Ser feminista en América Latina es nadar contra la
corriente, pero es nadar hacia la libertad. - Marta Lamas
Muchas mujeres ya despertaron de la pesadilla del
matrimonio. Esa trampa que nos vendieron en forma de dulce realización. Esa
mentira que ha mantenido en desigualdad y violencia a millones de mujeres.
El divorcio ha dejado de ser un estigma en diversas
sociedades. Las mujeres que eligieron terminar con sus matrimonios abrieron el
camino a las siguientes generaciones, que vieron que no es el único camino,
sueño o realización.
Esas mujeres que se atrevieron a desafiar a sus familias y
amistades, a la sociedad toda, al elegir caminos contrarios a los definidos por
los mandatos machistas y patriarcales, fueron las que desvelaron el mito del
matrimonio feliz. Esa institución represora y fuente de la infelicidad de las
mujeres. Un contrato social que beneficia solo a los hombres.
¿Y por qué el matrimonio solo beneficia a los hombres? Según
Coral Herrera, Doctora en Humanidades y Comunicación e investigadora sobre
feminismo y la construcción sociocultural del amor romántico, en el matrimonio,
los hombres “son premiados con una mujer-criada, una mamá-esposa, una mujer que
ejerce de secretaria, cocinera, limpiadora, niñera, enfermera, asistente,
psicóloga, maestra, lo hace gratis, y además te trata con amor.”
Miles de mujeres, después de haber dedicado la vida a sus
matrimonios, se encontraron en la adultez mayor sin dinero o propiedad alguna.
Trabajaron gratis para su familia, no recibieron un solo peso por esas labores,
y al cabo de los años, se dieron cuenta que eso era violencia económica.
Demasiado tarde para ellas. Aunque demasiado temprano para sus hijas, sobrinas,
hermanas, amigas, que se vieron en esos espejos y aprendieron de esas
injusticias.
No pasaron por el feminismo, ni sabían qué era el
patriarcado o el género. No hacía falta tanta teoría para comprender que el
matrimonio no era negocio, al menos para ellas. Un arreglo donde las mujeres
salen perdiendo, particularmente con el otro mito con el que viene envuelto ese
regalo perverso, el del amor romántico.
Hoy diversos estudios comprueban que las mujeres solteras
son más felices. Para los que tenían dudas, el psicólogo Paul Dolan afirma en
su libro Happy Ever After: Escaping The Myth of The Perfect Life (Felices
para siempre: escapando del mito de la vida perfecta) que: “Las mujeres ahora
son más autónomas y autosuficientes y reconocen que ellas solas pueden salir
adelante si eso desean. De hecho, la soltería en las mujeres se convirtió en
factor de protección para la salud mental y de la felicidad, al desarrollar
vínculos consigo mismas, tener una vida social más libre y decidida, hacer
planes solas y depender, cada vez, menos de los hombres”.
Para mí, hoy las mujeres se están eligiendo a ellas mismas.
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