros son aquellos que de manera arrogante intentan crear nuevas interpretaciones de las Escrituras para demostrar que estos textos sagrados no debieran ser leídos como las palabras de Dios a Sus hijos, sino como meras declaraciones de hombres sin inspiración, limitados por sus propios prejuicios y sus inclinaciones culturales. Argumentan, por tanto, que las Escrituras necesitan una nueva interpretación, y que ellos son los únicos calificados para ofrecerla.
Quizás lo más deplorable es que niegan la Resurrección y la Expiación de Cristo, argumentando que “ningún Dios puede salvarnos” y rechazando la necesidad de un Salvador. En resumen, estos detractores intentan reinterpretar las doctrinas de la Iglesia para que encajen en ellas sus ideas preconcebidas, y de paso niegan a Cristo y Su papel mesiánico.
Los falsos profetas y los falsos maestros son además los que intentan cambiar las doctrinas dadas por Dios y basadas en las Escrituras, las cuales protegen la santidad del matrimonio, la naturaleza divina de la familia y la doctrina esencial de la moralidad personal. Defienden una nueva definición de la moralidad para justificar la fornicación, el adulterio y las relaciones homosexuales, y algunos abogan abiertamente por la legalización de los llamados “matrimonios del mismo sexo”. Para justificar su rechazo a las leyes inmutables de Dios que protegen a la familia, estos falsos profetas y maestros llegan a atacar la inspirada proclamación sobre la familia presentada al mundo en 1995 por la Primera Presidencia y los Doce Apóstoles.
Sin importar qué falsas doctrinas enseñen en particular, los falsos profetas y los falsos maestros son parte inevitable de los últimos días. Según José Smith, “siempre se levantarán los falsos profetas para oponerse a los verdaderos” (Enseñanzas del Profeta José Smith, 1982, pág. 453).
Sin embargo, en la Iglesia del Señor no existe “oposición leal” alguna. Uno está a favor del reino de Dios y defiende a Sus profetas y apóstoles, o se opone a ellos. El consejo que Lehi dio a sus hijos sigue siendo válido para nosotros:
“Y el Mesías vendrá en la plenitud de los tiempos, a fin de redimir a los hijos de los hombres de la caída. Y porque son redimidos de la caída, han llegado a quedar libres para siempre, discerniendo el bien del mal, para actuar por sí mismos, y no para que se actúe sobre ellos, a menos que sea por el castigo de la ley en el grande y último día, según los mandamientos que Dios ha dado.
“Así pues, los hombres son libres según la carne; y les son dadas todas las cosas que para ellos son propias. Y son libres para escoger la libertad y la vida eterna, por medio del gran Mediador de todos los hombres, o escoger la cautividad y la muerte, según la cautividad y el poder del diablo; pues él busca que todos los hombres sean miserables como él.
“Y ahora bien, hijos míos, quisiera que confiaseis en el gran Mediador y que escuchaseis sus grandes mandamientos; y sed fieles a sus palabras y escoged la vida eterna, según la voluntad de su Santo Espíritu” (2 Nefi 2:26–28).
Hermanos y hermanas, estemos anhelosamente consagrados a causas buenas; amemos al Padre y a Su Hijo; apoyemos las revelaciones del Evangelio restaurado y vivamos de acuerdo con ellas; amemos a nuestros semejantes y llenemos nuestros corazones y nuestras almas con la luz del Evangelio de Jesucristo. Entonces cantaremos con Isaías:
“He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré…
“[sacaré] con gozo aguas de las fuentes de salvación” (Isaías 12:2–3).
También por medio de las inspiradas palabras de Pablo a los gálatas sabemos que “el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
“mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley…
“Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu” (Gálatas 5: 22–23, 25).
Como miembros de la Iglesia, cada uno de nosotros debe ser un ejemplo de lo que en verdad significa ser un Santo de los Últimos Días en creencia y hechos. Nuestro ejemplo tendrá un efecto poderoso en las demás personas, haciendo que el Evangelio restaurado llegue a ser mucho más relevante, significativo, persuasivo y deseable para ellos. Irradie cada uno de nosotros el gozo, la confianza, el amor y la calidez de ser parte de la Iglesia verdadera de Cristo. Nuestro discipulado no es algo que tengamos que sobrellevar con caras largas y un corazón endurecido, ni se trata de algo que debamos tener celosamente escondido sin compartir con los demás. Al entender el amor que el Padre y el Hijo tienen por nosotros, nuestros espíritus se elevarán y “vendrán a Sión entonando canciones de gozo sempiterno” (D. y C. 45:71).
Extendamos una mano amiga de amistad y amor a nuestro prójimo, incluso a los que no son de nuestra fe, para ayudar en el establecimiento de mejores relaciones entre las familias y una mayor armonía en nuestros vecindarios. Recuerden que con demasiada frecuencia nuestro comportamiento es mayor impedimento para las demás personas de lo que es nuestra doctrina. Con un espíritu de amor por todos los hombres, mujeres y niños, ayudémosles a entender y a sentirse aceptados y apreciados.
Recordemos que es nuestro deber ser fieles a las verdades restauradas del Evangelio de Jesucristo. Se requiere fe, fe de verdad, total y sin reservas, para aceptar y luchar por vivir los consejos de los profetas. Lucifer, el adversario de la verdad, no quiere que sintamos ni que mostremos ese tipo de fe. Él nos invita a desobedecer, azuzando la contención en el corazón de los que no son fieles. Si llega a tener éxito, éstos se alejarán de la luz hacia la oscuridad del mundo. Nuestra seguridad y nuestra paz dependen de que trabajemos tan fuerte como podamos para vivir como el Padre y el Hijo desean que vivamos, y alejarnos de los falsos profetas y de los falsos maestros, y estar anhelosamente consagrados a causas buenas.
Sé que Dios vive; Jesús es el Cristo. El Evangelio restaurado es verdadero y hay una gran dicha en estar anhelosamente consagrados a esta obra sagrada y verdadera. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
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Homosexualidad: un imán de enfermedades psiquiátricas


