martes, 29 de octubre de 2024

Trump hará efectivas sus amenazas

 


Aplicar un arancel de 60% a todos los productos chinos y otro al resto de las importaciones de 20% violaría el TMEC y las reglas de la OMC, pero de Donald Trump hay que esperar todo.

Enrique Quintana

 

Una visión popular respecto a los dichos de la campaña electoral de Donald Trump es que una cosa es la retórica de campaña y otra muy diferente lo que eventualmente sería su gobierno.

No esté tan seguro de eso.

En un amplio texto firmado por el Consejo Editorial de The New York Times, se detallan algunas de las medidas planteadas por Trump, y se ofrecen los argumentos del porqué habría que creerlas.

Una de las más preocupantes para los ciudadanos norteamericanos es que ha prometido realizar una persecución en contra de sus enemigos políticos, usando los recursos del Estado.

Para los extranjeros que viven en Estados Unidos, sin embargo, también ha prometido una deportación masiva, de varios millones de personas.

Y en materia arancelaria propuso aplicar un arancel de 60 por ciento a todos los productos chinos y otro de carácter universal al resto de las importaciones de 20 por ciento.

Eso, obviamente, implicaría violar el TMEC, así como las reglas de la Organización Mundial de Comercio.

Pero, de Trump hay que esperar cualquier cosa.

Hay que recordar un episodio contado por algunos colaboradores de Trump que indica que el presidente norteamericano tenía en 2017 listo el documento con el cual iba a retirar a Estados Unidos del TLCAN.

Fue puesto en la charola de los pendientes para firmarlo como Orden Ejecutiva.

Sin embargo, fue detectado por algún colaborador y retirado de allí (algunos señalan que fue Sonny Perdue, el entonces secretario de Agricultura, quien retiró discretamente el documento).

Con una gestión caótica en la Casa Blanca en aquellos días, Trump olvidó el tema y posteriormente fue convencido por empresarios norteamericanos de que lo mejor era renegociar el TLCAN.

De esa negociación, año y medio después, surgió el TMEC.

Algunos piensan incluso que un triunfo de Trump podría ser positivo para México en la perspectiva de que es más factible que sí imponga aranceles generalizados a los productos chinos, mientras que legalmente sería más difícil hacerlo para los productos mexicanos.

De esta manera, piensan, México tendría la posibilidad de seguir incrementando su peso en el mercado de EU, sustituyendo a proveedores chinos.

Otros van más allá y sugieren que incluso si se aplicara un arancel generalizado como lo plantea Trump, habría una depreciación de nuestra moneda frente al dólar, compensado así, parcial o totalmente, los mayores aranceles.

Creo que a veces no se comprende globalmente el significado profundo que puede traer el triunfo de Trump.

Todo indica que, a diferencia de su mandato anterior, en esta ocasión no tendríamos un caos operativo en la Casa Blanca, como fue en 2017.

Aprendió y probablemente su equipo más cercano sea de absolutos incondicionales que tengan clara su tarea y ya no de personajes estrambóticos como lo eran algunos de aquel gabinete del año 2017.

Como le comenté en este espacio hace algunos días, la diplomacia en México dicta que se declare que la relación entre México y Estados Unidos es institucional y que no importa quién quede en la presidencia de Estados Unidos.

La realidad es que sí importa, y mucho.

Pero lo más grave es que las encuestas señalan que los republicanos podrían quedarse con el control del Senado, mientras que en la Cámara de Representantes la competencia es cerrada.

El daño para México y para el mundo de un Donald Trump en la Presidencia, con el control de las dos cámaras del Congreso y mayoría en la Corte, no puede ser sobreestimado.

Probablemente dentro de una semana tendremos ya más elementos para perfilar el futuro.

 

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