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lunes, 20 de noviembre de 2017

La Revolución en el Estado de México

La Revolución Mexicana fue un movimiento social durante el cual el Estado de México y Toluca participaron activamente, ya que Andrés Molina Enríquez, quien nació en Jilotepec, fue uno de los precursores al publicar, en 1909, su libro Los grandes problemas nacionales.


Esta obra, junto con la de Francisco I. Madero, editada ese mismo año, titulada: La sucesión presidencial en 1910, prendieron la chispa de la revolución.

Pero fíjese usted lo que son las cosas, en el año de 1910, en el mes de septiembre para ser precisos, en todo el país se celebraban con gran entusiasmo y júbilo los festejos conmemorativos del centenario de la independencia y nadie imaginaba que dos meses después, México se enfrascaría en una gran revuelta.

Posteriormente, en 1912, ya siendo presidente de la República, Francisco I. Madero, acompañado de su esposa Sara P. de Madero, el vicepresidente José María Pino Suárez y el diputado Serapio Rendón visitaron nuestra ciudad, donde se congratularon de encontrar un nutrido grupo de liberales, entre quienes se encontraban: Valente Enríquez, Cirilo Cancelada, Idelfonso Velásquez, Heriberto Enríquez, Leodegario Arce, José de la Sema, Leopoldo y Gustavo Vicencio, Enrique E. Enríquez, José Guzmán, Eduardo González y Pichardo, Francisco de P. Castañeda y Leopoldo Zincúnegui Tercero.

De las diferentes etapas revolucionarias por las que tuvo que pasar Toluca como lo fueron la Maderista, Huertista, Zapatista y Carrancista, estas dos últimas fueron las más importantes, ya que al amparo de estas fuerzas la Convención Revolucionaria que pretendía ser el centro rector de la política nacional se estableció en nuestra ciudad en 1915 y se realizó la dotación de tierras a los pueblos en 1917, 1919 y 1920. Asimismo, se promulgó la Constitución Política del Estado de México el 31 de octubre de 1917, la cual fue publicada por el gobernador Agustín Millán y el secretario general de Gobierno, Andrés Molina Enríquez.

Nuestro municipio comprendía dentro de su jurisdicción en aquel entonces una ciudad, veinticinco pueblos, diez barrios, treinta y seis ranchos, cuatro rancherías y veintinueve haciendas agrícolas y ganaderas, de las cuales destacaban por su importancia las de San Nicolás Tolentino, Canaleja, La Pila, San Diego de los Padres y La Garceza.

Durante el período de 1910 a 1920 sus habitantes se vieron inmersos en una gran anarquía política, económica y social, trayendo como consecuencia que se detuviera el desarrollo que se había iniciado con José Vicente Villada como gobernador del estado y Benito Sánchez Valdés como presidente municipal.

La ciudad vivió un virtual estado de sitio, pues la mayor parte del tiempo las tropas federales y del estado la tomaron como punto de reunión, imponiendo en la población un gran terror y manteniéndola en constante alarma, además de sufrir de hambre por la escasez de alimentos, encarecimiento de los víveres y la falta de dinero para comprarlos; llegó a tal grado la pobreza que el gobernador Gustavo Baz, en 1915, repartió gratuitamente en varias ocasiones productos básicos.

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