Oscar es uno de tantos mexiquenses que ha sufrido los estragos por el cierre de su negocio. A lo largo de este tiempo ha rematado sus bienes, pedido fiado, e incluso, ha sacado a sus hijas del colegio
La pandemia por la Covid-19 ha impactado de manera
significativa la economía de varias familias mexiquenses, entre ellas, la familia
Ávalos Uribe de Ecatepec.
Oscar de 31 años, jefe de familia, esposo y padre de dos
niñas, relató al Sol de Toluca que antes de la llegada del coronavirus a México
rentaba una bodega donde vendía motores y autopartes. Su negocio marchaba bien
ya que además de tener una camioneta para el trabajo, era el propietario de un
vehículo deportivo.
Aunado a esto, aseguró que las ventas de su negocio le
permitían pagar los sueldos de tres personas: dos hombres y una mujer. En casa
el dinero no era problema para vivir bien. Sus hijas estudiaban en colegios
particulares y los paseos o salidas durante el fin de semana eran frecuentes.
“Me acuerdo que fue por marzo del 2020 cuando empezaron los
primeros contagios. La verdad en la zona de deshuesaderos entre Tecámac y
Ecatepec a todos nos valía gorro. ¿Eso qué?, es un invento del gobierno ya no
saben que sacar, decíamos”.
Con la llegada de los primeros fallecimientos a la zona,
entre estos uno de sus trabajadores, también comenzaron los rumores de que
habría horarios para la operación de los establecimientos por lo que, con el
paso de los días y ante el incremento de las muertes a causa de Covid-19, el
gobierno decretó el cierre de los negocios considerados como no esenciales.
Oscar estaba seguro de que el cierre sería pasajero e
incluso se reportaba listo para afrontar este panorama ya que contaba con
algunos ahorros; sin embargo, los fallecimientos aumentaron y el cierre se
alargó. Con el paso de los días ya no pudo pagar sueldos y rentas e incluso
detalló que tuvo que regresar a sus proveedores algunos autos.
“No había trabajo, los únicos lugares abiertos que vendían
productos de primera necesidad también redujeron el número de empleados. Ya
tampoco pude pagar la renta de la casa y nos fuimos a vivir a casa de mi
suegra”, dijo.
Explicó que para ayudar con los gastos tuvieron que vender
la camioneta y el coche así como dar de baja a las niñas de la escuela.
Posteriormente se deshicieron de los aparatos electrónicos que eran parte de
los muebles de su hogar.
“Tuve que dejar en menos de la mitad los aparatos
electrónicos, una de las pantallas de 50 pulgadas que tenía como 10 meses y que
me costó 14 mil pesos, la tuve que dejar ir en 5 mil y así los demás aparatos.
No puedes regatear porque al igual que uno, la gente no tiene dinero”; externo.
El joven, vecino de la colonia Ciudad Cuauhtémoc, tuvo que
buscar la manera de llevar dinero a casa por lo que buscó a sus proveedores
quienes le fiaron un par de motores. Primero los ofertó y vendió a través de
internet por 10 mil pesos pero esto se dio en un lapso de dos meses por lo que
le sirvió de muy poco.
“Con los fierros es así, hay semanas en las que puede vender
de 4 a 10 mil pesos y otras en las que no hay venta. No hay dinero, todos
necesitan refacciones y al no poder comprarlas nuevas acuden a nosotros pero
hoy la economía está muy difícil”, dijo.
Poco a poco Oscar ha podido juntar dinero y rentar una
pequeña bodega con de oferta motores completos y por partes, ya no tiene
trabajadores, es Mariel su esposa quien lo apoya contestando el teléfono y
agendando citas. Aseguró que hay días en los que solo ha sacado el pago de la
renta que es de 5 mil pesos. Los lujos y paseos son cosas del pasado debido a
que ahora, para la entrega y traslado de piezas, su suegra le presta una
camioneta.
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