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lunes, 3 de septiembre de 2018

La responsabilidad de gobernar

La conducción del Estado mexicano exige las mejores prácticas de un buen gobierno, con justicia, razón y verdad, así como el reclutamiento de los mejores hombres para llevar a cabo con eficacia y eficiencia las tareas esenciales del bien común, gobernar buscando en todo el mayor y mejor destino del país

Al gobernar aprendí a pasar de la ética de los principios
a la ética de las responsabilidades.
Felipe González Márquez, expresidente del gobierno de España.

Un gobierno que abdica a esta responsabilidad y la deposita en la consulta popular incumple con estos principios. La voluntad general fue ya expresada en el más amplio sentido de la soberanía, otorgó legitimidad al futuro gobierno que, como hemos insistido de sobra, la debe encauzar por las vías de la legalidad.
Los temas como la inseguridad y tantos otros como la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), inminente necesidad, han generado una serie de controversias y la idea de convocar a una consulta popular sobre el tema (puede ser que haya un giro o cambio de opinión, como ha sucedido con otros asuntos), cuyo resultado sería “vinculante”, es en suma una medida ociosa.
El análisis sobre la licitud en temas contractuales y la viabilidad técnica de la construcción, por señalar sólo estos dos aspectos, corresponden a profesionales altamente calificados y con basta experiencia. La propuesta de esta construcción data, desde por lo menos, tres administraciones anteriores y a la fecha, señalado por las futuras autoridades, la cancelación de esta construcción, por lo menos representaría echar a la basura 100 mil millones de pesos, lo que impactaría tremendamente el presupuesto del próximo año, con efectos sumamente negativos en los mercados financieros, generaría la necesidad de un nuevo proyecto y construcción de una terminal aérea que no puede posponerse, con los altos costos que esto implicaría.
El país se desarrolla a pasos agigantados en el rubro del turismo, generando importantes ingresos a la economía, desde un sexto lugar mundial que ocupa México, el crecimiento es acelerado y un aeropuerto internacional a la altura de esta industria es un instrumento insustituible. Imponer esta responsabilidad a los gobernados (“Al final de octubre aplicamos una consulta y van a ser todos los ciudadanos los que van a decidir. Ese resultado es el que se va a tomar en cuenta, es decir va a ser una consulta vinculatoria”: AMLO) es renunciar a la inherente obligación de gobernar.
A lo anterior habrá que agregar el costo de estas consultas; las elecciones recientes, sólo para mencionar un referente, superaron un gasto de 28 mil millones de pesos.
Otros asuntos de gran relevancia para el rescate del tejido social son aquellos que tienen que ver con la pacificación del país, el arranque de las mesas de Ciudad Juárez han exacerbado el dolor inenarrable de las víctimas de nuestra gran nación exigiendo una respuesta inmediata, viable y eficiente a los grandes problemas que hoy nos aquejan, la votación arrolladora que legitimó el triunfo del hoy presidente electo López Obrador ya respondió a la mejor expresión de la consulta popular con un proceso electoral ejemplar y no puede ahora imponérsele la carga de decidir sobre asuntos que espera sean resueltos por el gobierno elegido.
Otros mecanismos de consulta popular, como por ejemplo el referéndum, han demostrado ser muy costosos, son ineficientes y fácilmente desvirtuados por la manipulación y corrupción.
Hemos dado cuenta del caso del Brexit que, después de dos años de celebrada la consulta popular que llevó al gobierno del Reino Unido a separarse de la Unión Europea, aún no encuentra salida, poniendo en riesgo la estabilidad política de esta nación.
A la distancia es fácilmente apreciable que esa votación fue emitida sin visualizar los riesgos económicos, financieros y de política interior e internacional, además viciada por la corrupción y manipulación. Lo más grave, no hay consenso aún de cómo será esa salida. Muchos otros temas en la agenda nacional quedan pendientes ante la gran expectativa que generó el triunfo, la responsabilidad, experiencia y capacidad no pueden trasladarse a la voluntad general que ya se expresó en las urnas en la mejor forma democrática. La seguridad del jefe del Estado, del gobierno y comandante supremo de las Fuerzas Armadas de México es otro asunto que preocupa a la nación entera.
La democracia republicana se ha expresado en la mejor fórmula a través de un proceso electoral legítimo en el que la ciudadanía cumplió ejemplarmente, ahora la expectativa de que el próximo gobierno cumpla con el ejercicio del mandato popular no admite titubeos. Decisiones firmes y acertadas, de respuesta sentida por los gobernados es el primer paso para mantener la confianza volcada en las urnas.
En este sentido, también la responsabilidad del Poder Legislativo es indudable, el cúmulo de iniciativas de ley que se propondrán requieren del análisis y revisión a conciencia antes de aprobar apresuradamente, por razones políticas, dichas leyes, instrumentos que conduzcan al ejercicio del buen gobierno tan anhelado.
Las leyes inútiles debilitan las necesarias, refería Montesquieu.

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