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lunes, 10 de julio de 2023

Adiós a los días de gran crecimiento de la población

 


“El colapso de la población debido a las bajas tasas de natalidad es un riesgo mucho mayor para la civilización que el calentamiento global”.

Así decía un tweet del 25 de agosto de 2022 escrito por Elon Musk, refiriéndose al riesgo que significaba el decrecimiento de la población en algunos países en comparación con el calentamiento global.

Y si bien son problemas difíciles de comparar, ¿es cierto que la población mundial podría comenzar a decrecer?

El 15 de noviembre de 2022 la población mundial alcanzó 8 mil millones de personas. Solo le tomó 12 años crecer en 1,000 millones, y se estima que nos tomará alrededor de 15 años llegar a los 9 millones de habitantes.

Según las Naciones Unidas, se espera que la población mundial cada vez vaya creciendo más lento, hasta llegar a 10.4 mil millones de personas en 2085, el máximo.

Los días de gran crecimiento de la población mundial se acabaron

Al parecer los días de gran crecimiento se acabaron.

Antes del siglo XIX, la tasa de crecimiento poblacional era muchísimo más baja de lo que la conocemos actualmente. La causa principal: una mayor tasa de mortalidad.

Por ejemplo, durante el siglo XVIII, en países como Suecia o Alemania, 1 de cada 2 niños morían.

Gracias a los avances médicos y las mejoras en las condiciones de vida, la mortalidad infantil disminuyó y cayó desde 50% hasta 4.8% en 2020. Y con esto, se impulsó el crecimiento de la población.

Esto ha llevado a un envejecimiento de la población, ya que las personas viven más tiempo.

El mundo está viviendo una transición demográfica

El principal motivo: la tasa de fertilidad decreciente y la tasa de mortalidad creciente.

Las estimaciones de las Naciones Unidas indican que para 2085 la población comenzará a decrecer. Es decir, la cantidad de muertes sobrepasará a la cantidad de nacimientos.

La caída en la tasa de fertilidad ya la hemos comenzado a ver. En 1950, en promedio una mujer tenía 4.9 hijos. Hoy solo 2.3.

Hoy, el crecimiento viene principalmente desde África, donde hay una tasa de fertilidad muy alta. Pero se espera que esto vaya decreciendo en el futuro.

¿Qué impactos tendría en la economía?

Sin dudas, el rápido crecimiento de la población de los últimos 200 años ha tenido impacto en el medio ambiente, aunque Elon Musk no quiera reconocerlo.

Los impactos al medio ambiente en general vienen de procesos económicos traídos por el aumento del estándar de vida, y el crecimiento de la población solo ha magnificado esto.

Esto significa que, si la población deja de crecer al ritmo exacerbado al que venía, debería traer un impacto positivo en el medio ambiente.

A costa de algunos otros impactos negativos.

Por ejemplo, al decrecer la tasa de fertilidad y mantenerse la mortalidad, la población cada vez se hará más vieja, lo que podría traer escasez de cuidadores para adultos mayores, servidores en el área de la salud, etc.

Otro problema que trae esto es que al disminuir la proporción entre la población que trabaja y la que está jubilada, el financiamiento de programas y pensiones para retirados podría verse afectado.

Por último, se vería una disminución en la innovación, ya que habrá cada vez menos jóvenes estudiando y trabajando, lo que podría tener un impacto negativo en la productividad.

¿Entonces, Elon Musk tiene razón?

Obviamente, Musk no es el primero que se cuestiona esto. A este tipo de discusiones se les suele llamar “malthusianas”, en honor a uno de los primeros economistas que se preguntó el efecto del crecimiento de la población, Thomas Malthus.

Malthus vivió entre los siglos XVIII y XIX, y pudo ver en vivo los efectos que la revolución industrial tenía en la productividad. En 1798 publicó su obra maestra: Ensayo sobre el principio de la población.

En palabras simples, Malthus decía que las sociedades que producían más comida mejoraban sus estándares de vida, pero solo de manera temporal. Al poco tiempo esa misma sociedad tendía a aumentar su población y las mejoras en la calidad de vida no se mantenían, o se mantenían solo para algunos.

A este efecto se le conoce como la trampa malthusiana: los seres humanos tienden a ocupar el incremento productivo en hacer crecer la población, no en mejorar la calidad de vida.

 

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