Fuente: Catholic.net







Estudios recientes muestran que los homosexuales tienen un riesgo sustancialmente mayor de padecer problemas psiquiátricos que los heterosexuales



Vemos índices más altos de suicidios, depresión, bulimia, desorden de personalidad antisocial y abuso de sustancias. Este artículo destaca algunas consideraciones nuevas y significantes que hacen reflexionar sobre la cuestión de esas enfermedades mentales y en sus posibles fuentes.



La Asociación Psiquiátrica Americana quitó la homosexualidad de su lista de diagnósticos de desórdenes mentales en 1973, a pesar de la protesta sustancial (véase Socarides, 1995). La A.P.A. estaba fuertemente motivada por el deseo de reducir los efectos de la opresión social. Sin embargo, una consecuencia de la acción de la A.P.A. fue añadir la autoridad psiquiátrica a la insistencia de que los homosexuales como grupo son tan sanos como los heterosexuales. Esto no ha fomentado la publicación de investigaciones que sugieren que puede haber, en verdad, problemas psiquiátricos asociados a la homosexualidad.



En una revisión de la literatura, Gonsiorek (1982) afirmaba que no había datos que mostrasen diferencias entre gays y heterosexuales, o si había alguna, se podría atribuir a un estigma social. De forma similar, Ross (1988) en un estudio intercultural, encontró que la mayoría de los gays estaban en el nivel psicológico normal. Sin embargo, algunos documentos mostraron indicios de diferencias psiquiátricas entre homosexuales y heterosexuales. Un estudio (Riess, 1980) utilizó el MMPI, esa escala psicológica venerable y bien validada, y averiguó que los homosexuales mostraban “sobresensibilidad emocional y personal” definida.



