Urge un giro profundo en la visión de la política energética del país. Pero para que suceda, se necesita un cambio de visión en la dirección de Pemex.
¿Por qué razón la pérdida neta de Pemex en el
segundo trimestre de este año fue de 251 mil 255 millones de pesos?
Para entender de qué proviene esta gigantesca pérdida, hay
que hacer una breve revisión de la estructura de la empresa petrolera.
Una parte muy importante de Pemex es su actividad de exploración
y producción de crudo y otros hidrocarburos.
Si solo se dedicara a esa actividad, en lugar de perder, en
el segundo trimestre habría ganado 6 mil 692 millones de pesos.
Otra de las filiales de Pemex se dedica a la
logística. En su caso, el resultado fue también positivo en 7 mil 396
millones de pesos.
La refinería de Deer Park es tratada como si fuera
una filial diferente, por lo que también observamos que reportó una utilidad
de 1 mil 84 millones de pesos.
El problema de los malos resultados de Pemex está
específicamente en la filial que se denomina Pemex Transformación
Industrial (PTI, que antes se llamaba Pemex Refinación), pues resulta que
esa sola filial, que incluye las refinerías que operan en el país, perdió
261 mil 741 millones de pesos.
Las ventas totales de esta filial de Pemex fueron de 497 mil
460 millones de pesos.
Pero resulta que los costos que tuvo que pagar para alcanzar
esa cifra fueron de 563 mil 805 millones.
Sumando otros gastos, resulta que PTI tuvo una pérdida de
operación de 119 mil 940 millones de pesos.
Esto quiere decir que por cada 100 pesos que vende por
su pura operación, pierde 20 pesos.
Pero, además, resulta que, al importar productos del
exterior y pagar en dólares, la situación de inestabilidad en el mercado
cambiario que provocó un alza del precio del dólar en junio, le generó una
pérdida cambiaria de 124 mil 477 millones de pesos.
El resultado final es una pérdida neta de PTI de 261
mil 741 millones de pesos.
Si se tratara de un episodio crítico, habría que esperar a
que pasaran los meses para que la situación se normalizara.
Pero resulta que pasan y pasan los trimestres y que PTI
sigue con resultados negativos.
La pérdida acumulada de PTI desde 2019 hasta la
primera mitad de este año es de 968 mil 229 millones de pesos.
No hay manera de que Pemex sobreviva en el mediano plazo,
sin que al mismo tiempo se lleve al garete las finanzas públicas del gobierno
mexicano, si no se hace algo con PTI.
Hace muchos años, Lula, en su primer periodo como
presidente de Brasil, decía que la gran diferencia es que, para Brasil, el
petróleo era un instrumento para el desarrollo mientras que para México era un
mito.
Brasil no es el mejor ejemplo del manejo del petróleo. Pero,
Pemex es el peor.
No hay finanzas públicas que aguanten otro sexenio de
pérdidas como las que le he descrito.
Y todo ello, derivaba de la convicción de López Obrador de
que el gran objetivo era conseguir la autosuficiencia en petrolíferos.
Hubo una cantidad impresionante de recursos que se canalizó
a Pemex. Superó por mucho los volúmenes de inversión de Pemex.
El actual sexenio ya terminó.
La visión de Pemex como ese gran símbolo que nos cuesta
una ‘billonada’ debe quedar atrás.
AMLO creció al amparo del petróleo.
Quizás no se hubiera convertido en líder social si no
hubiera protestado ante los efectos de Pemex en Tabasco.
Los pozos tomados fueron su primer gran símbolo
nacional, que lo convirtió en un político que ganó la presidencia de uno de los
grandes partidos del país. Y de allí salió su carrera a la Presidencia.
Claudia no tuvo este camino. Y su visión filosófica es
la de la transición energética.
Esperemos que, con ella, tengamos un giro profundo en la
visión de la política energética del país.
Pero para que todo ello suceda, se necesita un cambio
de visión en la dirección de Pemex.
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