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martes, 5 de diciembre de 2017

Tu salud merece más tecnología y menos folders

La medicina es uno de los campos donde más se invierte en investigación lo que la ha vuelto en una de las disciplinas de mayor vanguardia tecnológica, aunque no siempre fue así. Hasta la Segunda Guerra Mundial, era una tarea de “alquimistas” más que de científicos.


Al describir la falta de rigor científico entre los galenos antes del siglo XX, el médico y autor británico Druin Burch lo apuntó así: “Ellos, los médicos, proporcionan una clara explicación sobre lo que la gente cree que están haciendo, pero casi ninguno en absoluto sobre si estaban en lo correcto”.

La salud es un estado que se refleja en tiempo real y depende de variables como el código genético y consecuente propensión a ciertas enfermedades, el estilo de vida, la historia clínica, además de los estados mental, emocional y espiritual. Actualmente, la ciencia médica no se queda atrás en lo que se refiere a inteligencia artificial y robótica, y se encuentra al nivel de inversión de disciplinas más visibles como la automotriz, la armamentista y la espacial.

La industria médica es cada vez menos un campo en el que solo se desempeñan investigadores o científicos con solo especialidad médica. Tal es el caso de Cienciamed, firma mexicana que lanzó un producto llamado Mendelex, que permite identificar marcadores biológicos de enfermedades psiquiátricas y neuronales para diagnosticar trastornos emocionales usando la genética. Para desarrollar sus algoritmos trabajaron durante años con matemáticos, estadistas, biólogos y médicos especializados.

Otro destacado ejemplo es Daniel Uribe. Este mexicano presentó hace unos en Silicon Valley una tecnología de cadena de bloques, cuyo propósito es proteger el genoma de cada individuo como respuesta a la naciente y creciente “prostitución” de datos genómicos.

También hace algunas semanas SOPHiA GENETICS anunció en un comunicado que seis instituciones en México adoptaron su inteligencia artificial. Aunque varios se “fueron con la finta” haciendo historias dignas de la ciencia ficción con el anuncio, la realidad es que la importancia radica en el hecho de que las instituciones se van a conectar con SOPHIA para intercambiar terabytes de información, lo que permitirá a los investigadores mexicanos dar sentido a los datos genómicos, para diagnosticar, tratar mejor y más rápido a pacientes de cáncer y trastornos congénitos.

En el futuro el análisis de salud se realizará en tres etapas: la historia acumulada que refleja patrones, incluyendo la etapa neonatal, la salud actual y la probabilidad de lo que esos patrones signifiquen desarrollar alguna enfermedad a mediano o largo plazo.

La salud presente y futura de la población de un país ya no solo es un tema social o económico, es un asunto de seguridad nacional que debe ser atendido con el grado de seriedad que merece.

La pregunta es cómo vamos a atender esta necesidad en México, cuando ni siquiera hay políticas de tratamiento de confidencialidad de la información genómica ni sistemas de colaboración entre la iniciativa privada, gremios, instituciones y gobierno, como por ejemplo un expediente médico digital individual universal; todavía en los hospitales (públicos y privados) se trafican expedientes de pacientes en folders de papel.

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