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domingo, 9 de julio de 2017

La brujería, Arma de ataque de los políticos o disfraz de problemas estructurales del sistema político mexicano







La santería se complementa con las tradiciones de arraigo prehispánicas y coloniales ligadas a las
prácticas de catolicismo
Alma Espinosa
En las contiendas políticas la brujería puede funcionar como una estrategia para descalificar al “contrincante”, también puede servir para “disfrazar” los problemas estructurales de nuestro propio sistema político y, ¿por qué no decirlo?, para vender bien una nota periodística, declaró Nahayeilli Juárez Huet, ganadora del primer Premio Gonzalo Aguirre Beltrán, convocado por la Universidad Veracruzana (UV) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Golfo.

En entrevista electrónica, la ganadora y egresada del Doctorado en Antropología Social por el Centro de Estudios Antropológicos de El Colegio de Michoacán, expresó que la brujería o santería se vuelve foco de atención pública, entre otras razones porque todas estas prácticas están estigmatizadas y muy a menudo se les considera “cosa de ignorantes”; al mismo tiempo, dijo, muestran la “fascinación” que genera este mundo llamado de magia y brujería. A lo anterior hay que sumar el hecho de que la investidura política no elimina al sujeto sociocultural que la toma.

Lo anterior luego de preguntarle sobre su tesis “Un pedacito de Dios en casa: trasnacionalización, relocalización y práctica de la santería en la Ciudad de México”, y las recientes publicaciones sobre la practica de la santería por políticos y lideres sindicales. La ganadora explicó que ésta no es la primera vez que la santería es noticia pública y “tampoco me parece novedad alguna que los políticos (no sólo de México) consulten con una diversidad de ‘especialistas’ esotéricos y/o espirituales, llámense brujos, chamanes, astrólogos, santeros”.
Al referirse a la transformación de la santería a través de los años, comentó que la complementariedad de origen de la santería (que en su práctica abarca tanto al espiritismo, al palo monte y al catolicismo popular) se entrecruza y se refuerza en México, por un lado, con las tradiciones de arraigo prehispánicas y coloniales ligadas a las prácticas de catolicismo popular y también al espiritualismo trinitario mariano.

Por el otro, con las prácticas neoesotéricas que introducen elementos de culturas orientales y de antiguas tradiciones esotéricas y que en los últimos 15 años también se han hecho muy visibles. Esto ha favorecido que la santería adquiera sobre todo un carácter predominantemente complementario con estas prácticas, y que muchos de sus elementos circulen como mercancías resignificadas, las cuales muchas veces quedan desprovistas de su contenido “original”.

Dijo que su tesis trata de reconstruir el proceso a través del cual la santería cubana se difunde en México; la forma en la que circula y ha sido representada en diversos ámbitos y las cualidades o elementos que la hacen susceptible de ser aceptada entre los mexicanos, tomando como caso de estudio la Ciudad de México y su área metropolitana. Este proceso no está ligado solamente a cuestiones religiosas, sino también políticas, económicas y culturales.
Lo estructuró en tres partes, la primera la situó desde principios del siglo XX hasta 1959, en la cual las industrias culturales de la música y el cine fueron importantes mediadores en las primeras representaciones de la santería en suelo mexicano. Durante su segunda fase, que abarca hasta finales de la década de los ochenta, se observan los primeros cambios cualitativos de su implantación en México, como consecuencia de las olas migratorias de cubanos a Estados Unidos después de la Revolución y del escándalo de los llamados “narcosatánicos”.

A partir de los noventa comienza la tercera etapa, caracterizada entre otros aspectos por una mayor divulgación de la misma y su práctica complementaria con otras «tradiciones» y sistemas de creencias; su inserción dentro de un contexto sociocultural que la confina a la estigmatización; una pugna más evidenciada en torno a la legitimidad religiosa entre mexicanos y cubanos; y la gestación y crecimiento del movimiento de “retorno a las raíces”, es decir, a África (particularmente Nigeria) y que pretende depurar a la santería de elementos ajenos como los cristianos.

Agregó que la santería, aunque está anclada simbólicamente a Cuba por ser su cuna, ha trascendido sus fronteras nacionales desde hace varias décadas y su presencia hoy abarca varios países no sólo de América. Sus practicantes, a pesar de estar localizados en distintos puntos geográficos, están unidos por distintas redes religiosas, artísticas, políticas, virtuales; esto le da a este proceso su carácter transnacional. Paralelamente se observa cómo el medio sociocultural de cada contexto en el que la santería está presente, va imprimiéndole alguna particularidad, a este proceso le podemos llamar relocalización de la santería.

Finalmente, aseguró que el premio –que será entregado el próximo mes en el CIESAS Golfo– le servirá para difundir su trabajo y contribuir en la investigación del tema. Además, agregó, la vasta obra de Aguirre Beltrán es inspiradora y fundamental en la antropología mexicana, pues fue pionero en los estudios sobre las poblaciones de origen africano en México.

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