El único orientador, consejero y apoyo que aceptará Delfina Gómez será el presidente López Obrador, y él se va el próximo año. ¿Y luego?
Vi completo el debate de las candidatas al gobierno del
Estado de México y la conclusión es la misma a la que puede llegar una persona
medianamente bien informada: lo ganó ampliamente Alejandra del Moral.
La sorpresa y la preocupación vinieron después, al leer los
resultados de la encuesta realizada por el acertado e internacionalmente
reconocido encuestador de El Financiero, Alejandro Moreno: ganó Delfina Gómez y
le saca, en intención de voto, 16 puntos de ventaja a la candidata de la
alianza.
Primero: si los mexiquenses eligen a Delfina Gómez como su
gobernadora estarán firmando una sentencia de caos por inseguridad pública.
El Estado de México no es Suiza y deja mucho que desear en
seguridad pública, pero ello se deriva de la complejidad de una entidad
densamente poblada, con movilidad de población prácticamente a todas las horas
del día, mafias y pandillas, dificultades para perseguir físicamente a los
delincuentes, y la llegada de cárteles de droga que aprovechan la porosidad del
estado y su condición conurbada con la Ciudad de México.
Se trata de un estado dificilísimo de gobernar, por lo que
tradicionalmente los partidos llevan como candidatos a sus mejores cuadros,
prospectos para llegar a la presidencia de la República.
La maestra Delfina Gómez mostró en el debate que no tiene la
capacidad para gobernar el Edomex y que la delincuencia se la va a desbordar.
Si ahora, y siempre, ha habido problemas en ese aspecto vital para la metrópoli
más importante y poblada del país, lo que viene es el caos.
Y no porque Delfina Gómez sea candidata de Morena, pues si
el aspirante de ese partido fuera Alejandro Encinas o Higinio Martínez, la
preocupación sería menor y por otros temas. El problema es que la candidata
puntera en las encuestas no tiene la menor idea de gobernar.
Algunos sostienen que en realidad no gobernará ella sino
Horacio Duarte, sin duda un político capaz. Se equivocan. Esas son las mismas
fantasías de muchos que votaron por López Obrador, porque “ya en la presidencia
se va a moderar”, y que “al lado va a tener al ingeniero Slim”. Puras
fantasías.
Ya en el gobierno, quienes asumen el poder creen que saben y
no admiten el tutelaje de los más preparados.
El único orientador, consejero y apoyo que aceptará Delfina
Gómez será el presidente López Obrador. Y el Presidente se va el próximo año.
¿Y luego?
Luego el desgobierno en Edomex se traducirá en anarquía y
violencia expansiva a la Ciudad de México.
Fue una irresponsabilidad mayúscula de Morena y del
presidente López Obrador hacer candidata a gobernadora a Delfina Gómez porque
hay un enorme y único riesgo: que gane.
Si eso sucede ya podemos dar por descontado lo que sigue.
En el debate no le fue mal porque hay desinformación. Además
de que tuvo el mérito de transmitir serenidad, iba arreglada sin pretensiones y
pudimos ver a una señora educada y respetuosa. Hasta ahí.
Pero al escucharla hablar contra la corrupción, el
clientelismo, en favor de la transparencia, la cultura, el deporte, atención a
la niñez y de combate a la delincuencia, basta tener un poco de información
para entender que Delfina Gómez miente o no sabe lo que dice.
Ella es parte de un grupo político que, especialmente en el
Estado de México y en el oriente de la capital federal, se nutre del
clientelismo y del control de quienes trabajan en la informalidad y también en
la ilegalidad, como las grandes agrupaciones de taxis piratas, ambulantes y
contrabandistas.
¿Cuál transparencia? Su partido ha destruido los controles
para evitar que los gobernantes rindan cuentas.
Ocultan por lustros o décadas información que debería ser
del conocimiento público.
Dejan sin funcionar la institución que materializa el acceso
a la información sensible del manejo del dinero por parte del gobierno.
¿Apoyos a la cultura, al deporte, a la infancia? Todo eso
dijo la candidata del partido que ha dejado sin recursos a la cultura, no
financia ni el cine ni el teatro ni la música.
Se han robado hasta los lápices de los organismos deportivos
y no dejan dinero para que nuestros atletas tengan uniformes decorosos.
Tampoco han dado cauce a un antídoto contra adicciones y
delincuencia: la promoción masiva de los deportes populares.
Fue ella, la maestra Delfina Gómez, la que acabó con las
escuelas de tiempo completo cuando fue titular de la SEP, y ahora sale con que
las va a impulsar en el Edomex.
La candidata Delfina Gómez está en un partido que se ha
aliado con la delincuencia en casi todos los estados que gobierna.
Ella misma puede ver los vínculos de las autoridades de
Morena en municipios mexiquenses con cárteles de las drogas, bandas de
narcomenudistas, extorsionadores y asaltantes.
¿Qué seguridad va a imponer? Porque en el Edomex hay que
imponerla, y es muy difícil.
La mancha delictiva y criminal que viene desde la Tierra
Caliente en Guerrero y Michoacán no se va a encapsular en el sur del Edomex,
sino que una vez rotos los cordones de contención va a expandirse a todo el
Estado y a la Ciudad de México.
Eso es lo prioritario que se decide en esta elección, que
también nos incumbe a los capitalinos: gobierno o desgobierno.
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