En 1991 la igualdad absoluta de la homosexualidad y heterosexualidad fue defendida fuertemente en un documento titulado “La base empírica para el Ocaso del Modelo de Enfermedad Mental” (Gonsiorek, 1991). Pero no fue hasta 1992 cuando la homosexualidad fue quitada del manual psiquiátrico utilizado por otras naciones –la Clasificación Internacional de las Enfermedades (King y Bartlett, 1999)- así, parece que el resto del mundo dudó de la decisión de la APA de 1973 durante casi dos décadas.



¿Es la homosexualidad tan sana como la heterosexualidad? Para responder a esa pregunta, lo que se necesitan son muestras representativas de gente homosexual que estudien su salud mental, no como las muestras voluntarias que, en el pasado, han seleccionado cualquier sujeto desordenado o de género atípico (como en el famoso estudio de Evelyn Hooker). Y afortunadamente, esos estudios representativos han llegado a ser válidos posteriormente.



Nuevos estudios sugieren un nivel más alto de patologías



Un estudio importante y dirigido cuidadosamente averiguó que los intentos de suicidio entre homosexuales eran seis veces más que la media (Remafedi et al. 1998).



Luego, más recientemente, en los Archivos de Psiquiatría General -una revista científica establecida y bien respetada- aparecieron tres documentos con un comentario extenso sobre cada uno (Ferguson et al. 1999, Herrell et al. 1999, Sandford et al. 2001, y e.g. Bailey 1999). J. Michael Bailey incluyó un comentario en la investigación superior; Bailey, debería notarse, dirigió muchos de los multipublicitados “estudios de los gemelos gays” que eran usados por los gays como apoyo para la teoría del “nacimiento de esa forma”. Neil Whitehead, Ph.D.



Bailey decía, “Estos estudios contienen razonablemente los mejores datos publicados sobre la relación entre homosexualidad y psicopatología y ambas convergen en la misma infeliz conclusión: la gente homosexual tienen un riesgo mucho mayor de padecer algunas formas de problemas emocionales, incluyendo la tendencia al suicidio, mayor depresión y desórdenes de ansiedad, desorden de conducta y dependencia de la nicotina… la fuerza de los nuevos estudios reside en su grado de control.”



El primer estudio era sobre gemelos que habían servido en Vietnam (Herrell et al. 1999). Concluía que, en promedio, los homosexuales varones tenían un 5.1 más de probabilidad de intentar el suicidio -conductas o pensamientos relacionados- que sus colegas heterosexuales. Algo de este factor del 5.1 se asociaba con la depresión y el abuso de sustancias, que podría relacionarse o no con la homosexualidad. (Cuando estos dos problemas se resolvieron en factores, el factor de 5 disminuyó a 2.5, todavía significativo de alguna manera.) Los autores creían que había un factor independiente relacionado con el suicidio que estaba probablemente asociado con algunas características de la misma homosexualidad.



El segundo estudio (Ferguson et al. 1999) seguía a un gran grupo de Nueva Zelanda desde el nacimiento hasta los comienzos de los veinte años. El método de “cohorte de nacimiento” de selección de sujeto es especialmente seguro y libre de la mayoría de las tendencias que estropean los informes. Este estudio mostraba un índice significativamente más alto de depresión, de desorden de ansiedad, desorden en la conducta, abuso de sustancias y pensamientos de suicidio entre aquellos que eran homosexuales activos.



El tercer documento era un estudio holandés (Sandfort et al. 2001) que mostraba una vez más un alto nivel de problemas de salud mental entre homosexuales, pero de forma notable, los sujetos con infección HIV no eran más propensos a padecer problemas de salud mental que los que estaban sin dicha infección. ¡Se debería esperar que la gente HIV-Positivo sufriese ansiedad o depresión!



El documento concluía de esta forma que la infección HIV no es causa de problemas de salud mental –pero que la estigmatización desde la sociedad era probablemente la causa- incluso en Holanda, donde los estilos de vida alternativos eran aceptados más ampliamente que en la mayoría del resto de los países. Esa interpretación del dato es bastante inconvincente.



