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jueves, 23 de noviembre de 2017

¿Bebes para relajarte? No todo el alcohol tiene ese efecto y este estudio lo muestra

Si eres de los que se echan 'una copita' para relajarse, te tenemos una noticia: un grupo de científicos británicos analizó las emociones de consumidores de diversos tipos de alcohol y encontró que algunas bebidas hacen todo menos relajarte.


¿Cuando andas muy estresado o con mucha chamba, te echas una 'copita' para relajarte? Quizás sea momento de que te busques otro pretexto.


Un grupo de científicos británicos analizó la Encuesta Global de Drogas 2016, aplicada a 29 mil personas de entre 18 y 34 años de 21 diferentes países, entre ellos México, y encontró que los consumidores creen que algunas bebidas no ayudan propiamente a relajarse e incluso sirven como estimulantes.

El análisis de los especialistas del King's College de Londres y el Servicio Nacional de Salud en Gales refleja que los licores hicieron sentir a la mayoría de las personas encuestadas (58 por ciento) energizadas y con más confianza (59 por ciento), mientras que apenas uno de cada cinco (20 por ciento) dijo sentirse relajados.

Por el contrario, el vino tinto y la cerveza provocaron que la mitad de los bebedores se relajaran (53 y 50 por ciento), aunque la cerveza resultó además ser estimulante para uno de cada cuatro, según el análisis.

El vino blanco también contribuyó a la relajación en uno de cada tres casos, y resultó la bebida menos estimulante, pues sólo el 15 por ciento de las personas consultadas dijo sentirse con más energía.

Entre los hallazgos, también destaca un aspecto negativo: si bien pueden resultar estimulantes, los licores también fueron señalados por 30 por ciento de las personas como causantes de un comportamiento más agresivo. Ese porcentaje contrasta con los bajos niveles de agresividad que reportaron con las otras bebidas, de 3 por ciento con los vinos y sólo 7 por ciento con la cerveza.

En un análisis del reporte elaborado por Quartz se señala que el estudio carece de algunas preguntas adicionales, como la combinación del consumo de diferentes bebidas.

Además, otro de los problemas con el análisis está en que se basa en los recuerdos de personas que consumieron alcohol, y no indaga la velocidad con la que bebieron o cómo se sentían antes de consumir alcohol.

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