Aplicar un arancel de 60% a todos los productos chinos y otro al resto de las importaciones de 20% violaría el TMEC y las reglas de la OMC, pero de Donald Trump hay que esperar todo.
Una visión popular respecto a los dichos de la campaña
electoral de Donald Trump es que una cosa es la retórica de campaña y
otra muy diferente lo que eventualmente sería su gobierno.
No esté tan seguro de eso.
En un amplio texto firmado por el Consejo
Editorial de The New York Times, se detallan algunas de las medidas
planteadas por Trump, y se ofrecen los argumentos del porqué habría que
creerlas.
Una de las más preocupantes para los ciudadanos
norteamericanos es que ha prometido realizar una persecución en contra de
sus enemigos políticos, usando los recursos del Estado.
Para los extranjeros que viven en Estados Unidos, sin
embargo, también ha prometido una deportación masiva, de varios
millones de personas.
Y en materia arancelaria propuso aplicar un arancel de
60 por ciento a todos los productos chinos y otro de carácter
universal al resto de las importaciones de 20 por ciento.
Eso, obviamente, implicaría violar el TMEC, así como las
reglas de la Organización Mundial de Comercio.
Pero, de Trump hay que esperar cualquier cosa.
Hay que recordar un episodio contado por algunos
colaboradores de Trump que indica que el presidente norteamericano tenía
en 2017 listo el documento con el cual iba a retirar a Estados Unidos
del TLCAN.
Fue puesto en la charola de los pendientes para firmarlo
como Orden Ejecutiva.
Sin embargo, fue detectado por algún colaborador y retirado
de allí (algunos señalan que fue Sonny Perdue, el entonces secretario de
Agricultura, quien retiró discretamente el documento).
Con una gestión caótica en la Casa Blanca en
aquellos días, Trump olvidó el tema y posteriormente fue convencido
por empresarios norteamericanos de que lo mejor era renegociar el TLCAN.
De esa negociación, año y medio después, surgió el TMEC.
Algunos piensan incluso que un triunfo de Trump podría
ser positivo para México en la perspectiva de que es más factible que sí
imponga aranceles generalizados a los productos chinos, mientras que legalmente
sería más difícil hacerlo para los productos mexicanos.
De esta manera, piensan, México tendría la posibilidad
de seguir incrementando su peso en el mercado de EU, sustituyendo a
proveedores chinos.
Otros van más allá y sugieren que incluso si se aplicara un
arancel generalizado como lo plantea Trump, habría una depreciación de
nuestra moneda frente al dólar, compensado así, parcial o totalmente, los
mayores aranceles.
Creo que a veces no se comprende globalmente el
significado profundo que puede traer el triunfo de Trump.
Todo indica que, a diferencia de su mandato anterior, en
esta ocasión no tendríamos un caos operativo en la Casa Blanca, como fue en
2017.
Aprendió y probablemente su equipo más cercano sea de
absolutos incondicionales que tengan clara su tarea y ya no de personajes estrambóticos
como lo eran algunos de aquel gabinete del año 2017.
Como le comenté en este espacio hace algunos días, la
diplomacia en México dicta que se declare que la relación entre México y
Estados Unidos es institucional y que no importa quién quede en la presidencia
de Estados Unidos.
La realidad es que sí importa, y mucho.
Pero lo más grave es que las encuestas señalan que los
republicanos podrían quedarse con el control del Senado, mientras que en la
Cámara de Representantes la competencia es cerrada.
El daño para México y para el mundo de un Donald Trump en la
Presidencia, con el control de las dos cámaras del Congreso y mayoría en la
Corte, no puede ser sobreestimado.
Probablemente dentro de una semana tendremos ya más
elementos para perfilar el futuro.
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