Los comentarios sobre estos estudios plantearon cuestiones interesantes:



1. Primero, ahora hay evidencia clara de que los problemas de salud mental están relacionados efectivamente con la homosexualidad. Esto apoya a los que se opusieron a las acciones de la APA en 1973. Sin embargo, los documentos presentes no responden a la pregunta; ¿Es la homosexualidad patológica en sí misma?



2. Los documentos demuestran que debido a que sólo una minoría de muestras no clínicas de homosexuales tiene problemas mentales diagnosticados (al menos por los criterios actuales de diagnóstico), entonces la mayoría de los homosexuales no están enfermos mentalmente.



En Nueva Zelanda, por ejemplo, las lesbianas tienen el doble de probabilidades de necesitar ayuda para problemas mentales que las mujeres heterosexuales, pero solamente el 35% de ellas lo hizo, y nunca más del 50% (Anon 1995, Aspira y Glover, 2000, Welch et al. 2000). Esto corresponde con averiguaciones similares desde los Estados Unidos.



Las rupturas de las relaciones producen la mayoría de los intentos de suicidio



Luego, preguntamos: “¿Demuestran los documentos que son los factores del estilo de vida gay o la estigmatización de la sociedad las causas que conducen a una persona a intentar suicidarse?” Ninguna de las dos conclusiones es inevitable. Todavía, Saghir y Robins (1978) examinaron las razones para los intentos de suicidio entre los homosexuales y averiguaron que si las razones para los intentos estaban relacionados con la homosexualidad, sobre los 2/3 se debían a rupturas de las relaciones –no a presiones externas de la sociedad.



De forma similar, Bell y Weinberg (1981) averiguaron que la razón más importante para los intentos de suicidio era la ruptura de las relaciones. En segundo lugar, decían, estaba la incapacidad de aceptarse a sí mismos. Debido a que los homosexuales tienen mayor número de parejas y rupturas, en comparación con los heterosexuales, y debido a que las relaciones de gays de mucho tiempo son raramente monógamas, difícilmente puede sorprender si los intentos de suicidio son proporcionalmente mayores. El número medio de parejas es cuatro veces más alto para homosexuales que para heterosexuales (Whitehead y Whitehead 1999, calculado de Laumann et al 1994).



Un dato empírico general es que los intentos de suicidio son sobre tres veces más altos para los homosexuales. ¿Podría haber una conexión entre esos dos porcentajes?



Otro factor en los intentos de suicidio serían los elementos adictivos o compulsivos en la homosexualidad (Pincu, 1989) que podrían conducir a sentimientos de depresión cuando el estilo de vida está fuera de control (Seligman 1975). Hay algunos ( las estimaciones varían, pero quizás tantos como el 50% de los hombres hoy), que no toman precauciones consistentes contra el HIV (Valeroy et al. 2001) y que tienen problemas considerables con la adicción sexual y la adicción al abuso de sustancias, y esto, por supuesto alimentaría los intentos de suicidio.



El efecto del estigma social



Tercero, ¿La presión de la sociedad conduce a problemas de salud mental? Menos, creo, de lo que se pueda imaginar. Los autores del estudio realizado en Holanda estaban sorprendidos de encontrar tanta enfermedad mental entre homosexuales en un país donde la tolerancia con la homosexualidad es mucho mayor que en casi todos los demás países.



Otro buen ejemplo es el país de Nueva Zelanda, que es mucho más tolerante con la homosexualidad que los Estados Unidos. La legislación que da al movimiento derechos legales especiales es poderosa, impuesta consistentemente a lo largo del país y nunca desafiada virtualmente. A pesar de este nivel alto de tolerancia social, los intentos de suicidio eran comunes en un estudio de Nueva Zelanda y ocurrían alrededor del mismo nivel que en Estados Unidos.



En su comparación intercultural de salud mental en Holanda, Dinamarca y Estados Unidos, Ross (1988) no pudo encontrar diferencias significativas entre países –i. e. la enorme hostilidad social existente en Estados Unidos no tenía como consecuencia un nivel más alto de problemas psiquiátricos.



