Sorpresas relevantes, pero con un ligero sabor de anticipación, esa fue mi reacción al saber desde el pasado jueves la decisión de Margarita Zavala de renunciar al PAN. Ricardo Anaya debe aceptar la culpa de la profunda división que existe en Acción Nación, pero sobre todo debe de reconocer los tropiezos para unificar los grupos internos que existen en su partido, no toda la culpa es de él, dicha división tiene un antecedente largo, siendo precisos desde la Presidencia de Vicente Fox y cuya tensión cobró mayor fuerza en la administración de Felipe Calderón por si fuera poco durante y después de las elecciones de 2012.
Con la salida de Margarita también se va el anhelo de obtener la presidencia por el PAN, que conste no menciono que Zavala sea el único pilar fuerte de ese partido, pero algo es cierto, la figura de ella y su marido atrae varios simpatizantes panistas capaces de renunciar a su instituto político y refrendar su apoyo a esta abogada capitalina.
Se ha mencionado en repetidas ocasiones que al interior del PAN actualmente existe un control en exceso, aunque en términos generales el dirigente de cualquier partido político debe tener un dominio y autoridad hacía con sus afiliados, pero en este escenario panista parece que el dirigente nacional es juez y parte.
Desde 2015 Margarita anunció sus aspiraciones políticas para el 2018. Un año después en 2016 publica su autobiografía “Margarita MI HISTORIA” una herramienta ad hoc para hacer “campaña” de manera discreta como lo hace el poblano Moreno Valle con su libro “La fuerza del cambio” o como en su momento Jorge Castañeda con su libro “Solo así: Por una agenda ciudadana independiente” cuando intentaba construir su candidatura independiente.
El pasado viernes Margarita Zavala renuncio al PAN formalmente y como ella o dice fueron 33 años de militancia. Las incógnitas que se tejen de todo esto son, ¿Es valida una candidatura independiente para ella? ¿Cuántos votos le restara al PAN? ¿La contienda electoral es ahora entre PRI y MORENA?
Después de que el polvo se disipe el panorama quizá y solo quizá se esclarezca, aunque sea un poco.
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