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jueves, 29 de junio de 2017

¿Crisis familiar?

Ricardo Homs
Hoy que el tema modelo de familia ha desatado múltiples reacciones, que se manifiestan en activismo en las calles y en las redes sociales por parte de un importante número de feligreses católicos, se vuelve fundamental identificar cual es el problema real que hoy afecta a la familia tradicional.
El problema de fondo es el alarmante aumento en el número de divorcios, con las consecuencias que esto trae consigo como el impacto emocional en los hijos y la dificultad de que los padres participen en la formación moral de ellos.
Otro grave problema es la pérdida de autoridad de los padres para poder guiar la educación de los hijos. Cada vez vemos que disminuye la edad en que es imposible influir en ellos. Anteriormente después de la adolescencia iniciaba la etapa de la rebeldía y el rechazo a la autoridad de los padres. En cambio hoy vemos que los niños en edad temprana, bajo la influencia de campañas que solo les hablan de derechos y se evita hablar de responsabilidades, se resisten a aceptar las indicaciones paternas.
¿Y qué decir de los cambios en el estilo de vida, que derivan en disminución de las oportunidades de convivencia familiar?.
Anteriormente la familia se reunía alrededor de la mesa para comer y cenar y de ahí se derivaba la convivencia que fortalecía la cercanía emocional entre familiares, así como las oportunidades de compartir los acontecimientos de la vida. Ello permitía a los padres participar en la formación moral de los niños pequeños.
Cuando la TV tenía pocos canales la familia se reunía para ver los poquísimos programas que se ofrecían. En cambio, hoy vemos que con la multiplicidad de opciones que ofrecen los canales de paga, es lo que ha propiciado que la TV se convierta en un hábito personal y por consecuencia la familia se disgregue.
Además hoy la WEB ha fortalecido el individualismo y entorpece la convivencia familiar. La pérdida de valores es evidente. No sólo los valores morales, sino también los sociales, que nos ayudaban a formar mejores ciudadanos.
Hoy que la violencia nos agobia es conveniente reconocer que vivimos una gran crisis de valores, porque el lugar donde se adquirían los de tipo moral, que era la familia, también enfrenta graves problemas de inestabilidad. Por otra parte la escuela, donde se adquirían los valores sociales, que ayudaban a formar ciudadanos respetuosos de la ley y del orden público, también enfrenta graves problemas, que le impiden cumplir con esta importante misión.
No se consigue defender el valor de la familia tradicional atacando las creencias de otros, sino buscando resolver los orígenes del problema.
Si bien cada vez es más difícil propiciar la convivencia familiar de tipo cotidiano que antes se daba de forma natural, debido a las nuevas características del estilo de vida contemporáneo, sí podríamos establecer como objetivo compensar esa carencia buscando crear nuevas oportunidades de convivencia los fines de semana, para que una cercanía emocional intensa y significativa permita rescatar la influencia positiva de los padres en la f
ormación moral de los hijos pequeños.
Restablecer la cercanía afectiva entre padres e hijos durante la etapa de la niñez, será fundamental para la formación moral de las nuevas generaciones, aunque esto significa un sacrificio en inversión de tiempo de calidad por parte de los padres a fin de compensar toda la influencia negativa que llega a los niños a través de los medios masivos de comunicación y de las redes sociales.
Además también es necesario que los hijos perciban el ejemplo de una vida congruente y honesta por parte de los padres. Sólo así podremos revertir esta crisis moral que hoy aqueja a nuestro país.

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