Hay otras tres publicaciones no cubiertas en los artículos del diario Archivos que merecen la pena su consideración. Los dos primeros conciernen con el diagnóstico de la categoría DSM.



Promiscuidad y personalidad antisocial



La persona promiscua –ya sea heterosexual u homosexual- puede de hecho tener más probabilidad de ser antisocial. Merece la pena señalar aquí el comentario de Rotillo (1997), que es abiertamente gay: “… El aspecto proscrito de la cultura sexual gay, su transgresividad, es vista por muchos hombres como uno de sus mayores atributos.”



Ellis et al. (1995) examinó a pacientes en una clínica que se centraba en problemas urológicos y genitales como los de STD; averiguó que el 38% de los hombres homosexuales que buscaban tales servicios tenían desorden de personalidad antisocial, así como el 28% de los hombres heterosexuales. Ambos niveles eran enormemente más elevados que el índice de 2% de desorden de personalidad antisocial para la población general (que alternativamente, compara al índice del 50% para los presos) (Matthews 1997).



Quizás el hallazgo de un nivel más alto de desorden de conducta en el estudio de Nueva Zelanda prefiguraba este hallazgo de personalidad antisocial. Los terapeutas, por supuesto, no van a ver probablemente un gran número de individuos que son antisociales porque probablemente no van a buscar ayuda.



En segundo lugar, se señalaba previamente que el 43% de una muestra de hombres bulímicos eran homosexuales o bisexuales (Carlat et al. 1997), un índice casi 15 veces más alto que el de la población en general –queriendo decir que los hombres homosexuales son probablemente propensos de forma desproporcionada a esta condición mental. Esto se puede deber a la preocupación muy fuerte sobre la apariencia y el físico que se encuentra con frecuencia entre los hombres homosexuales.



Ideología de la liberación sexual



Un fuerte argumento se puede hacer al afirmar que el estilo de vida homosexual masculino en sí mismo, en su forma más extrema, es desordenado mentalmente. Recuerda que Rotillo, un defensor gay, indica que “el aspecto proscrito de la cultura sexual gay, su transgresividad, es vista por muchos hombres como uno de sus mayores atributos.” El erotismo homosexual llega a ser para muchos, por lo tanto, el valor central de su existencia, y nada más- ni siquiera la misma vida y la salud- se permite que interfiera en el logro de este estilo de vida. La promiscuidad homosexual hace que aumente la crisis del SIDA en el Oeste pero no se permite que incluso esa tragedia interfiera en la libertad sexual.



Y, según Rotello, la idea de tomar responsabilidad para evitar infectar a otros con el virus HIV es completamente extraña para muchos grupos que intentan contraatacar al SIDA. La idea de protegerse a sí mismo es promovida, pedro proteger a los demás no se menciona en la mayoría de las promociones oficiales del preservativo (Francia en los 80 era una excepción interesante). Francamente, entonces, la esencia de la conducta gay es potencialmente fatal para los otros y a menudo suicida.



Seguramente debería considerarse “desordenado mentalmente” arriesgarse a perder la propia vida por la liberación sexual. Esto está seguramente entre los riesgos más extremos tomados por cualquier fracción de la sociedad. No he encontrado un riesgo mayor de muerte aceptado por alguna población de evaluación similar.



En conclusión, entonces, si hacemos la pregunta: “¿Es la enfermedad mental inherente a la condición homosexual?” la respuesta tendría que ser: “Debería llevarse a cabo otra investigación –no comprometida por los políticos- para evaluar honestamente este asunto.”



Artículo tomado y adaptado de Catholic.net. El original puede ser visto aquí. Copyright © Catholic.net Inc.



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Etiquetas:
Enfermedad, Homosexualidad, Investigaciones, Psiquiatría, Trastorno de Identidad Sexual

Actitudes hacia la homosexualidad




Alejandro Moreno


El 17 de mayo se celebró el Día Internacional contra la Homofobia, con el reconocimiento del gobierno de México y, particularmente, del Presidente de la República. La ocasión nos invita a revisar los datos de encuestas para ver cómo han cambiado las actitudes de los mexicanos hacia la homosexualidad.
Como en otros temas sociales, la Encuesta Mundial de Valores, que se ha realizado en México desde principios de los años ochenta, ofrece preguntas que nos ayudan a documentar qué piensan los mexicanos al respecto y cómo ha cambiado nuestra manera de pensar a lo largo del tiempo. Puedo decir que entre los múltiples temas sociales que aborda la encuesta, las actitudes hacia la homosexualidad han registrado uno de los cambios más notables y significativos a lo largo de estas décadas, mostrando a una sociedad cada vez menos intolerante.

Según la encuesta, en 1983 el 72 por ciento de los mexicanos entrevistados decían que la homosexualidad nunca se justifica, tomando la postura en el punto 1 de una escala de 10 puntos. En ese año, la gran mayoría rechazaba absoluta y tajantemente la homosexualidad. En 1990, el rechazo bajó a 55 por ciento y permaneció en 53 por ciento hacia mitad de la década, en 1996. En el año 2000 el rechazo nuevamente bajó, en ese año a 46 por ciento, y en 2005 la tendencia a la baja se aceleró con una reducción todavía más notable, al registrarse 32 por ciento. En ese año, los mexicanos entre 18 y 30 años de edad, que han sido menos intolerantes en toda la serie de encuestas, registraron un rechazo de apenas 26 por ciento, mientras que entre los mayores de 50 años llegaba a 39 por ciento.
Apenas 22 años antes, en 1983, casi tres cuartas partes de los mexicanos rechazaban por completo a la homosexualidad; pero en 2005 el rechazo representaba apenas un tercio de la población adulta. El cambio fue rápido y marcado. Bajo ese contexto valorativo cambiante es que se aprobó la legislación en la Ciudad de México, que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo y que entró en vigor en 2010.
Quizás como consecuencia de ello, el rechazo a la homosexualidad subió por primera vez, en 2012, a 39 por ciento. Este aumento es probable que refleje una reacción a la institucionalización del matrimonio igualitario, principalmente entre los mexicanos de mayor edad, que registraron un rechazo a la homosexualidad de 50 por ciento entre ese grupo (11 puntos más que en la medición anterior), frente al rechazo de 32 por ciento entre los menores de 30 años.
Pero la reacción, si acaso eso fue, no duró mucho: en 2018 se volvió a observar una disminución del rechazo a la homosexualidad, llegando al nivel más bajo registrado hasta ahora en la serie de encuestas, con 31 por ciento. A lo largo de estos más de 30 años, los jóvenes han sido menos intolerantes que los mayores, pero la brecha entre ambos grupos se ha reducido, lo cual significa que incluso las generaciones de mayor edad han venido adaptando sus puntos de vista ante este cambio valorativo marcado por una baja de la intolerancia.
En la Ciudad de México, el rechazo a la homosexualidad registró 26 por ciento en 2018, menos de lo que se observa en el país (31 por ciento). Aún con esa diferencia, uno de cada cuatro capitalinos no ve ninguna justificación a la homosexualidad, y por ahí es donde se mantienen los botones de intolerancia, homofobia, potencial discriminación y hasta violencia en la capital.
Las encuestas documentan un rápido y profundo cambio de actitud en México, a una sociedad cambiante con una tendencia hacia una mayor tolerancia y reconocimiento de las minorías sexuales. Cierto, el cambio no ha sido absoluto y quedan remanentes importantes de intolerancia. Además, el aumento al rechazo que se registró en 2012, después de la legalización del matrimonio igualitario, sugiere que algunos segmentos de la población reaccionan al cambio institucional. Pero, en lo que respecta al cambio valorativo, la tendencia a la baja en la intolerancia continúa.